lunes, 16 de diciembre de 2013

El mundo del equilibrio 2 Capitulo 24 - Desesperación

El mundo del equilibrio


Capítulo 24

Desesperación

Malditos sean estos seres que no comprenden la fragilidad de este plano, más aun de esta vida, no quería decirle nada a este antiguo ser que se supone guarda los más altos conocimientos de la conciencia superior, ya habíamos viajado por varias horas y note que  en la guantera guardaba un arma de fuego, una licorera y un paquete de cigarrillos, estaba tan furiosa por todas estas situaciones que agarre la licorera y tome un sorbo de esa bebida que pasaba ardiente por mi garganta, y no solo fueron un par de tragos, me dedique a vaciar la licorera y después entre tantas frustraciones agarre un cigarro colocándolo en mi boca y me dispuse a buscar el encendedor de cigarros que está en cualquier automóvil, lo encendí con gran desesperación recordando a Sirrah y su empedernida forma de fumar y no lo culpo… no sé si sea por esta desesperación que ahora  aspiro con poca sutileza ese humo envenenado que se impregna en mis pulmones.

-¿Qué me miras?

Le dije a Gabriel mientras me veía fumar y viendo hacia todas direcciones.

-¿Por qué haces esto? Me pregunto.

-¡Por la misma maldita razón que tu mataste a ese hombre!

Se quedó callado por varias horas mientras veía perplejo el mundo que se suponía tendría que proteger más nunca lo hizo. Pude captar que no entendía el caos que nosotros llamamos humanidad, más aun no entendía todas esas sensaciones que son cotidianas para los seres humanos, mas yo no quería  pronunciar nada, mi propia ira solo empeoraría las cosas.

-¿existe un mar en el plano de la luz? Pregunte con sarcasmo.

-¿Qué es eso?

Otra vez su ignorancia se hacía presente. ¿Cómo se suponía que estos seres gobiernan  y protegen estos planos sin siquiera conocerlos? Cada vez más siento esa típica decepción a la que ya me estoy empezando a acostumbrar.

-pues lo veras, estamos cerca de uno.

Con esas palabras vimos el mar en todo su supuesto esplendor, me estacione a varios metros de la orilla y Salí furiosa del auto caminado  hacia la orilla para luego sentándome en ese justo lugar donde puedes humedecer tus pies con las olas, me quede ignorando al caído que ahora estaba caminando hacia mí.

-¿a esto le llamáis mar? Es… hermoso.

-¿Por qué no te callas?

-¿y si no lo hago qué? Dijo de forma sarcástica.

No hice caso a sus palabras y me quede viendo al horizonte pensando en cómo haría para que toda la hermosura que me rodea no desaparezca.

-¿Por qué mataste a ese hombre? Dije susurrando.

-¡por la misma razón del porque nací! Nací para destruir todo rastro de oscuridad.


¿y quién demonios eres tú para decidir quién tiene esa oscuridad? ¡No eres nadie para juzgar a los humanos! ni siquiera porque ya eres uno.

-¿acaso no es la razón de existir? Aniquilar al mal y de esta forma mejorar la vida de los débiles que no pueden hacer nada.

-¡cállate! ¡Es esa combinación de luz y oscuridad las que nos hace humanos! O ¿es que no lo notaste? Si fueras tan perfecto entonces ¿Por qué no notaste esa furia que te domino al matar a ese hombre!

Gabriel no dijo nada, solo se sentó al lado mío y sintió el agua salada del mar  recorriendo sus pies.

-¿esto es el anochecer? Es más hermoso que el mismo mar… ahora quiero que sepas algo, si hubiese sabido que esto era tan hermoso hubiese caído mucho antes.

-ahora despídete del sol… un momento… ¡algo no está bien!

El sol mientras se escondía en el horizonte se hacía más tenue, y no era  producido por el habitual crepúsculo, no…. Ahora el sol se  hacía de un tono cada vez más gris, y las nubes se hacían más densas.

-¿es esto normal? Pregunto Gabriel.

-¡no! esto… ¡no tendría que pasar!

El aire se hacía más denso y frio y aunque en este momento estábamos en un clima más tropical hacia tanto frio que podíamos notar nuestro aliento en el aire.


-si ya no hay deidad de luz entonces poco a poco el universo se tornara en oscuridad- dijo Gabriel con voz quebrada.

-¡Maldita sea! Grite golpeado fuertemente la arena varias veces

-¡esto es mi culpa! Yo… yo sabía que destruiría este universo y tan solo por no poder controlarme, ¡ahora el principal tiene la guerra ganada! Todo lo que una vez ame desaparecerá. ¡No!.

Podía escuchar la voz del principal, podía escuchar sus carcajadas en cada célula de mi cuerpo, mientras mas reía menos podía controlar el equilibrio pero…

-¡Cálmate! Eso es lo que él quiere, ¡quiere saber dónde estáis!

Mas sus palabras no sofocaron toda esta ira, ahora mi aura crecía más y más ya que ahora las reglas están rotas y todo está permitido. El agua hervía matando a los peces, el aura quemaba la arena convirtiéndola en vidrio.

-¡ya!

Gabriel me dio un golpe en el rostro con todas sus fuerzas mientras empezaba a nevar, los copos de nieve cubrían paulatinamente todo, ahora que me salían lágrimas de desesperación, vi el cuerpo de Gabriel que estaba parado a mi lado, se veía tan imponente pero tan sereno a la vez.

-¡tú destruiste mi mundo!, tú y solo tu mataste a mi padre y sé que tú no me perdonarías si ya hubiese matado al tuyo así que no debería tener compasión contigo, para mí sería más fácil matarte en este instante y luchar contra el principal con todos mis hermanos mas no lo voy a hacer, por algo mi padre dejo que lo mataras. Ahora… ¡ven! Puedo sentir en mi corazón las carcajadas de ese maldito, no está muy lejos.

Entramos al automóvil de nuevo pero este no encendía y golpee el volante, con rabia me quede pensando en cómo vamos a llegar hasta él y así pasaron varios minutos pensando, decidí calentar el auto yo misma a ver si encendía. Salí del auto y le explique a Gabriel como encenderle, la ventisca no dejaba ver nada, más aun así puse mi mano derecha en el capot invocando el poder de mis antepasados con simples susurros.

-Enciende… ¡ahora!

Gabriel movió las llaves logrando encender el automóvil, volví a sentarme en el volante y continuamos nuestro camino.

-¿Dónde están los demás Ángeles?-

-lamentablemente ya no lo somos-

-No te pregunte si lo eran o no te pregunte ¡¿Dónde están?!

-¿Cómo esperáis que lo sepa? No conozco este universo. ¡Podrían estar en cualquier parte de este mundo!

