martes, 25 de diciembre de 2012

El mundo del Equilibrio 2 Capitulo 7 Un segundo y misterioso Sueño


El mundo del equilibrio 2

Capítulo 7

Un segundo y misterioso sueño

La espada estaba frente a mis ojos, estos eran hombres les importaban mi vida menos de los que les importaba el infernal calor que nos agobiaba a todos, algunos de ellos terminaban de quitarles la vidas a mis hermanos agonizantes que aun trataban a toda costa de seguir viviendo, sentía un gran dolor al escuchar sus gritos agonizantes, sentía desesperación escuchar como los decapitaban sin el menor remordimiento y eso esperaba que hicieran conmigo, esperaba mi turno mientras sudaba frías gotas, y mientras seguía escuchando gritos  sentía el olor de carne quemada porque también lo quemaban vivos, empecé a rezar, escuchaba todos sus gritos en el fondo de mi alma, aunque no los veía pues solo observaba el brillar del sol que se reflejaba en el filo del arma que estaba a pocos centímetros de mis ojos y cuando por fin la vida de todos aquellos hermanos de armas se habían extinguido para siempre me rodearon, cerré mis ojos rezando porque esto nunca pasara, esperando que todo volviera a ser como antes, pero, sabía que esto no iba pasar, este hombre alzo mi rostro con la punta de la hoja y se quedó mirándome a los ojos.

-a ti te dejaremos la peor muerte, agonizar para que  sientas el sufrimiento que vive nuestro pueblo gracias a ustedes además de morir sin una gota de honor. Dijo

Con esto me escupió la cara, y envaino su arma,  todos me dieron la espalda y vi cómo se montaban en sus camellos y desaparecían en el horizonte ondulante producido por el calor devastador que se hacía sentir,  la cota de malla se sentía más pesada que nunca y la cruz roja que estaba en mi pecho estaba manchada tanto por la sangre de aquellos hombres que les di muerte antes de que ellos no ganaran en número y de la es mis semejantes, no quería matar pero no tenía otra opción, decían que yo era uno de los más inocentes de la infantería y me daba terror la idea de quitarle la vida a alguien pero en ese momento era eso o la muerte.

Camine desorientado, el mundo era borroso, el calor me agobiaba y quitaba fuerzas poco a poco, recordé al hermano más joven, al que más quería entre todos, él se la pasaba escribiendo en el comedor, y camine con la poca fuerza que me quedaba hacia ese sitio, me quite la cota de malla para sentirme más ligero pero me deje la túnica blanca con el emblema de la hermandad, camine entre cuerpos cubiertos por moscas, y entre el mar de sangre que cubría el suelo y todas las paredes, cuando por fin llegue al comedor, estaba el sentado en la silla donde se quedaba todos los días a escribir, su propia espada le atravesaba el pecho, pero aún tenía la pluma entre sus dedos. Me acerque a él y caí llorando arrodillado en el suelo, llore como un bebe  al ver su rostro parcialmente cubierto por su sangre, y con la mirada fija al libro donde escribía; Agarre este libro y comencé a leer.

“no sé cuando llegaron, pero se cuáles son sus intenciones, existen millones de personas y millones de destinos para ellas, cada uno marco su futuro y el mío fue en este momento escribir lo que podía escuchar, se hacían sentir el choque de espadas, los gritos de guerra, las suplicas de vida y yo, apenas estoy aprendiendo a usar el arma que me acompañara el resto de mi vida, decían que vendría aquí para cumplir el designio de dios pero… ¿Cuál es ese designio? Solo escuche que llegaría a la gloria por luchar por nuestra iglesia, mas ¿Qué gloria se consigue en esta tierra desolada?, ninguna ¿qué honor hay en la guerra? No existe ese honor, en la guerra no hay honor, solo vives para ver el próximo amanecer o mueres para nunca más sentir dolor, por esto no quiero combatir, no quiero escucha la sangre chocar contra las paredes y el piso pero no existe otra opción,  siempre quise ser un escritor y al menos  sé que moriré haciendo lo que más amo, pero no me arrepiento de haber venido, conocí muchas buenas personas, y será un honor morir junto a ellos pues son lo mejor que me ha pasado; ahora escucho como se acercan poco a poco al comedor, escucho las pisadas de ese hombre que me despedirá de esta existencia, le voy a dar mi espada pues mi último deseo es morir con ella y justo a esta pluma, sé que si no es de esta forma mi cadáver será consumido lejos de mi arma y bueno si lees esto es porque ya…”

Mis lágrimas caían en el papel que humedecían varias gotas de sangre que manchaban el escrito, volví a ver su rostro sin vida y se veía feliz, pero no entendía esa falsa sonrisa que mostraba su pálido rostro , ¿Dónde hay felicidad en la muerte? No lo sabía pero él ya lo habría conseguido. En la parte más alta del libro, la fecha era el 24 de marzo de 1124 después de cristo, cerré el libro y me dispuse a salir de esta fortaleza en medio de la nada.

En el horizonte solo había arena y más arena, la brisa la movía creando nubes de polvo, agarre algo de agua y decidí morir como esos hombres quería que muriera, era una muerte más digna que quedarme y pudrirme en la vergüenza de quedar vivo como un cobarde, el sol y la luna recorrían el cielo el tiempo que estuve agonizantemente caminando en el desierto.

- la vida era demasiado grande para mí, la muerte el sendero que pronto caminare.

