viernes, 4 de noviembre de 2011

El Mundo del Equilibrio Capitulo 17

Capitulo 17

Los colosos

Aún mantenía mis ojos cerrados esperando que algo sucediera antes de golpear el suelo, los segundos eran inquietantes mientras aun caía del precipicio, me preguntaba cuando terminaría este viaje. Solo sentí que alguien me abrazaba y empecé a caer más lentamente, era mi maestro.

-No creas que te dejaría sola de esa forma- decía manteniendo sus ojos cerrados.

Caíamos suavemente y pude llegar a ver a Sirrah con sus brazos cruzados viendo como llegábamos al suelo.

-¡la pobre niña aún le falta mucho que aprender!  Que maestro tan patético que no le ha enseñado ni siquiera aunque sea flotar- decía dándonos poco a poco la espalda.

-es más fuerte que tú y lo sabes-

- por supuesto amigo mío- dijo para luego acercarse a Amy y masajear sus cabellos.

Cuando ya pude permanecer de pie Sirrah estaba frente a un extraño pantano, el calor aun estaba presente y ahora más húmedo que nunca, de los pozos de agua salía vapor con tonos azulados.

-Ponte algo con lo que no puedan ver quién eres-

-¿Supones que una túnica sería suficiente?-

-Exacto- dijo aplaudiendo, con esto  al cruzarse los brazos salieron hilos de sus dedos que rodearon su cuerpo creando una túnica gris.

-si puedes pon tus ojos con algún tono blancuzco así no verán tu rostro- dijo Araxiel creando su propia túnica
Me preguntaba ¿cómo hacer eso? Recuerdo que cuando alcanzaba el equilibrio podía transmutar lo que me rodeaba y cambiar algunas características de mi cuerpo y una era justamente eso blanquear mis ojos.

-Anda inténtalo nuevamente, solo recuerda la paz de tu hogar y recuerda la crueldad del mundo solo así volverás al equilibrio-

Baje mi vista cerrando mis ojos en el momento que recordaba la primera vez que vi el gran muro de fuego, recordando aquella ves que escuche la voz de mi madre detrás de aquel espejo,  nuevamente al abrirlos ya estaban blancuzcos y Sirrah me mostro su sonrisa.

-ahora solo este detalle-

Así como se hizo una túnica así mismo me creo una rodeándome aquellos hilos que salían de sus dedos.
Proseguimos caminando sobre aquel pantano, en el fondo salían manos queriendo agarrarnos, Sirrah flotaba para no ser agarrado, Araxiel en cambio usaba su espada para cortarles pero yo solo hacia lo que dentro de mi nacía hacer, no los cortaba ni podía flotar solo me mantenía en el equilibrio y por esto las manos se detenían antes de tocarme y regresaban a la tierra.

-ohhh ¡qué cosa más extraña! ¡Estos seres no pueden siquiera tocarle! Esto si es un espectáculo para mis ojos-

Araxiel seguía callado, cortaba esas manos con gran facilidad y sin hacer mucho esfuerzo con pocos movimientos de su espada.

-Sirrah ¿Cuánto falta para llegar a los palacios principales?-

-¿Por qué la pregunta?-

-¡Llevamos mucho tiempo caminando en este mundo alejado del gran muro de fuego!-

-¿Acaso no te gusta este sitio? O ¿es que no te da nostalgia pasar por estas tierras? Ahh ya se el señor Araxiel le da nostalgia la magnificencia de los palacios donde rige el principal-

-solo quiero terminar esto-

-Algo se mueve- dije

-¿Cómo así? Yo no siento nada-

-¡claro que no sientes nada elevado sobre la tierra!-

-jajaja disculpa pues no es para que te enojes-

El suelo seguía crujiendo  mientras Sirrah desenvainaba sus cuchillas y volvía al suelo.

De la neblina salió un ser enorme moviéndose lentamente, tenía el cuerpo de un Ogro, armado con porras, de sus ojos salían una luz anaranjada buscando algo en el suelo, no era necesario que me dijeran que tenía que evitar que aquel ser  me viera, pero no sabía cómo hacer esto.  Sirrah no le prestaba atención y Araxiel también estaba tranquilo, como si aquella bestia nunca caminara alrededor de nosotros.

Mi maestro me volvió a agarrar de la mano aunque el sabia de mi estado actual, sabía que volvería a ser humano si se acercaba mucho a mí.

-Solo sigue por donde yo camino, a Sirrah nunca lo verán pero tú y yo somos otra historia-

Siempre tratamos de mantenernos a espalda del coloso mientras  el caminaba en círculos y nosotros también.

-¿por qué seguimos caminando en círculos si podíamos seguir?-

-este no es el único, deja de cuestionarme y haz lo que yo te diga-

Ahora Otros colosos aparecían en nuestro campo de visión, Araxiel seguía esquivando sus cuerpos tratando de estar a espaldas de ellos.

-Cuando yo te diga te soltare y me seguirás lo más rápido que puedas, sé que no te he enseñado mucho porque tu deber es aprender por ti misma, todas las palabras de Sirrah son solo para tratar de malhumorarme-

Seguíamos pasando de coloso en coloso como un extraño andar caminando en círculos siempre estando a sus espaldas.

-¡Ya!-

Araxiel se lanzó directamente hacia uno de esos gigantes pasando entre sus piernas.

-¡qué esperas Ven!  ¡Ya no hay opción!-

Corrí lo más que pude, aquellos gigantes confusos caminaban en todas direcciones, nosotros pasábamos entre sus armas y entre sus piernas esquivando las luces que salían de aquellos ojos

-¡solo sígueme, Rápido!-

Mis cabellos interrumpían mi vista pasando de coloso en coloso, estaba aturdida y cansada; Apenas podía mantener el ritmo y aquellas luces nos rodeaban,  ellos rugían del desespero de no saber quiénes entraban a su reino.

Araxiel con su espada corriendo se acercó peligrosamente a uno de ellos cortándole parte de la pierna izquierda de uno de ellos haciendo que este callera, me hizo una seña de que me apurara, estos gigantes lanzaron su vista a su compañero caído mientras este volvía a erguirse pero las manos que nos atacaron al principio no le dejaron, estas le destruían el cuerpo desgarrándole la piel, el gigante agonizante solo sollozaba, era el momento perfecto para seguir adelante.

Entre la confusión seguían corriendo desesperadamente para alejarse de esa zona, con cada paso que dábamos las manos también nos perseguían. Hasta el punto en que ya desistieron reuniéndome con Sirrah que se nos adelantó.

-¿ya terminaron de jugar con los gigantes?-

-gracias- le dije a mi maestro

El solo inclino su cabeza.