-¡me molesta que sean tan irresponsables!

-¿y que querías que hiciéramos? No nos diste tiempo para planificar nada, solo hicimos lo que en ese momento pensamos que era lo correcto.

En este instante Gabriel grito de dolor, me asuste tanto que descuide el volante y el automóvil resbalaba sin sentido.

-¿Qué tienes? Grite con angustia.

-el… el principal si está en este plano, el… él está riendo a… carcajadas dentro de mi… él está en un gran templo, con seres alados por donde mires y un objeto… parece un obelisco


-¡La cúpula de san pedro! 

viernes, 1 de noviembre de 2013

El mundo del Equilibrio 2 - Capitulo 23 - ¿traidor?

Capitulo 23

¿traidor?

¿Cómo poder negarme ante un ser que con solo susurrar unas simples palabras podría convencerte de quitarte la vida? ¿Cómo poder negarme a esa mente que con solo desearlo podría desintegrar todo el esplendor de una galaxia en movimiento? No podía negarme ante su extraña y misericordiosa voz y si…. me pregunto ¿Por qué pienso en su misericordia cuando tan solo quiere ganar esta ya infinita y absurda guerra? tal vez sea misericordioso porque me perdono la vida, aunque le maldije y le escupí la cara solo mostró sus endemoniados colmillos y sus infernales ojos dignos de una deidad de su estirpe.

¿Traicionar todo por lo que luche? ¿Dejar que esa oscura semilla de maldad que está  enterrada y es fertilizada por toda mi arrogancia germine en mi corazón? Ojala pudiera negarme y aunque ni siquiera tengo el filo de su omnipotente espada cerca de mi cuello nunca podría oponerme a sus deseos y  su deseo es que yo le mostrara el camino hacia los 9 portales, camino que aunque ha pasado por innumerables almas solo el portador del nombre… Dumahel sabe como salir puesto que solo con mi permiso un alma puede salir de este plano; ese fue el designio que me otorgo ese convenio que las deidades firmaron con sus sagradas sangres.

Así me tienes, estamos yo, loas caídos y  esa deidad que nunca borra su maléfica sonrisa de su rostro, esa deidad de armadura más blanca que el algodón y sí, yo mismo me decidí a abrir la puerta principal, yo mismo me deshonrare y quisiera que todos  aquellos que murieron en esta batalla me perdonen, ¡si pudieran ver mis lágrimas fluir como ríos en el momento en que abandone mi nombre!; era el momento de dejar de ser Dumahel pues les he fallado ¡le he fallado a todos mis ancestros! Por eso jamás volveré a usar este nombre.

-¿Por qué pensáis que dejareis de ser Dumahel?- pregunto la deidad mientras veía a su prisionero ofrecer su sangre… la única llave que permite  abrir los 9 portales.

-¡cállate maldito enfermo! ¿Qué más puedo hacer? Si yo no la abro yo sé que tú mismo usaras mi sangre para abrir la puerta.

-¡así como lo he hecho desde tiempos inmemoriales!- exclamo riendo con esa perturbadora risa

No tengo opción pero aún estoy dudando ¿Qué me asegura que una vez abierta la puerta no me matara? Pues no me deshonrare tan fácilmente.

Decidí usar una de mis dagas y cortarme las muñecas dejando que la sangre se esparciera por todo el portal y así como desde hace eones de tiempo esta expulsaba llantos, gritos, risas y todas las blasfemias que un hombre pueda conocer en lo más profundo de su mente y así, el principal camino suavemente extendiendo su brazo izquierdo, mientras más se acercaba su sonrisa crecía y crecía distorsionando su rostro, sus ojos mostraban más y más su sed de sangre,  hasta que toco el cristal del que estaba hecha,  así todos sus caídos mayores se dejaron cubrir por ese cristal rojizo de las otras puertas mientras Dumahel veía  con gruesas lagrimas brotando de sus ojos el instante en que había traicionado a los que más amaba pero, aferro su puño y se lanzó hacia la puerta principal donde entro el principal, ahora que veía todas las pruebas por las que todo ser mortal entraba para dejar de ser una insignificante alma más, ahora empezaba a respirar ese aroma alejado de la hediondez de la sangre, aroma  que solo existía en lo más profundo de sus memorias.

-Vuestro odio ganara, ¡veréis  el renacer de nuestra nueva era!, y aquí estas voz… el que traiciono  a los suyos por la misma razón de la cual no murió hace siglos; no creería que alguien que le tenga tanto miedo a la muerte pueda cargar vuestro  nombre, pues por vuestro absurdo miedo a una de las leyes más profundas que creamos, por ese miedo a la muerte los que en un tiempo eran como voz… todos moriréis.

-¡No! Maldita escoria solo viví para demostrarte como este cobarde se sacrificó por todos aquellos a los que traiciono.

Dumahel apenas podía levantarse pero lo hizo frente a la puerta principal y con lo que le quedaba de energía blandió su quebrada espada contra el cristal, una y otra vez blandió resquebrajando cada parte mientras el principal veía con calma levantando levemente sus brazos dando la orden de no moverse.

-ahora es más divertido para mi humano, jamás me había divertido tanto en toda mi infinita existencia, ¡vamos! Mostradme  todo ese odio, ¡destruye las puertas! Anda ¡tú puedes! Ahora la oscuridad está ganándote la guerra y esa es mi única intención.

-ya no queda ningún plano a donde escapar, el plano de la luz esta destruido, la única entrada al plano donde no queda ninguna esperanza ha desaparecido y de esta forma… no puedes destruir este universo… ¡te he ganado maldito hipócrita!.

Por un momento el principal dejo de sonreír y camino hacia Dumahel y este cayó al suelo al sentir la creciente furia de una deidad, furia que hacía que el aire perdiera el oxígeno y lo hacía más denso al respirar.

-no tengo ninguna intención de destruir este universo… no…

Ahora que el principal acercaba su rostro al de Dumahel este rugió con la fuerza de  un  león y respiraba el aroma que expulsaba la piel de Dumahel.

-Huelo Miedo… seguís  siendo el mismo cobarde de siempre, ¿crees que habéis ganado esta vez? ¿sabéis que?  Ya ha pasado antes, antes tus ancestros habían jugado de mil formas pero siempre ocurría  el mismo resultado ¿y sabéis algo? Me agrada, hacéis que este juego sea más entretenido.

Dumahel sudaba al sentir esos ojos que despiden terror y destrucción pasearse  por su cara, sus lágrimas volvían a salir ya que se sentía como una liebre frente a un león a punto de devorárselo mas esta deidad se alejó rápidamente y camino por los antiguos pasillos y mientras él y sus caídos mayores salían, el fuego que despedían las antorchas se extinguía, la luz desparecía con cada paso que ellos daban y antes de salir el principal susurro una palabras.