Decía estas palabras una y otra vez sin descanso, en el horizonte veía los verdes campos de mi país natal… Francia y extendía mis brazos para buscar esas memorias de mejores tiempos, mi niñez  cruzo en el cálido horizonte como un espejismo, mis padres y mi familia… todos los veía junto a mí pero todo se desvanecía con cada pestañeo de mis ojos hasta que por fin… caí en la arena, de esta forma extendí mis brazos estirándome, tratando de seguir el camino de mi muerte con mis brazos, agarraba la arena con odio y así el sol carcomía mi piel, sentía que estaba en el infierno del que tanto leí en el libro sagrado, pero eso ya no me importaba, el sol estaba hay como un demonio torturándome, estaba deshidratado en el borde de la vida y la muerte, y acepte morir cuando me quede acostado viendo hacia el sol, mis ojos se quemaban pero el dolor era lo que menos me importaba, quería morir pero algo no dejaba que muriera, quería dejar de respirar pero algo me daba aliento, no entendí que cosa era.

Después de pasar todo un día viendo el inclemente sol este por fin se ocultó en el horizonte, del cielo aparecían una a una las estrellas, y la hermosa luna con su delicada luz fue reconfortando mi moribundo cuerpo.

-Abandonadlo  todo. Escuche.

No sabía si estaba alucinando pero no me importaba, conté una a  una todas las estrellas que aparecían una a una en el cielo, y les sonreía.

-Dejad de creer vuestro  dios y os daré  la oportunidad de vivir lo que él te está quitando. Volvía a escuchar sutilmente con mis oídos.

Sabía que era el demonio hablándome pero… mi mente dejo de creer en dios hace  mucho pero mi boca jamás lo acepto.

-eres solo el diablo seduciéndome, y sé que no me dejaras morir hasta que lo acepte pero jamás ¡jamás! Lo diré. Dije agonizando.

-¿y quién os dijo que yo soy el diablo? Yo no tengo nombre, te voy a dar la oportunidad de saber lo que muy pocos saben pero os dejare tranquilo, dejad que este cielo estrellado os muestre la verdad que no queréis aceptar.

No volví a escuchar su melodiosa voz, solo me quede mirando a la luna y contando las estrellas, ahora sentía la muerte acercarse más de lo que la había sentido en mi existencia,  mi dios me había abandonado, y en realidad, de cierta forma en su juicio eterno el no solo me abandono a mi ni a todos mis difuntos hermanos.

-no tengo tiempo, o decidís ahora o  te dejare morir como esos sarracenos querían que murieras… sin gota de honor en vuestra  alma, dijo con gran sarcasmo.

El dolor era demasiado grande pero esta voz sabia de mis deseos de vivir, era el deseo más grande que podía experimentar ahora que esto en el borde del abismo de la muerte.

-muéstrate primero así sabré si eres solo parte de mi imaginación pues esta luna me demostró que ni dios ni el diablo existen. Dije susurrando.

-¿y quién te ha confirmado que ellos son o no son reales? Pues bien… acepto te mostrare quien soy.

Sentí un hombre caminar hacia mí con lentos y desesperantes pasos, él se agacho a mi izquierda  y lentamente con las ultimas fuerzas que tenía le mire el rostro, sus cabellos  eran tal largos que los podía sentir rozar mi rostro, sus ojos eran como ver el infierno y el cielo al mismo tiempo, tenía colmillos y una sonrisa inquietante. Él se acercó y lamio lo que quedaba de sangre en mi rostro. Extrañamente no sentía miedo pero lo odie, lo die como nunca odia algo, su rostro ocultaba la luna que estaba en el horizonte y se apartó dejándome verla, la vi con un odio infernal pero la luna me mostro la sonrisa de todos los que fueron importantes para mí, ahora todo se hacía oscuro, la muerte me abrazaba cuando luche por vivir.

-¡Odia al mundo pero ama la vida! Escuche en la eterna penumbra que me rodeaba y lo hice lo hice con todo mi ser y con toda mi alma cuando por fin toda esta oscuridad se hizo luz.

lunes, 17 de diciembre de 2012

El mundo del equilibrio 2 Capitulo 6 Aceptando su destino


El mundo del equilibrio 2

Capítulo 6

Aceptando su destino

Había viajado hacia la costa, allá en Sorrento, quería ver el océano como lo recordaba desde muy joven, he aceptado mi futuro, he comprendido mi destino, acepte la oscuridad en mi universo, aquella que me ha aturdido desde ya hace bastante tiempo, acepte que dentro de mí la luz crece escondiéndose en mis propias tinieblas, me acerque al risco que estaba próximo al mar escuchando las olas golpear contra la costa y las rocas que formaban este risco, me quede viendo mis manos, abriéndolas y cerrándolas paulatinamente, me gustaba el sonido de las olas rompiendo con la costa, pronto anochecería, y quería volver a despedirme del sol como aquella vez, pero ahora lo apreciaría con toda mi alma, el océano era azul y pronto las tinieblas cubrirían todo, podía crear luz con mis manos pero solo quería maravillarme con la naturaleza; la brisa era relajante, y en el  horizonte estaban todos los colores que describen un hermoso ocaso, me solté el cabello para poder ver la cinta azul, después de verla agitarse por el viento deje que ella se deslizara entre mis dedos y la fuerte brisa se lo llevo, estaba sonriente mirando el ocaso pero… sorprendentemente la cinta cayo entre mis piernas.

-otra de tus sorpresas mi amado- dije sonriendo al volver a agarrarla y guardarla en mi bolsillo.

-¿no querías que viviera mi vida? Entonces ¿para qué quieres que regrese a ese mundo?-

Ahora fue el viento quien me contesto, la brisa se hizo más sutil pero ella me susurraba una silenciosa respuesta en mis oídos. El sol pronto se ocultaría pero antes… antes tenía que ser lo que tengo que ser; Volví a agarrar la rosa y aparente lo más fuerte que pude dejando que sus espinas volvieran a desgarrar mi piel, deje que todo el odio de mi sufrimiento hecho vida renaciera y el odio que aún vivía en mis antepasados posesionados en mi volviera, pero recordé todo el amor que le tenía a los verdes campos, todo el amor que sentía por la vida, todo el amor que sentía por el océano y todo el amor hacia mi maestro.

