viernes, 21 de octubre de 2011

El Mundo del Equilibrio Capitulo 16

Capitulo 16

Aquel mundo a mi vista

Estaba entumecida temblando de frio abrazado nuevamente con aquel ser frio e indomable, cuyas manos estaban enredadas con las mías, me parecía incomodo que alguien estuviera en contacto conmigo cuando este no sentía nada por nadie y me incluía a mí misma, aunque sí, me parecía gracioso que Sirrah se riera de Araxiel porque aunque con su mirada fría   y sin expresión de sentimientos, él estaba más incómodo que yo con su contacto.

Tenía mucho sueño, me quedaba dormida esporádicamente, tenía mucho miedo de quedarme dormida aunque dos seres  con gran poder me cuidaban, o eso era lo que pensaba en ese momento, sentía que tenía semanas sin cerrar los ojos e igual mi cuerpo ya estaba adolorido por todo lo que he experimentado para llegar a este sitio. Aun después de haber pasado por tantas cosas no entiendo que hago en este plano, a merced de esta oscuridad tan profunda en un mundo sin mis añoradas estrellas las cuales veía como decía Sirrah cada noche antes de dormir, ahora no, tengo frio y me siento más sola que nunca.

Sirrah se quedaba viendo a un lado, sus ojos podían ver a través de esta infinita penumbra, Araxiel también mantenía una mirada indiferente a mi presencia, el frio crecía progresivamente y Sirrah seguía con su adicción al tabaco.

-aun mantienes esa necesidad mortal de dormir-

-si, no me percate hasta este momento- dije acurrucándome entre la manta que él había colocado sobre mí.

-Pero tú mantienes ese vicio como un mortal seducido por la nicotina-

-estamos a mano entonces mi bella dama- decía expulsando humo de su boca

-¿y tú Araxiel? ¿Qué necesidad mortal aun mantienes en ese ridículo temple de frialdad y serenidad infinita?-

Él se le quedo mirando un rato

-ohh disculpa por la pregunta señor perfecto, ohh si… el señor Araxiel no tiene ninguna debilidad de mortal... ¡anda estamos en confianza! ¡Dilo! ¿Qué parte de ti sigue siendo como la de un mortal?

-prefiero no hablar de esto… ya ella sabe lo que tiene que saber de mí y a ti no te incumbe saber más de lo que sabes de mi-

Yo escuchaba su plática mientas mantenía mis ojos cerrados. Aunque no me interesaba mucho lo que decían, solo quería descansar, los gritos de bestias y demonios que rondaban por la zona no me dejaba de terminar de agobiar mi mente.

Al Abrir los ojos Sirrah seguía sentado afilando una de sus cuchillas

-¿porque en este mundo las armas de fuego no funcionan?- dije tímidamente

-Muy sencillo mi querida dama, aquí en estos planos la energía que nos conecta a todos sea de buen origen o maligno es la que reina, tu transmites tu poder, tu esencia a este tipo de armas, sea esta simple cuchilla o la ridícula espada de tu maestro-

-Las armas de fuego no trabajan así, no puedes conectarle tu esencia, tu poder a un objeto que no trae honor a tu ser. Con honor se vive y con honor se muere ¿no recuerdas las palabras que te dijo aquel guardia al salir de la fortaleza? Pues es así, incluso cuando luche con Cypher ningún demonio intervino porque esa es la única forma de morir incluso para ese tipo de seres-

Me sentí algo avergonzada por preguntar estas cosas así que decidí no decir más nada mientras estábamos sentados alrededor de aquella luz, incluso no tenía ganas de preguntar cuando por fin terminaría esta oscuridad para seguir nuestro camino.

A lo lejos aquellos demonios gritaban con más fuerza y aquellos que se hacían sentir sobre nosotros también sollozaban con más  agudeza que antes… todos en un extraño coro de dolor sin sentido.

-Ya pronto se ira la oscuridad. Así como tu tormento hija mía y bueno prepárate para más tormentos en nuestro maravilloso viaje-

Sirrah envaino su cuchilla levantándose del suelo.

-¿me imagino que estas mejor?- decía mientras le lanzaba una mano a ambos para seguir.

-¡cállate!-

-no te sientas agredido solo quiero ayudar a tu aprendiz, no hablo contigo-

-Tú y tus Ridiculeces-

Le decía a Sirrah mientras el seguía riéndose de el

Yo solo trataba de contener la risa por este hombre que solo busca acabar con la infinita paciencia de mi señor.

Ya de pies mi maestro señalo a un lado y no entendía lo que quería decirme y como si estuviéramos en un largo pasillo donde las luces se prendían desde el otro lado, así la luz volvía hacia nosotros y aquellos gritos desaparecieron con la oscuridad

El clima cambio otra vez pero por los momentos era más agradable mientras el frio se transmutaba en calor, pero no era momento de pensar en eso, di unos pasos atrás, ya Araxiel se veía recuperado.

Seguíamos el paso de Sirrah e incluso llegamos a un acantilado y a lo lejos una tormenta adornaba el horizonte, era de un color morado con truenos rojizos y no paraban de centellear, debajo de nosotros una neblina negra no permitía ni siquiera ver si existía algo por donde seguir caminando.

Sirrah se agacho  lanzando una roca, después de quedarse varios segundos al erguirse se nos quedó mirando sonriente.

-¿de qué te ríes?- le pregunte

-los espero allá abajo-

Y con esas palabras se lanzó de espaldas al vacío con sus brazos estirados

-¡No! ¿Qué ha hecho Araxiel? ¿Qué ha hecho?-

Solo se lanzó del acantilado y sigues tú-

-¿Cómo que yo?... no puedo hacer eso-

-Confía en mi… no te pasara nada, te espero abajo-

-¡No! Espe…-

No termine de decir nada cuando él ya se precipito como si se lanzara al mar. Me quede arrodillada en el borde del acantilado, no sentía miedo pero algo dentro de mí no me dejaba saltar, después de varios minutos no tuve opción, solo cerré los ojos y deje que mi cuerpo  se derrumbara  hacia aquel celaje.