“anda y cumple con tu destino traidor”

El antiguo Dumahel se quedó sentado, sollozando como un bebe sintiendo esa angustia que producía ese antiguo y común  sentimiento de traición ¿qué más pudo hacer? Eso se preguntaba una y otra vez al momento en que sus pensamientos se hacían versos en su boca. Solo quedaba una opción y es… ver como gracias a su ridículo miedo a la muerte este mundo desparecería; camino por aquellos  pasillos por los que cruzo hace innumerables años hasta que llego a la puerta logrando  escuchar ese susurro que le dedico el principal.

“anda y cumple con tu destino traidor”

Él se asustó al sentir ese timbre de voz viniendo desde el aire y cuando por fin abrió la puerta principal , mientras esta crujía veía a Uriel el maestro Vampiro sentado a lo lejos bebiendo una copa de sangre y al lado suyo una joven señorita gimiendo de placer.  Cuando Dumahel camino lo suficiente para escuchar al maestro este solo dijo


“el traidor que cumplirá su destino”

miércoles, 18 de septiembre de 2013

El mundo del equilibrio 2 Capitulo 22 - ¿El Regreso?

El mundo del equilibrio 2

Capítulo 22

¿El regreso?

Podía ver el cielo estrellado de aquella maravillosa noche, cada estrella me mostraba una hermosa sonrisa llenas de esperanzas y si… por un momento me sentía inmensamente feliz, estaba viviendo un momento lleno de absoluta paz y no quería que este instante de tiempo se alejara de mi alma, quería levantarme pero apenas podía suspirar ya que me dolía cada parte de mi cuerpo. Ahora era yo la que les brindaba mi más sincera sonrisa, el pasto se sentía como la más acogedora cama, cada hoja del pasto se sentían como miles de plumas que acobijaban mi adolorido cuerpo.

En el horizonte vi unas estrellas fugaces que recorrían los cielos. Sabía que no eran estrellas fugaces pero la idea me gustaba. La paz de la noche me brindo aquel descanso que mi cuerpo me pedía desde el momento en que había abandonado nuevamente este plano, así que cerré los ojos tratando de dormir… pero a pesar de pasar media hora con los ojos cerrados no podía conciliar el sueño aunque ya me lo esperaba; al darme cuenta nuevamente que ya deje de ser completamente humana deje que mis lágrimas recorrieran mis mejillas,  aquel sentimiento al que llaman arrepentimiento gobernaba mi corazón, el cielo estrellado seguía tratando de sofocar mi tristeza pero… sé que esta es mi eterna maldición.

Por un momento sonreí de nuevo y me decía a mí misma ¿Qué más me queda?  ¿Qué más podría hacer? ¿De qué forma puedo agobiar este genocidio que ocurre en mi corazón? Aunque sé que tengo alma, corazón y espíritu con que luchar ya no quiero saber de esta vida, quisiera que mi alma se esfumara en este leve viento que hace mover el pasto que me rodea. Más sabía que antes de rendirme… tenía que cumplir mi destino.

Apreté mis puños buscando nuevamente aquella fuerza que vive en cada célula de mi cuerpo, aunque ya no tenía fuerzas para amar y odiarlo todo logre sentarme y me quede viendo las palmas de mis manos, luego volví a ver el cielo con las mismas lagrimas que no dejaban de salir de mis ojos.

-           -  No soy nada…. ¡no merezco nada!

Mientras negaba mi propia existencia vi en mi mente todas las alegrías, todo el dolor, todo el llanto de todos los seres humanos que luchan por vivir en este mundo.

-          -¿a esto te referías Miguel? -Dije susurrando al instante en que logre levantarme

Camine entre la espesura guiado por la luz de la luna que me brindaba esa tierna sensación de absoluta soledad, ahora que podía ver el horizonte note que la luna se perdía entre varias montañas, para mi sorpresa vi como uno de los ángeles caía  para luego chocar cerca de la base de una de las montañas; ¡esta era mi única oportunidad de saber que estaba ocurriendo! así me decidí caminar hacia el.

Lamentablemente había muy poca luz como para ver hacia dónde ir, mi vista se nublaba  paulatinamente, mis pasos eran lentos y pesados pero solo la idea de encontrar a alguien que responda todas mis dudas lograba darme fuerzas y poco a poco podía ver el pequeño cráter donde se supone había llegado un ser que se supone no debe estar en este plano.

-          - vuestra presencia es bienvenida dijo al notar que estaba cerca de él


-          - Gabriel ¡¿Qué haces en este plano?! Exclame con fuerza


-          - Hicimos lo único que podíamos hacer.

El solo veía el cielo estrellado con las mismas lágrimas y con la misma sonrisa que tenía yo al recobrar la conciencia, estaba con las manos estiradas y lo que quedaba de sus vestimentas estaban quemadas

- nunca creí que el cielo de este plano fuera  tan hermoso. Dijo con vos suave.

- lo se respondí alegremente.

El logro sentarse para luego quejarse  de las heridas sangrantes que tenía en su espalda.

- ¿Qué es todo esto que siento por todo mi cuerpo- decía quejándose y tratando de tocar su espalda.

-nosotros lo llamamos dolor. Le dije.

- ¿porque siento algo incómodo en mi pecho…. Y porque me sale esta agua de los ojos?

-Nosotros lo llamamos sentimientos- le volví a responder.

-vais a creer que estoy mal de la cabeza pero… se siente bien. Exclamo mientras me sonreía.

Me le acerque  para ayudarle a levantarse. Y el extendió su mano para seguir quejándose del dolor que nunca había sentido.

-¿me hacéis un favor?... ¿podrías curarme las heridas que tengo en la espalda con algo de luz?

¿Qué tenía en la espalda? No lo sabía hasta que yo misma las vi. Su espalda estaba desgarrada y entendía que el mismo se arrancó sus alas y solo pude reir.

-¿de qué te estáis riendo?- dijo  con rabia.

- me rio porque no entiendes muchas cosas y Gabriel acá las reglas son diferentes, aqui no puedo crear luz y sanarte y otra cosa… tienes que dejar de hablar así en este plano.

Se quedó en silencio ya que él no sabía nada de este plano.

- como tu decías que no entendíamos tu plano así te digo yo que no entenderás el mío  ¡deja de hablar de esa forma tan antigua!

El solo volvió a reír asintiendo con su cabeza.

-¿Cómo me puedo curar?

-tendremos que ir a un hospital.

-¿Qué es eso? ¿Estáis segura de que vos no podéis curarme?