Gracias a esto me odie a mí misma, odie lo frágil que me sentía, la sangre fluía otra vez de mi mano y con ella forme un circulo con una simbología nigromántica, no podría describirlos porque mis ojos no los entendían pero mi mente si, ellas se formaban solas con mi sangre… maldije al mundo y lo bendije al mismo tiempo, quería ser fuerte, tanto que nada me lastimara, destruí mi traje, lo fui desgarrando poco a poco con rabia, el mundo se hacía azul y muy frio, vi al sol con odio pero vi al cielo agonizante con amor, quería ser libre, liberar mi mente de todo dolor y grite… si, grite con toda mi alma, caí al piso arrodillada viendo mis manos cerrarse expresando toda mi furia por ser lo que ahora soy, mi corazón colapso, y con todo mi dolor expuse mi aura sin ninguna restricción, ella creció a mi voluntad, aunque en ese momento mi voluntad era destruirlo todo y recordé a Araxiel gritarme que madurara, que me controlara a mí misma, así que seque mis lágrimas y me erguí, mientras lo hacia el sol terminaba de agonizar para que la noche tomara posesión en este lado del mundo.

-es tiempo de decir adiós- dije justo cuando terminaba de llegar al equilibrio.

Me erguí y cuando el sol desapareció del horizonte, el tiempo se detuvo, los pájaros se detuvieron en el aire, los arboles próximos al risco que se movían con el viento se congelaron, pues un nuevo sol nació donde aquel había muerto, este sol era gris, los animales desaparecían paulatinamente al tocar sus rayos, los arboles volvía a moverse con el gélido viento,  aunque antes existía un cálido ambiente ahora el frio persistía tanto que tu aliento se podía ver al respirar.

Me quede callada viendo al mar cambiar de un color azul verdoso a un rojo sangre, y mientras yo lo veía con tristeza mi puño destruyo la rosa, en ese brazo mi aura comenzó a tomar forma involuntariamente, primero en mi brazo izquierdo para continuar por todo mi cuerpo, esta se convertía en una armadura porque yo quería dejar de verme como una inocente rosa y ser lo que ahora soy,  pero quise que fuera algo diferente, los falanges de los guantéeles eran puntiagudos, las hombreras parecidas a las de  la armadura de Araxiel pero sutilmente más delicados a la vista, toda la tela incluyendo mi capa era azul como la cinta que guardaba celosamente. Ahora lloro lágrimas de sangre mientras le sonrió al sol y al mar.

-¿no te gusta sentir todo ese poder correr por tus venas?- decía Araxiel detrás mío colocando su mano en mi hombro. Y así otro incomodo momento volvió a suceder entre nosotros dos.

-no lo sé… tal vez si, o tal vez no-

El cielo era tan gris como el sol pero a pesar de que este se elevaba donde había muerto, del cielo salían fuertes rayos de luz, y mientras observaba este nuevo mundo Araxiel me dio varias vueltas observándome detenidamente.

-ahora si pareces uno de nosotros, ahora eres una maestra- dijo al ponerse frente a mí de nuevo, y yo tan solo le sonreí con toda sinceridad.

-ahora si… este es tu verdadero sonreír- me dijo al acercarse al risco.

Se lanzó hacia el océano pero ya no tenía miedo y antes de irme con el camine entre varios árboles, los toque sintiendo sus cortezas, me despedí de mi amada naturaleza, volví a ver hacia el precipicio y corrí lo más fuerte que pude hacia el saltando sin miedo, caí al menos setenta  metros girando sobre mi eje, y antes de tocar el suelo quede levitando y parte del polvo de las rocas se levantó  en ese momento, Araxiel ya estaba sobre el mar parado sobre el agua.

-no tengas más miedo, no te asuste si ves algo extraño en la orilla-

No comprendí hasta ver que dentro del agua habían miles de cuerpos nadando, forcejeando por poder salir a la superficie. Del cielo completamente nublado hasta donde tu mirada pudiera llegar salieron miles de truenos que se cruzaban unos a otros, esta luz se confundía con los rayos del sol que se hacían menos fuertes y el sol sufrió un eclipse donde solo se veía su corona de un gris lumínico.

Un rayo ilumino parte del rostro de Araxiel mientras le daba la espalda al pseudo sol, los cuerpos se acumulaban de miles en miles.

-no creas que allá en aquel mundo están todos los espíritus que han muerto, ese solo es uno de los miles de sitios donde los restos de las almas de los humanos descansan-

-¿qué almas son las que quedan atrapadas aquí en el mar del Astral?- pregunte viendo aquellos rostros luchando unos contra otros en la rojiza agua.

-esa respuesta tú la conoces, escucha tus pensamientos, no dejes que los milenarios conocimientos pasen en vano-

-entonces… aquí habitan todos los que han muerto ahogados- dije viéndole el rostro.

-así me gusta… ¡así me gusta!- dijo friamente

-¿Cuándo recuperaras todo tu poder?- le pregunte tan secamente que no creí poder  hacerlo nunca.

- no lo sé, eso está en ti y nada más que en ti-

Los truenos centellaban descontroladamente y muchos chocaban con el mar rojo. Sabía lo que él  quería que hiciera.