-¡te dije que no hables así! Llamaras mucho la atención Y no sé si pueda curarte pero ya no tengo fuerzas para hacerlo… ahora escúchame, tenemos que ir a una ciudad a que te  sanen tus heridas. Aunque no  sé dónde quede una.

Caminamos guiados por las estrellas y empecé a preguntarle que ocurrió en el plano de la luz. Solo respondía que… era caer o desaparecer con el plano de la luz, me conto la decisión que tomo Miguel y todas las huestes tuvieron que caer para no desaparecer. Estaba abrumada por aquella decisión pero apenas tenía fuerzas para ayudar a Gabriel a caminar. Llegamos  a una carretera, el sol poco a poco retomaba posición sobre la noche y Gabriel vio por primera vez  un amanecer, extasiado pero adolorido volvió a reír.

Mientras caminaban por el borde de la carretera un vehículo paso al lado de ellos para luego detenerse a varios metros delante de ellos; Gabriel subió la mirada observando como el automóvil retrocedía para ayudarles.

-¿Qué clase de demonio es este?-  Susurro

- será mejor que te calles y no digas nada, déjame hablar por ti, no quiero que empeores las cosas.

El chofer se bajó presentándose dispuestos a ayudarle pero cometió el grave error de mirar a Gabriel a los ojos, este observo un rato a aquel hombre y su rostro alegre cambio sutilmente.

-así que os llamáis anon…

-¡¿Cómo lo supiste?¡ nunca te había visto pero… déjame ayudarte.

- ¡callaos! Maldito abusador… vi cómo has abusado de vuestra hija y de vuestra esposa llegando ebrio a tu hogar, como habéis sido corruptos, sé que trabajas como comisario de tu pueblo que queda a pocos minutos de aquí y no os dejare vivir…

Gabriel se abalanzó sobre el agarrándolo del cuello.

-¿conque te gustaría tocar a tu hija? ¿conque aceptas sobornos de traficantes? ¿conque has engañado a tu esposa y a la vez  matado a personas inocentes? Yo Gabriel… ¡no os dejare vivir!.

-¡no! Grito Amy tratando de detenerlo pero ya no podía hacer nada , luego puso sus manos en su boca al ver que las heridas de Gabriel sanaban.

-¡maldito! ¿Por qué lo mataste? Entra y siéntate….  ¡rápido!

Amy entro agarrando el volante y Gabriel se sentó en el puesto de copiloto acelerando dejando al comisario muerto en medio de la nada.

sábado, 14 de septiembre de 2013

El Mundo del Equilibrio 2 - Capitulo 21 - El Profeta y el Vampiro

El Mundo del Equilibrio 2

 Capitulo 20



El Profeta y el Vampiro

-        -  Ahora mis hermanos  que se han reunido todos a escuchar la palabra del señor, ¡sí! Puedo ver sus angustias, sus dolores pero hoy una vez más he venido a darles el consuelo que nuestro padre promete para todos nosotros, todos acá estamos reunidos para sentir su divino poder en esta iglesia que levantamos con nuestro sudor y sangre. Alábenlo pues este es el único camino para llegar al cielo

-         - Alabado seas mi señor- gritaban todos de alegría.


En ese justo momento un hombre entro a aquella congregación caminando muy sutilmente para nadie notara su presencia y se quedó observante, y a la vez escuchando las palabras del profeta que anunciaba la gloria de su dios.

-          - Hermanos míos el mundo llegara a su fin pero todos ustedes se salvaran conmigo pues yo les vengo una vez más a traer su palabra.
-           
Ahora aquel visitante empezó a sonreír disimuladamente pero seguía mirando fijamente al predicador, hasta que empezó a acercarse lentamente  al profeta.

-          -Puedo sentir al diablo caminar entre nosotros. dijo mientras notaba que a lo lejos aquel hombre de apariencia inquietante se acercaba a él.


-           -Puedo sentir como los ha manipulado para cometer pecados.


-          -¿de qué pecados habláis? Pregunto el visitante sonriendo


-          -¡pecados de la carne!


Pero al decir esto empezó a recordar aquellos instantes en que le había sido infiel a su esposa;  Recordó cuando buscaba prostitutas y todas aquellas blasfemias que les decía mientras mantenían relaciones.

-Sé que todos dicen calumnias contra su prójimo.

Ahora el predicador recordó  todas las veces que le contaba los secretos de sus seguidores a otros predicadores para poder estafarles.

-          -¡el diablo está caminando en este sitio llenándome de dolor!

-          -¿Qué dolor? Dijo nuevamente el visitante

- el dolor que cada uno de ustedes siente al aceptar sus pecados.

- ¿estáis seguro que son los pecados te vuestra gente… o son los vuestros?

- ¿Quién eres tú que has venido a traer semejantes mentiras delante de mi rebaño?

-no necesito presentación pues vos ya me conocéis.

El Maestro vampiro se acercó más y más al estrado dejando ver su larga cabellera y sus milenarios colmillos, caminaba con el estirpe digno de toda deidad.

-otra vez tu… ¡Demonio! Hermanos míos de este hombre les he hablado, el con solo susurrarte una palabra en el oído podría hacerte vivir un infierno, el con su mirada podría hacerte matar  a tus semejantes…. ¡Es el demonio!

- jajajaja mi autoestima no es tan alta ahora callaos la maldita boca, aquí el que habla soy yo.

Siguió acercándose al estrado y cuando estaba a pocos pasos el profeta saco un arma de fuego.

-No permitiré que me controles de nuevo. Dijo al disparar un par de vece pero las balas le atravesaron como si él fuera una niebla pero las balas le llegaron a la pierna de un anciano.

El Maestro vampiro volteo viéndola sangre que corría formando un charco de sangre, todos empezaron a gritar pero no se podían levantar de sus asientos, los ojos del vampiro brillaban con el mismo color  de un eclipse lunar, la sangre hacia que su corazón latiera rápidamente y sus colmillos dominaron su mente. Él se acercó al hombre que gritaba al ver que su sangre se esparcía por todos lados, más  el Maestro Vampiro solo humedeció su dedo índice para lamerla y probar la sangre.
-          ¡Ahora veis que este es el demonio, solo un demonio vive de la sangre humana!

-         - ¡Callaos! Mi sed de sangre no os incube ni a ti ni a nadie pues no entenderían mis razones.


El ignoro la sangre y se dedicó a llegar al estrado, al momento en que ya tenía al profeta frente a el sonrió al ver que este hombre se orinaba del miedo.

-          -¿Por qué los de vuestra clase son tan patéticos?

-          -¡Hice lo que me pediste que hiciera!