-no sabemos nada de lo que está más allá del sol… y ¿aun así quieres ir a ese plano del que no se tienen registros?-

-¿y porque no? Siempre quise saber que había más allá en el plano de la luz,como ahora sabrás  este es el astral, el sitio a donde los humanos se les ha permitido llegar tras el convenio de las deidades, esta el mundo de la desesperación al que ya fuiste, y ahora esta el plano de la luz

Entonces ya no habría que decir más, pero en mis memorias no encuentro como entrar a ese plano.

-si no sabes cómo… Mebael  fu el único que pude leer el ritual para entrar en el plano de la luz- dijo alistando su armadura.

recordé al Maestro Vampiro entre muchos de sus folios había uno que explicaba el proceso, pero todo se hacia negro desde ese instante.

-¿no se supone que  si él fue nuestro antecesor, los dos sabríamos como hacerlo?-

-tú crees que el maestro vampiro dejaría ese conocimiento a la vista de cualquiera de nosotros?... ¡no! él lo obligo a esconder el secreto de como llegar en el último rincón de su mente así que no hay de otra que hablar con el mimo-

Los espíritus se acumularon alrededor nuestro pero sin poder salir de la superficie del agua, ahora eran miles y miles quienes se retorcían.

Era hora de revivir su alma... cerré mis ojos, estire mis brazos y en mi nació esa llama, ese poder que me hacia una deidad, ese poder fue saliendo de mi piel y de mis cabellos, recordé su rostro, recordé su voz, recordé todos sus pensamientos y desee verlo con todo mi corazón, vi las muchas batallas que vivió, las muchas muertes que provoco, todas las personas que amo, todo cruzo por mi mente y mi cuerpo se envolvió por una llama purpura, trasmute su cuerpo con la energía de las almas que me rodeaban, y él fue materializándose poco a poco, primero su alma, para pasar a su cuerpo, sus ojos tomaba forma y sus cabellos crecían.

-nunca espere poder verte a ti maestra de maestras, poder del poder, y me das lástima porque mientras más sepas del mundo más sufrirás por este- dijo Mebahel al ver a Amy por primera vez 

- Mebael ¿sabes porque ella te convoco  a este momento?- dijo Araxiel poniéndole su brazo en el hombro de Mebahel.

-nadie puede llegar al plano de la luz y tú debes saberlo mejor que nadie… solo enfurecerás a la deidad de la luz-

-¡anda!  te lo pido yo- le dije sonriéndole

Él se quedó mirándome y se arrodilló ante mí.

-Lo que desees será mi voluntad, porque yo soy tú y tú soy yo, somos lo mismo… solo déjame volver a descansar y ya sabrás como hacerlo, pero os advierto podéis destruir este universo por romper el sagrado convenio de no ir jamás a ese mundo-

-se te es permitido volver a dormir- le dije mientras le alce su mirada con mi mano en su rostro, con esto su cuerpo volvió a ser energía que entro en mí.

-es hora de irnos Amy-

Asenté con mi cabeza y camine hacia el moribundo sol. Levante mis manos mientras caminaba y la corona del sol se volvió roja, el mar tomo la forma de cientos  estatuas de ángeles extendiendo sus alas, del mar salió una luz que creaba un sitio por donde caminar, con cada paso subíamos una escalera invisible cuyos peldaños brillaban con cada paso, mi aura volvió a crecer y pronuncie el idioma de los ángeles, el sol se detuvo y se abrió como una puerta mientras rezaba la oración que nos permitiría entrar, los ángeles tomaron vida propia y nos apuntaron con sus lanzas, ya notamos que nos dejarían pasar y antes de poder pestañear la luz de la puerta al plano de la luz brillo tanto que el mundo desapareció y nada más que luz había alrededor nuestro.




viernes, 14 de diciembre de 2012

El mundo del equilibrio 2 Capitulo 5 Su presencia



El mundo del equilibrio 2

Capitulo 5

Su presencia

Ahora recorro las calles de Roma, quería visitar algunos sitios que siempre quise ir, ahora que el tiempo no es tiempo para mí,  las distancias se hacían tan cortas como si estuviera en el astral pues los días no son días, son simples pestañeos de mis ojos, apretaba tan fuerte el tallo de la rosa roja que sí… me cortaba y varias gotas de sangre recorrían mis dedos, el dolor era placentero, pues estoy sufriendo de forma distinta, todos los pensamientos de los hombres y mujeres que me rodeaban pasaban como susurros en mi mente, me aturdía tanto que caí al suelo agarrándome la cabeza forzándome a no escuchar sus pecaminosos pensamientos,  podía sentir sus problemas en mi corazón, tanto que caminaba aturdida entre los muchos cafés y restaurantes que podías encontrar en cada esquina, no cargaba dinero, pero me las ingenie para comprar un café, aunque no podía tomarlo.

-sígueme-

Esa voz era distinta no sabía si la había escuchado dentro de mi o era un simple susurro, Alce la vista , busque entre la multitud, pero nada más que banales problemas seguían aturdiéndome.
-¡Sígueme!-

¡Esta vez me asuste más! era un susurro para mis oídos. Lance el café corriendo hacia la calle, vi de un lado a otro desesperada.

-¿se siente bien señorita?-

Dijo un hombre preocupado pero, estaba tan irritada, tan molesta que no note que le atravesé el corazón con mi aura. El inmediatamente vomito sangre, y por supuesto esto creo un caos que no quería que pasara.

-trata de controlarte Amy, ¡Trata de controlarte!-

Me agarre de mis cabellos sorprendida por esta injusticia, por no mantener mi temple mate a alguien inocente, me agache y antes de que muriera le pedí perdón,  sabiendo que yo misma no me lo perdonaría. Y por supuesto… quedaría impune.

Llego la ambulancia y decidí irme,  vi hacia el otro lado de la calle y vi en el tiempo de un pestañeo un hombre con una armadura negra, apenas note sus ojos rojos y solo conocía a alguien con esos ojos. Me alegre tanto que corrí en esa dirección pero no había nada, seguía viendo en todas direcciones desesperada, y veía como esa entidad se mezclaba con la multitud. Corrí tanto como pude, pase entre las calles corriendo con solo leves rastros y algo dentro de mí que me decía hacia dónde ir, apretaba tanto las espinas de la rosa que agarraba con mi mano izquierda que mi sangre fluía libremente y caían gotas en la calle, atravesé templos, obeliscos, incluso pase al frente de la entrada al Vaticano.

-¿Por qué me haces esto?- grite mientras todos me veían como una loca. Me apene y seguí caminando  olvidando lo que paso.

Camine desconsolada, vi que me acercaba a la villa Borghese, me adentre en el parque más querido de Roma, es uno de los sitios más hermosos a donde he llegado y me senté debajo de un pino.

-¿no tienes dignidad?-  escuche a mi lado, me asuste tanto que voltee muy lentamente hacia el sonido.

estaba el mirando hacia el horizonte, con su Armadura, pero esa vez era más pesada, las hombreras eran rectangulares y muy gruesas , dentro de ellas y su capa era de tela aterciopelada roja, sus grebas  eran puntiagudas hacia las rodillas además estaba  armado hasta los dientes-

Me sorprendí tanto que me pare bruscamente y me puse delante de el

-¿Qué tanto miras? No me digas que se te olvido mi apariencia- decía tan secamente que no me importo su típica y fría forma de contestarme.

Me arrodille delante de él y mientras salían grandes lágrimas de mis ojos puse mis dos manos en su rostro, para luego decepcionarme al ver que mis dedos lo atravesaban como si él fuera tan solo aire.

-¿decepcionada?-

Dentro de mi dije si al relajar mis manos y sentarme frete a el de forma más cómoda.

-¿Cómo es posible? si tu estas muer…-

-solo dejamos de existir cuando nos olvidan-  decía mirándome a los ojos

Extrañaba ese desgraciado rostro sin sentimientos, pero no lo culpo, ya entendía sus razones; el viento soplo muy fuerte y mis cabellos bailaban con él. Saque una cinta azul  de mi bolsillo y me dispuse a amarrarme los cabellos con ella.

-¿esa no era mi cinta? Dijo mirando como una mariposa se sentaba en la rosa cubierta con mi sangre en mi mano izquierda.

-si… la agarre mientras estabas…-

-llorando lo sé… pero ya no me importa, ahora es tuya-  decía sin mover la mirada de la rosa.

-nunca habíamos tenido la oportunidad de hablar- dije con timidez

-¿y eso importa? Ya estamos hablando si te complace-

Me callo la boca como en antaño y me gustaba tanto, que sonreí.

-vas a creer que estoy loco pero… esa sonrisa no es tuya-

Me extraño muchísimo ese comentario aunque, era verdad.

-es hora de hablar de cosas serias y no sobre estas estupideces que estamos mencionando- 

Volvió a verme a los ojos. Y nos quedamos sin decir palabras durante unos minutos.

-¿Por qué estas acá en este plano? deberías estar allá sucumbiendo en los horrores del mundo donde no queda esperanza-

-que idiota eres… a pesar de tener mis conocimientos y todos los de nuestros antepasados a excepción de Dumahel no has captado y por eso decidí aparecer aunque fue gracias a ti, nunca me olvidaste en ningún momento y por ese vano e infantil deseo tuyo ahora estoy acá frente a ti-

Me moleste tanto por eso que el pasto que me rodeaba, se marchitaba lentamente.

-¡a ver si te controlas chiquilla! No puedes destruirlo todo solo porque te sientas mal por cualquier razón… ya vi como destruiste un pueblo entero y como has mostrado los conocimientos a un mortal... no importa si le borraste la memoria, y así hoy mismo mataste sin piedad a un hombre, y así como a él, le seguirás quitando la vida a tus pseudo semejantes, no te culpo, yo lo hice aunque fue porque yo si quería –

Mire hacia otro lado escuchado su consejo.

-te dijeron que si no te controlas el mundo que te rodeaba moriría de una u otra forma y ya está empezando... así que te calmas y ¡madura de una buena vez! Pero sé que no es esto lo que quieres saber, simplemente te estoy educando.

-¿Por qué los sueños?-

Al decir esto desenvaino su espada y  se quedó viendo su filo

-si en ti estoy no solo yo sino los que me antecedieron viviendo contigo ¿esperas que no tengas recuerdos y memorias de todos ellos? Sigues siendo muy inocente. A pesar de ver tanto dolor… y… eso es bueno-

-en aquel sueño el hombre…-

-se llamaba Mebael, y él estuvo mucho antes que yo y mi antepasado principal Dumahel-

-bueno él sabía que estaba viviendo sus recuerdos pero ¿Cómo? Si eso pasó mucho antes que nosotros-

-¿aun crees que el tiempo es tan fácil de comprender como te lo enseñaron antes de mostrarte este universo? No Amy el tiempo y su trascurrir está más allá de nosotros, todo pasa por una razón, y está más allá del principal o cualquier otra deidad, solo ellos entienden su macabro juego donde nosotros solo solos piezas que mueven a su extraño e incomprensible antojo-

Me sentía regañada, y era lo que esperaba, mi mente ya sabía todo esto pero me negaba a comprenderlo a menos de que el me lo dijera. Ahora limpio la rosa que estaba manchada de sangre.

Araxiel se levantó envainando su espada.