-          - os dije parte de la vedad para que los tuyos se prepararan, si yo fuera todo lo que vos decís que soy no me hubiese tomado la molestia de advertiros, mas ¿Qué hiciste? Solo usar parte de la verdad como la gran mayoría de los tuyos lo han hecho,¡ tú no eres diferente de aquellos  que se sientan en tronos de oro y visten diamantes!


Todos lo que escuchaban estaban perplejos, indignados y hablando entre ellos mismos.

-Os dije… ¡Callaos de una puta vez!

Todos se asustaron al sentir su solemne vos, sabían que ese tono no lo podría crear un ser humanos, algunos miraban en todas direcciones queriendo escapar mas no podían huir
.
-          - Ninguno de vosotros   sabéis la verdad y no esperéis que mi persona os la diga. ¡solo sois unos malditos hipócritas! Solo vivís vuestra vida como si fueran uno deseos aparatos electrónicos que guardan en sus bolsillos, ¡esperan el maldito perdón pero no buscan merecerlo! Solo le creen a charlatanes como este esperando una salvación, solo por pertenecer a una religión !pero eso no los salvara! Dejen de tener falsas ilusiones y expectativas de un mundo al que ni conocen y se dirán ¿Quién es este hombre? Pues yo soy aquel que se supone encarga de protegeros, vine a ver si en alguna circunstancia veía hombres y mujeres preparados para morir por sus creencias ¡y no veo a ninguno! Simplemente esperando que otros lo hagan, ¡no le crean a charlatanes como este! Y por esta razón vosotros estáis condenados pues… ustedes mismos destruirán su civilización, así como siempre lo han hecho en pasadas oportunidades.

Inmediatamente las personas pudieron levantarse y salieron  de la iglesia desesperados mientras el profeta caía  al suelo llorando y de rodillas ante el Maestro.

-          -Todos seguid decepcionándome- comento cerrando sus ojos


-          -¡Pensé que hacia lo correcto! Decía el profeta sollozando agarrando las piernas del maestro.


-Si queréis… llámame Uriel, ese es mi verdadero nombre. Aunque me fallaste y por eso ya no necesitareis saber mi nombre; por esto tuve que destruir mi templo para cerrar una de las nueve puertas al mundo donde no queda esperanza, quería tener a un  puñado de personas  dispuestas a dar su vida por mantener las otras  ocho cerradas ya que solo los humanos pueden hacerlo, mas como les dije a aquellos a quien chantajeabas, ustedes mismos se destruirán.

Mientras Uriel Salía de la iglesia el pastor se quedó llorando en el suelo y para que no sufriera más Uriel le prendió fuego, el pastor lloraba y con su propio cuerpo envuelto en llamas fue quemando toda su iglesia, desde el altar, las cortinas, las sillas de madera, todo se fue consumiendo.


-humanos… sois patéticos dijo al alejarse de la iglesia consumida en llamas

domingo, 25 de agosto de 2013

El Mundo del Equilibrio 2 - Capitulo 20 - Sacrilegio

El Mundo del equilibrio capítulo 20

Sacrilegio 

Él nunca había expresado tanto dolor con una sola mirada y se preguntaba ¿Qué hijo merece ver como asesinan a su padre ante sus propios ojos? Pues la respuesta yacía dentro de su divino corazón el cual ya había probado todo el dolor producto de esta infinita guerra sirviendo la voluntad de su padre; varias lagrimas salían al sentir el aura de su padre desvanecerse del tiempo y el espacio, no lo podía creer nada ni nadie podía hacer nada ante su misericordiosa voluntad pero una mortal si lo hizo y ¿para qué? ¡Porque decidió sucumbir ante el lado más oscuro de la humanidad si justamente esa era la razón del porque esta guerra lleva eones de tiempo!; todas esas incógnitas viajaban en la mente de Miguel y sabía que las mismas preguntas se las hacían todos sus hermanos.

Amy seguía sollozando la muerte que provoco con sus propias manos, la muerte producto del desequilibrio más grande que se produjo al amar y odiarlo todo en las mismas proporciones; mientras ella veía las palmas de sus manos, lamentándose una vez más por no saber controlarse, pero… ¿Qué más podía hacer? Sabía que aquella deidad quería enseñarle algo pero en ese momento la tristeza ocultaba su ya melancólico estado mental.

Miguel con pasos dolorosos se fue acercando a ella empuñando su espada,  con cada paso el perdía la cordura producto del dolor más espeluznante que puede sentir un ser de luz el cual en si no debería tener ningún sentimiento negativo, más una infernal cólera empezaba a dominar su alma.

Sin más que una mirada cruel se quedó mirando a Amy la cual se secaba sus lágrimas susurrándole que la perdonara.

-¿perdón? ¿Vuestra persona perdonaría al asesino de vuestro propio padre al ver su muerte con sus propios ojos? – Grito Miguel

Amy no quería mirarle pues ¿con que cara podría responderle y agobiar todo el dolor que un hijo podía sentir ante tal circunstancia?

-Miguel…Sus últimas palabras fueron “por fin pude salvarlos a todos”.

-¡¿y que tiene que ver eso?! Maldita humana…

Con estas palabras Miguel desenvaino su espada colocándola en el cuello de Amy.

-¿Por qué habría de dejarse morir ante un ser tan inferior como vos? ¡No merecéis mi compasión! tu… cuando caíste directo al mundo donde no queda esperanza  os  dejaste seducir por el lado más oscuro del equilibrio, más aun así el padre en su infinita misericordia ordeno romper una de las leyes… ¡solo para rescataros!  Yo mismo vi sus lágrimas de angustias al no saber qué pasaría contigo y aun así ¡te atreviste a borrarle  de esta y todas las existencias! - dijo solemne

-Miguel…  

-ahora por misericordia os perdonare vuestra vida pues… el padre quería que vivieras

Miguel retiro su espada del cuello de Amy y camino hacia Araxiel hasta que le agarro del cuello mientras Araxiel le dedicaba sus rojos e inexpresivos ojos.

-tu maldito, ni hombre ni bestia, ni vivo ni muerto ¡tú sabias que esto pasaría!- grito nuevamente Miguel.

-¿crees que yo soy un dios o un ser como tú? Me das lastima yo solo hice lo que tenía que hacer no sabía ni siquiera como entrar a este plano..

-¡pero sabías que ella lo podía hacer!

Miguel le soltó con resignación, camino varios pasos hacia el trono de su padre mientras susurraba palabras pidiendo sabiduría, y así se quedó un par de minutos.

-¿es esto lo que tu querías? Exclamo Miguel susurrante ahora que sus ojos eran iluminados entendiendo que ahora lo que una vez fue ya dejara de ser.

-Hermanos  míos sujetadles y lleváoslos conmigo. Volvió a exclamar Miguel

Ahora mientras caminaban saliendo del templo Principal, la morada de la antigua deidad de la luz, se podía observar como las estatuas de ángeles se carcomían paulatinamente, las rosas se marchitaban poco a poco, las baldosas que cubrían los senderos se convertían en fino polvo que se dejaba llevar por el viento que ya dejaba de ser cálido para ser un viento frio y seco.

Amy nunca opuso resistencia simplemente esquivaba las miradas de todos los seres de luz que paulatinamente empezaron a seguirles, ya sea ángeles o simplemente almas que ya habían llegado a un nivel espiritual que rozaba la perfección, ella  ni siquiera miraba hacia Araxiel solo se dejaba llevar de brazos atados por Gabriel y los demás seres supremos.

Con el pasar de varios minutos llegaron a un abismo, las nubes que antes no dejaban ver ahora se desvanecían siendo llevadas por el viento y todos podían ver el plano Mortal, Amy ya sabía lo que a continuación sucedería y camino hasta el borde, luego Araxiel camino para ponerse a su derecha.

-Yo Miguel, Supremo ser de Luz, os  sentencio a vivir, vivir nuevamente en donde  pertenece vuestra alma, os sentencio a vivir las consecuencias de vuestros actos, Amy estáis sentenciada a sentir todo el dolor que la humanidad, y más aun estáis sentenciada a nunca más volver a saber de vuestro antiguo maestro por lo cual jamás lo volvéis  a ver ni aunque le llores en cada instante de vuestra vida.

-¿Por qué haces esto miguel? ¿Por qué jamás veré otra vez a un ser que amo?. Grito desesperada.

-¿tú me amas? Gracias por sentir eso pero… lo mejor para ti es que me olvides, te lo dije una vez  desde que me conociste solo conoces el dolor y aunque te parezca extraño de mi… solo quiero que vivas para que cumplas con tu destino sin llorarme, sin que sientas todo ese vacío que te ha cegado.

-¿ya se despidieron?  Comento Gabriel

Ambos asintieron con la mirada, en ese instante Miguel Y Gabriel se acercaron y de un soplido los lanzaron directamente al vacío y así ellos regresarían al mundo al que pertenecen.

-Gabriel, Uriel, Rafael, Raguel, Remiel y Sariel acercaos.

A los pocos segundos los 6 seres supremos de luz se acercaron poniéndose a disposición de las nuevas Órdenes de Miguel, el cual solo asintió con la cabeza para que le siguieran. En su caminar todos entendían que ya no había vuelta atrás ¿y que podían hacer? Todos tenían esa incógnita naciendo y creciendo en sus almas, todos se despedían de aquel agonizante mundo, donde vivieron y protegieron a su padre por las infinitas edades del cosmos, algunos recogían flores que aún no marchitaban, otros veían lo que quedaba de luz alimentando el horizonte y miguel simplemente se despedía de sus hermanos.

-sé que todos estáis pensando  lo que sucederá ahora así que díganlo de una buena vez. Pronuncio Sariel.

-lo correcto es fallecer con este plano que desaparece ante nuestras miradas. Dijo Remiel

-¿Qué es lo correcto? ¿qué es una verdad? Menciono Rafael.

-No hay nada correcto. Asintió Gabriel.

-si es así ¿deberéis morir conmigo sin luchar y solo cumplir las leyes?- Solemnizo Miguel

En ese instante todos sonrieron al darse cuenta que ya las leyes no existían, todas habían sido rotas, el equilibrio había sido quebrado así que ya nada importaba.

-¿Cómo llevaremos las huestes al plano mortal? Sin el padre no los podemos llevar con nosotros. Asintió Remiel.

Ahora estaban frente al trono del padre y miguel se dispuso a sentarse y observar a sus hermanos directamente a los ojos.

-Solo un demonio puede llevar consigo a su ejército, mas…

Con esas palabras todos bajaron sus miradas.

-es necesario que todos vosotros al igual que yo, caigamos aunque, signifique un sacrilegio. ¿Estáis todos de acuerdo?

Todos subieron la mirada y uno a uno lanzaron sus armas, cada uno agarraron sus rangos, aquellos signos que flotaban de sus hombro rompiéndolos con sus manos en el instante en que ya se dieron cuenta que dejaban de ser seres de luz gracias a la sangre que ahora fluían de sus palmas, uno a uno fueron despojándose de sus armaduras; al momento en que su sacrilegio estaba a punto de consumarse salieron caminando hacia el abismo y así todos sus hermanos vieron con horror a sus hermanos superiores caminar sin una gota de honor en sus cuerpos sutiles.

-Hermanos, sabéis que no queda otra opción más que esto, sin nuestro padre no os podéis dirigíos hacia el plano que veis atrás mío, así que los 7 hemos decidido caer, lo único que aún nos aferra a lo que ya dejaremos de ser son nuestras alas y así os pido, arrancaos las vuestras y luchad vosotros a nuestro lado. Solemnizo Miguel.

Todos los ángeles se vieron sus rostros, y uno a uno empezaron a lamentarse, no querían sacrificarse aunque sus superiores lo hicieran frente a ellos y así Sariel se arrancó sus alas gritando del dolor que jamás había sentido porque ellos no sienten dolor, luego continuo Rafael y posteriormente Raguel .

-Hermanos esta es mi última orden, sois libres, podéis  seguirnos y luchar o quedarse acá y unirse ante el olvido.

Con esta última Orden Miguel se aferró a sus Enormes alas y se pudo escuchar como su piel se desgarraba, se podían ver sus lágrimas, se podía notar esa desesperación que agobiaba su mente se podía ver su sangre de caído fluir por su cuerpo y cuando por fin se las arranco las lanzo al abismo; ahora todos los demás seres de luz sollozaron mientras decidían si caer o resignarse a morir, hasta que uno dio un paso al frente y se arrancó todo lo que lo hacía un ángel, ahora una a una de las huestes fueron creando el mayor sacrilegio que jamás había sido participe todo el ejercito del plano dela luz.

-Hermanos ahora no somos ángeles, no somos humanos, no somos demonios, solo somos seres que tomaron una decisión ahora únanse a mí. Dijo Gabriel al lanzarse al abismo con los otros 7 arcángeles y posteriormente todo el antiguo ejército del plano de la luz.