-cuando ya dejes las malcriadeces y comprendas tu poder, llega  al equilibrio, ya di el primer paso de ahora en adelante te toca a ti-

Cuando pestañee ya no lo pude ver. Pero sabía que estaba aquí conmigo,  ¿Qué quería decir conque llegara al equilibrio?, no lo sé pero por ahora me reservo la duda…





martes, 11 de diciembre de 2012

El mundo del equilibrio 2 Capitulo 4 El primer sueño





Capitulo 4

El primer sueño

Estaba yo en una celda fría, con moho en las paredes, el sol ahora es solo parte de mi imaginación, no puedo recordarle, y mucho menos su calor, el único vestigio de su presencia estaba en la pseudo luz que entraba de la rendija de la celda, ahora la oscuridad es mi única compañera, no sabia si era de día o de noche, y por esto tampoco podría decir cuanto tiempo he estado encerrado conmigo mismo, no tengo hambre y mucho que menos sueño, ahora  necesitaba unirme a las tinieblas, ser parte de ella y aunque tu mi hija estas pensando que estoy encarcelado no es la verdadera razón, como ya te estoy explicando, para nosotros la oscuridad es necesaria, y también para el mundo, ella es mucho mas grande pero no tan poderosa como la luz.

Podría explicártelo de miles de formas a ti mi niña que por fin logro conciliar el sueño, en el universo que ves, la eterna penumbra domina el cosmos, pero la luz esta allí creando mas vida de la que los mortales pueden imaginar con sus ya pequeñas e ignorantes mentes, la luz es poder, la luz es energía, pero… la oscuridad esta allí para equilibrar la balanza, sin ella todo el poder del universo seria inestable ,no habría sitio donde la luz pudiera crecer, y así el equilibrio se forma, algunos mortales no entienden esto, mas un ejemplo mas simple  que el que te acabo de mostrar ; piensa en un cielo nocturno, las estrellas son hermosas en el pero ¿Qué es lo que mas ves en ella? Ohh si mi hija la oscuridad le gana a estas estrellas con sobrada ventaja…

-¿a quien le hablais hijo mio?-

-tu sabes a quien le hablo…  no se si en este momento ella será un hombre o una mujer-

-lo se, ya pensaba que habeis enloquecido con los años aceptando vuestra realidad-

-¿cuanto tiempo he estado encerrado aquí?-


Esa vos se escuchaba fuera de la celda.

-sabes que el tiempo no importa ¿has aceptado ser oscuridad para que en ella pueda crecer la luz?-

-¡no acabas de escuchar lo que he dicho!-

-si… pero aun te falta mucho mas, acepta la crueldad del universo, acepta que tu mente esta vacía como el universo que tienes que abandonar-

-¿entonces… cuanto mas he de estar aquí?-

Ninguna vos se escucho desde ese momento, de hay a los siguientes días si es que podrían decirse así el frio aumentaba,  ahora ni la poca luz que entraba de la celda podía verse, estaba yo hay sentado desnudo en el suelo, no sabia si existía un abajo o un arriba, solo sentado  aceptando que no era nadie en ese momento, solo un hombre cuyo hospedante seria mi maestro y tal vez me deje aquí por el resto de mis días.

Una melodía nació en mi mente, nunca había escuchado ninguna canción en mi triste vida, ella venia desde lo mas profundo de mi mente, y en mi alma pude ver el universo, las infinitas estrellas pasaron como gotas de lluvia cayendo del cielo, las  galaxias se veían mover unas a otras pero el oscuro vacío reinaba, las estrellas nacían y morían en mi imaginación hasta que todas las galaxias, todas las estrellas explotaron formando un poder inimaginable para la mente humana, hasta que poco a poco todo se oscureció y así mi alma acepto las tinieblas del universo y ahora en mi... Podía nacer un universo nuevo.

Aquella vos apareció de repente

-¿has comprendido?-

Ninguna palabra nació de mi boca y así me quede durante una hora.

-entonces ya habéis comprendido mi pequeño-

El abrió la celda, esta rechinaba  por tanto oxido que se había creado con los años, y me tendió la mano, le mire su pálido rostro y sus colmillos brillaban a pesar de la poca luz que nos rodeaba, y se la acepte con gratitud.

-¿sabéis lo atractivo de ver vuestro cuerpo desnudo en mi hogar?- decía riendo con sarcasmo
-si tanto te gusta ¿porque no me lo dijiste antes de entrar a la celda?-

-Porque en ese entonces vos erais solo un niño… ¡mírate! Ahora eres todo un caballero con grandes dotes jajajaja-

Su risa me enfadaba pero nada le podía decir a este hombre. Subíamos interminables escaleras  y   Después de mucho caminar me dejo al frente de una habitación.

-anda ponte algo digno… vuestro  atractivo cuerpo solo aumentan mis ganas de consumirte.

Entre y lo primero que vi fue  el baño, extrañado me introduje en la bañera, había olvidado estos lujos, note que mi cabello llegaba a la cintura pero no me importaba, de alguna manera me sentía a gusto con mi… no se… nueva apariencia, salí y me puse el traje que ese hombre me dejo en la cama, era oscuro, parecía una sutil armadura negruzca y para mi asombro, me quedaba a la perfección, al lado dejo una nota.

“mi querido juguete… ups digo mi querido invitado,  ¿recordáis la gran puerta que os enseñe cuando llegaste sin saber como, a este… mi hogar? imagino que recordareis  también que te dejaría verlo solo cuando os llegara el momento oportuno, pues ha llegado, ¡te estoy esperando!”