Todos caían y poco a poco danzaron en el vacío, todos los caídos penetraban los cuerpos de los 7 seres supremos haciendo que un infinito ejército se concentrara en 7 caídos que posteriormente al cruzar la línea que separaban aquellos dos planos se convirtieron en humanos que tomaron 7 direcciones distintas pero sin antes despedirse del sitio al que jamás volverían

sábado, 3 de agosto de 2013

El mundo del equilibrio Capitulo 19 - Osadia

El Mundo del equilibrio Capitulo 19

Osadia

Aquel fuego de la inmortal vela estaba inerte hasta que la respiración de un hombre logro que esta se moviera de un lado a otro cambiando  las sobras que producía su natural luz, aquel hombre escribía suavemente con la tinta que fluía de la pluma hasta que algo interrumpió su concentración manchando todo lo que estaba escribiendo, el aire se hacía más espeso de lo que lo era, este viejo hombre cerro  ligeramente sus ojos al entender la nueva orden que venía del plano superior, mas ¿Qué orden era esta? En ningún momento había sentido que el plano de la luz produjera esta desesperación que ahora reina en su corazón; ahora vio como la luz de las velas cambiaba las sombras que le rodeaban, mostrando maléficas formas en las paredes mientras que el fuego de las velas inmortales se consumía paulatinamente; el ya poco a poco comprendía todos los horrores que ahora vivirá a partir de este momento; se levantó del escritorio para ir caminando con lenta angustia hacia el balcón de la fortaleza, él no quería mirar puesto que al ver el muro de fuego terminarían sus dudas sobre lo que pasaría en muy poco tiempo, pero antes de llegar al balcón agarro su antigua espada, la que usaba antes de ser el señor de los iniciados, aquella espada solo la uso mientras era un maestro más que continuaría el infinito proceso que las deidades pedían cumplir; ahora caminante paso el portal que conducía al balcón manteniendo sus ojos cerrados hasta que por fin los abrió, y con terror vio como el infinito muro de fuego agonizaba, las ardientes llamas se consumían suavemente, lo  suficiente como para darles un par de días antes de que todo lo que era… deje de ser.

Ahora mientras veía confundido recordó que su antecesor le contó que este día llegaría, y que tal vez sea el fin de todo, el nunca entendió a que se refería con el fin de todo mas ya no importaba, sus calmados ojos mostraron una ferviente cólera, mientras se dispuso a salir de La torre principal.

-Dumahel… Dumahel… ¡Dumahel! Ese fue el nombre que se me confirió para cumplir la voluntad de las deidades más ¡que importaba ya quien soy o lo que llegue a ser! Decía susurrando mientras terminaba de salir de la torre.

Los demás iniciados de menor rango estaban sentados perplejos, puesto que al igual que Dumahel  escucho la oren de aquel plano superior, ellos también escucharon ¿y para qué? Esto no había ocurrido nunca, a ellos jamás se le habían manifestado directamente de esta manera, solo veían como la luz de los faroles de energía cósmica de consumían como el fuego de las velas inmortales.

-¿dónde está Sirrah? ¡Maldita sea! Díganme donde esta ese maldito hijo de puta!

Nadie había escuchado a Dumahel expresarse de esa forma, pero todos entendían que por su responsabilidad en lo que a continuación pasaría, ya había perdido la paciencia característica de los iniciados.

-Mi señor Dumahel el está haciendo sus naturales recorridos en los campos de este círculo- dijo uno delos guerreros que ya cargaba su armadura preparado para cumplir órdenes.

-Vortex ese maldito sabe que está pasando ¡y aun así se da el lujo de burlarse de todos nosotros perdiendo el tiempo allá afuera!- Exclamo Dumahel  furioso

-¿y porque estas tan nervioso Dumahel? Dijo un hombre

-Sirrah ¡donde estas! Ya sabes que…

-¿Qué la  deidad de la luz murió? Si pero… ¿a quién le importa? Yo lo veo como un avance, uno menos a quien derrotar.- Exclamo burlándose de todos

- si tanto poder crees tener ¿Por qué te escondes de mi maldito caminante?

-¿yo esconderme? Déjame reírme un rato, solo estoy fumándome un par de cigarrillos mientras me divierto con tu rostro lleno de terror-

De inmediato sintió como la colilla de uno de sus cigarros se depositó sobre la hombrera derecha de Dumahel y este por fin noto que Sirrah estaba arriba de él.

-¿por fin me ves?, que patético- decía mientras lanzaba bocanadas de humo.

Se lanzó a un lado de Dumahel y este con rostro de incertidumbre se abalanzo contra Sirrah levantándolo con su brazo derecho

-¿y que se supone que vamos a hacer? Pregunto con cólera

-¿Por qué no me lo dices tú? ¡Tú eres el señor de los iniciados! o ¿es que se te ha olvidado?

Ahora Dumahel  rugió como un león mostrando le sus colmillos característicos de un iniciado

-no me hagas reír Dumahel, ¡guárdale tu cólera y tus colmillos al principal! Ohh es que se me olvidaba, un cobarde como tú no puede hacerlo y sabes que no puedes mentirme, veo la verdad en tus ahora asustadizos ojos.

-¡vos no sabéis nada! Decía con voz demoníaca.

-¡siempre lo supe! Eres un hipócrita que está en su puesto por solo piedad de un hombre más elevado que tu; quieres cumplir las leyes del equilibrio ¡pero si en primer lugar tú  las rompiste! Ohh si puedo ver en tus ojitos de cachorro  mostrándose como león, puedo ver aquel instante en que ¡tú! Tenías que morir para cumplir las leyes ¡y no lo hiciste! Araxiel tuvo que desprenderse de lo que aún lo hacía humano para poder salvarte puesto que no querías morir con honor ¡querías vivir como un cobarde! Y luego de que ambos regresaran tu antecesor tuvo que cumplir el equilibrio por ti ¡dio su vida para cumplir la ley es que tanto amas! y pasarte su rango, oh si... el antiguo portador del título de Dumahel uso esa misma espada que ahora cargas en tu cintura para quitarse la vida ¿ahora quieres hablar de cumplir las leyes cuando tú mismo no las cumpliste?, me divierte tanto que ahora cargues el título de “Dumahel” .

-¡Eres un…!

-¿Qué?, ¿Qué soy yo? Anda ¡dímelo!- Decía riéndose de el mientras Dumahel lo miraba sin decir nada

-Solo te diré algo mi cobarde señor ¿tú crees que la deidad de la luz está muerto... o muerta? ¿Un ser que con solo su voluntad puede crear millones de estrellas, galaxias y universos? ¡Un ser que con solo soplar podría arrasar este mundo sin siquiera esforzarse! Yo no lo creo… solo sé que en esta vez  hizo una jugada extraordinariamente audaz.

Ahora guardándose su orgullo, Dumahel soltó a Sirrah  y mientras, veía su diminuto ejército.

-¿Qué propones hacer, señor de los caminantes?

-es simple… ¡cumplir el equilibrio! Y solo existe una forma de lograrlo y es… ¡Luchar hasta morir! Y esta vez te pido por favor ¡muere con honor!