 Salí y todo volvía a estar oscuro, pero mis ojos se adaptaron y veía sin necesidad de las velas, baje de  las escaleras y camine los pasillos, habían candelabros por todas partes y sin saber como, las velas se encendían una a una, llegando a la puerta lo vi a él con sus blancuzcos cabellos y su perturbadora sonrisa, estaba asustado pero tranquilo al mismo tiempo.


-Ahora como os prometí mi amado huésped, te mostrare que hay detrás de estas puertas-

Rechinando sentía los diferentes gritos que salían de ella con el abrir de cada cerradura, ella se abrió lentamente y una fuerte luz salía de  allá a dentro, cuando entre estaba tan iluminado corno si hubieran millares de velas encendidas. Miles y miles de folios estaban entre miles de estantes,  este salón tenia al menos 120 metros de altura, y no podría decir su anchura pues mis ojos no me lo permiten.

-¡Anda siéntate! Hay esta un libro que ha esperado mucho por ti-

Me senté y me dispuse a leerlo, el titulo decía “El mundo el Equilibrio”-

Mientras empezaba a leer este hombre agarro suavemente mis cabellos y empezó a peinarlos dulcemente.

-Te permito leer todo lo que queráis mi hijo-

-¿y porque me dejas leer todo esto?-

-lo sabrás en su momento-

-¿por qué siempre me dices eso?

Dejo de peinarme y se puso a mi lado mirándome a los ojos

-porque yo… yo te enseñare lo que esta mas allá de tu mente-

En sus ojos podía ver llamas, un mundo de dolor y sangre infinitos.

-Te enseñare todo, ¡todo! Y hare realidad tus teorías y tu mismo veras y comprobaras todos tus sueños y todos los horrores que vivirás de ahora en adelante-

Sus ojos ¡no! En  sus ojos  vi  un muro de fuego tan alto que escapa a mi imaginación, y con esos ojos vi el mismísimo Infierno.

Desperté jadeando, cansada,  estaba en un parque y en el cielo vi una hermosa luna llena, había dormido casi toda la noche.

-a veces a los lobos solitarios preferimos ver a una Luna llena, pues esta es la única amiga de verdad que nos permitimos tener-

dije sin saber el porque lo dije sabia que todo fue un sueño y me preguntaba… ¿porque viví todos esos años si apenas había pasado una sola noche?

Escuche a Araxiel dentro de mi diciendo “todos pasamos por eso mi bella loba solitaria”.


domingo, 2 de diciembre de 2012

El mundo del equilibrio 2 Capitulo 3 Divad


El mundo del equilibrio 2

Capitulo 3

Divad

Maldito sea el amor, maldita sea la humanidad, no lo digo porque este molesta… lo digo porque ya solo quiero paz, y no la encuentro, para mi seria un placer desquitarme de este sentimiento que ahora nace por mi lado humano mas nunca se acabara, pues ni siquiera un mortal podría acabar mi ya eterno sueño hecho vida, aunque a veces solo recordar su fuerte y sin vida mano distrae mis pensamientos.  Pero todo lo que toco lo destruyo de alguna manera, el contacto humano se me ha hecho imposible en estos absurdos días en que intento vivir mas que nunca.

Era invierno el 24 de marzo de este ese año,  estaba en una cantina, era acogedora los manteles eran azules, y en la mesa estaba un pequeño recipiente con sal y azúcar, había logrado comprar unos guantes de seda con el poco dinero que aun me quedaba en mis bolsillos, era frío el aire que me rodeaba, si sabia que estaba progresando en este deseo de cumplir sus designios al despedirse con esa nota, lo sabia porque estaba sintiendo ese gélido ambienté que me rodeaba, lo compre justamente para poder tener un pseudo contacto físico con las personas, si ellos tienen la mala suerte de tocar mi piel directamente ya no sabría que consecuencias tendría, no tenia hambre pero me gustaba ver a las personas andar de un lado a otro dejando sus pasos en la nieve, no podía sonreír mas me sentía bien, despejando unas horas de mis típicos y milenarios pensamientos.

Un hombre se sentó frente a mí y se quedo mirándome mientras yo veía a través del espejo obviando su presencia

-hola ¿Cómo te llamas? No te había visto pasar nunca por acá-

decía sonriéndome pero extrañamente no veía en su rostro rastro de  malicia, mas me daba miedo decir algo, y me sentía apenada, pero una fugaz memoria atravesó mi imaginación, si… vi su vida entera antes y después de este tranquilo momento, vi que era un buen hombre mas pasaría su vida de forma solitaria, solo mujeres que se aprovecharían de su gran inocencia atravesaran sus vida, y el sufrirá como nunca por ellas, es un gran hombre, y será un gran amigo, toda su agobiante vida paso por mi mente tan rápido como sus pestañeos   pero como sabrás el tiempo seguía siendo algo relativo.

-hola…. Estoy solo de paso viendo como los copos de nieve se acumulan en este mundo y como las personas obvian con sus propios problemas la sutileza del mundo que les rodea-

-ohhh ¡que profundo! Me sorprende ver a una mujer tan detallista siendo tan fría-

Entendía sus palabras a pesar de que trataba de ser amable, mi rostro es mas frío que la nieve que trataba de ver hace unos minutos.

-discúlpame es que no me he sentido bien estos días- pero quería decir años mas extrañamente le sonreí

-¡por fin te veo sonreír! ¿Y sabes que? Tienes una hermosa sonrisa-

Me apene tanto que empecé a sonrojarme ¡yo un ser que no puede mostrar su humanidad con nadie! Me sorprendí de mi misma, no puedo creer que Araxiel y todos mis atormentadores antepasados dejaran que pasara esto… pero me gustaba, mas de lo que imaginaba.

-y… dime algo sobre ti, no pienses que te estoy coqueteando pero ¡es que me intrigas!  Note que estuviste toda la mañana viendo por la ventana, una mujer tan hermosa como tú pero tan solitaria-

-lo se, es que prefiero no lastimar a la gente-

Inesperadamente me tendió su mano

-me llamo Divad, es un placer conocerte-

Me sorprendió tanto verle sonreír y presentarse de forma tan inocente que sin querer le deje el brazo extendido varios segundos, apenada viendo hacia la ventana de la cantina decidí responder, al fin y al cabo su inocencia será su perdición.

-todo un gusto me llamo Amy, y disculpa si te deje con el brazo extendido, no acostumbro al contacto físico, pero me agradas- sorprendentemente se lo dije sonriendo.

-¿te parece si caminamos un rato?- no supe como decirle no a alguien que sin duda alguna no tenia ningún rastro de malevolencia, así que acepte.

El me abrió la puerta caballerosamente y yo le agradecí con un sutil gesto, el viento movió mis largos cabellos y por un instante se me olvido que antes cargaba una armadura y ahora cargo un traje, algo formal para esa época y ese lugar.

Caminamos durante algunas horas entre la brisa y la nieve, él se recogía los brazos y temblaba del frio pero yo apenas podía sentir lo que a él ya le estaba abrumando.

-¿siempre eres tan callada?-

-en un tiempo no lo era pero las cosas han cambiado-

Ahora se formaba una tormenta de nieve a nuestro alrededor, el tenia mas y mas frio y yo por no parecer extraña intente fingir que también lo tenia, escuchaba la brisa como una dulce canción, y la nieve eran los músicos de aquella orquesta, el apenas podía ver delante de el, aunque... yo veía sin problemas.  

-oye ¿te parece si entramos en esa iglesia?-

No note que estaba cerca y hace mucho que no entraba en estos templos, no dije nada y decidí entrar con el.

-Hace mucho que no entraba a un sitio así y disculpa estos lugares me ponen bastante incomoda-

-¿Por qué? ¿Alguna mala experiencia de niña?-

-algo así, no me gusta ver las estatuas-

Caminamos entre los bancos, no me sentía bien pero trataba de controlarme, quería irme, correr y desaparecer de esa existencia, las iglesias me recuerdan aquel mundo de horror que existe mas allá de este.

Él se sentó al frente y me ofreció un puesto, yo al ver que no tenía opción me senté a su lado, extrañamente… de forma tímida.

-disculpa es que no logro adaptarme a este mundo-

-¿a que te refieres?-

-es difícil de explicar- decía con rostro triste mirando al suelo.

Era una pequeña catedral, los pisos eran de mármol, la madera de los bancos era oscura, había varias estatuas de vírgenes y otras imágenes, y al frente aquel dorado altar que me negaba rotundamente a mirar.

-¡anda… cuéntame!  Una mujer tan hermosa no tiene que sentirse tan mal-

Cerré los ojos y lentamente alce  la mirada, me quede viendo al cristo que estaba en el centro de aquel altar, y me le quede observando, decidí que a el… solo a él le diría la verdad.

-tienes la opción de arrepentirte, y borrare todo recuerdo de que en algún momento me conociste y que viste lo que te voy a mostrar ahora, eres un hombre muy dulce, como muy pocos he conocido y no mereces saber la verdad-

-¿a que te refieres? ¡Nunca me arrepentiré de haberte conocido! Pasamos un buen rato- decía mirando hacia el techo inocentemente.

-solo recuerda… fue tanto  decisión, como la mia-

Ahora las imágenes, aquellas vírgenes, santos y todas las  estatuas empezaron a llorar sangre sin parar, tanto que la sangre llego al suelo; el fuego de las velas creció como llamaradas, y Divad se levanto, camino unos pasos hacia adelante para luego caer de rodillas al suelo, todo lo que nos rodeaba se esfumo y vio el mundo de la desesperación, así como yo misma lo vi… horrores inimaginables; me levante dando unos pasos colocándome  detrás de él.

-yo soy,  y no soy humana, dentro de mí están milenios de conocimientos, y así milenios de tragedias y sufrimiento quiero dejar de existir mas vivo en un eterno sueño al que ustedes le llaman vida-

Así como yo vi todos los horrores del mundo, deje que el los viera… cuerpos mutilados, violaciones, ciudades envueltas en llamas, los cuerpos de sus familiares y amigos dentro de sus ataúdes en el momento que les diría adiós, todo el dolor que yo viví y el viviría, ahora mientras el gritaba yo empecé a llorar, con cada lagrima que caía al piso, mas dolor atravesaban sus ojos que eran tan inocentes como la rosa que mantengo en mi mano izquierda, hasta que me controle y deje que ese bello hombre dejara de sufrir.

-¿ahora me entiendes?- decía sollozando con la mirada fija en el suelo.

El mundo regreso a la normalidad en esa iglesia, el lloraba también y lloraba como un niño, me sentía culpable, solo le mostré horrores que podrían destruirle su mente y mientras él se agarraba su rostro me agache y le di un abrazo.

-disculpa por hacerte esto ahora quitare de tu mente todo recuerdo, todo lo que viste y también olvidaras mi rostro, gracias por ser tan bello conmigo harás muy feliz a la gente pero tristemente tu nunca lo serás-

Ahora puse mi mejilla izquierda con su rostro mientras lo abrazaba, recordé como sane a mi maestro y así lo sanare a él, sus recuerdos se materializaron como luz dorada siendo absorbida por mi piel lenta y progresivamente y antes de irme  me despedí dándole un beso en la frente.

Mientras salía sonreí pero por dentro seguía destruida ahora más que antes… de conocerte a ti, Divad.