-¿ya estas anticipando nuestra derrota?- Le dijo mientras veía al oscuro cielo preguntándose que estará pasando en este momento en el plano de la luz.

-¿existe otra opción? Prefiero morir antes de huir al plano humano, y aunque lo hiciera estoy seguro de que con el pasar del tiempo de igual manera moriría allá aunque… podría ver por última vez un cielo estrellado.

Un silencio sepulcral rodeo a todos los iniciado y Dumahel dejo de mirar al oscuro cielo, vio la mirada orgullosa de todos los iniciados, él sabía que todos morirían con gusto. Y sin más que una mirada ordeno a todos que se alistasen.

-¿Cuántos días nos quedan Sirrah? Exclamo solemne

-si tenemos suerte… dos días humanos.

-Nos veremos en 12 horas humanas dijo sin expresión alguna.

Mientras subía por las escaleras que conducían a sus aposentos el agarraba su espada de iniciado, aquella con la que se suponía que tenía que ir para sacrificarse, a él no le daba orgullo  cargar la espada que le confiere el título de Dumahel; con cada paso sus inexpresivos ojos mostraban decisión, ya era momento de cumplir la ley quebrantada hace décadas humanas. Cuando llego a la cima de la torre, y luego de traspasar el portal fue directamente a la habitación donde estaba guardada la armadura de guerra, aquella armadura a la que siempre se rehusó a utilizar.

-sé que nunca merecí ser llamado Dumahel, sé que nunca merecí portar la espada y mucho menos esta armadura pero ahora se, que mi responsabilidad es usarla.

Con la idea de su pronta muerte se fue colocando cada parte de esta, desde las hombreras, el peto, los guanteles hasta las grebas  y cuando por fin ya todas las partes estaban en su sitio se dirigió al balcón a esperar mientras veía el fuego del muro extinguirse.

Ahora que el tiempo pasaba, Dumahel veía como su pequeño ejército se alistaba; las horas humanas pasaban y aunque sus hombres le veían decidido, esperando el instante en que ya el choque del acero de las espadas solo será la música que escucharían, el en realidad estaba despidiéndose de la vida, despidiéndose de sus hombres, despidiéndose de su antigua vida profana.

-Sirrah sé que estas detrás de la puerta, pasa de una vez y dime ¿Qué quieres?.

-¿Por qué eres tan aburrido? Está bien pasare.

-¡te dije que esperaras 12 horas humanas!

-han pasado 13, ya veo que perdiste la percepción del tiempo humano.

-hace siglos que deje el mundo humano, ¿Qué esperabas? Dijo Dumahel  volteándose hacia Sirrah

-no espero nada mi señor.

-¿ahora soy tu señor?

-lo eres ¿te gusta que sea grosero contigo verdad?

-prefiero eso antes de que seas hipócrita conmigo. Ahora ¿Qué vamos a hacer?

-¿no te lo dije? Tenemos que morir

-¿y después qué? Dijo con furia

-no lo sé… solo sé que vi a tus hombres aceptando la muerte y por eso decidí que los caminantes también lucharían, ¿te resignas a no dar una buena batalla?

-¡jamás! Y ahora que lo dices ¿Cómo están mis hombres y mujeres?

-ya están listos.

-Entonces vamos a la puerta. Esta es mi orden, ¡todos en formación frente al portal del muro de fuego!

-así se hará- dijo Sirrah mientras se inclinaba burlándose nuevamente de Dumahel.

Ahora que Dumahel bajaba de la torre despidiéndose de ella por última vez, el escuchaba como todos salían de la fortaleza, sin más nada que decir atravesó los pasillos que conducían a la salida principal, cuando vio que todos estaban esperándole se sentó a esperar que el muro se extinguiera totalmente.

-¿no te parece hermoso el fuego extinguiéndose? Podría encender un cigarrillo con él.

-¿de dónde sacas todos esos cigarros?- pregunto toscamente.

-los consigo en la prueba donde sufren los adictos y abusadores, ¿quieres una?

 Sirrah saco un par de cigarros y le ofreció uno a Dumahel, este lo miro con desprecio.

-¿no me digas que nunca has probado uno? Pues vas a morir ¿qué importa ya?

Con estas palabras Dumahel agarro uno y dejo que Sirrah se lo encendiera, mientras que Sirrah encendía el suyo Dumahel expulsaba el humo con una sonrisa, sonreía pues el cálculo de Sirrah estaba equivocado ya casi no quedaba muro que observar, y mientras ambos fumaban, Sirrah expulso las alas que le proporcionaba su armadura.

-¿Por qué no sacas tus alas?

El había olvidado ese detalle, las armaduras de cada señor tienen unas alas falsas pero en fin, eran funcionales. Y con solo su voluntad despidió alas del mismo color que su armadura vinotinto. Ahora el fuego y el portal terminaron de desvanecerse.

-¿ves lo mismo que yo? Dijo Sirrah con su típica sonrisa demoniaca.

El principal estaba acompañado tan solo por sus caídos mayores, no había rastro de ningún ejército pero todos ya sabían que era solo una simple ilusión, su ejército estaba extendido infinitamente detrás de ellos, rugiendo y chocando sus armas con sus armaduras.

-¡sé que todos esperan un discurso extendido y esperanzador! Pero… no hay esperanzas en el plano donde naturalmente no existe ninguna esperanza, así que yo el Portador del Nombre Dumahel solo les digo… Mueran con el honor suficiente como para que el principal y toda su corte de caídos recuerden sus nombres con cólera en sus rostros.

El Infinito ejército avanzo mientras el principal y sus caídos mayores se quedaron inmóviles y con rostro confiado, todo el ejército se acercaba con horrífica rapidez, ahora el mundo se quedó inmóvil en ese preciso instante en que el acero de ambos frentes crearían la sinfonía de destrucción típica de cualquier guerra, ahora sonó el choque del acero, sonaron los rugidos de ambas partes, sonaron los gritos de aquellos seres que morían rápidamente; el principal sabía que cada iniciado podría matar miles de demonios, así que esperaban con calma mientras Sirrah y Dumahel gritaban al cortar y desmembrar a los demonios.

La sangre fluía como tenía que fluir, el mar de sangre producía un éxtasis en Sirrah mas Dumahel solo pensaba en ver al principal para escupirle el rostro; el principal comenzó a caminar lentamente acercándose al pequeño ejército, como si esperara algo; la armadura de Dumahel se empapaba de sangre hasta que… el principal sonrió, ahora el tiempo empezó a transcurrir cada vez más lentamente y Dumahel observaba como un demonio atravesaba a un hermano iniciado, luego vio como otro hermano se arrastraba sin piernas pidiendo la muerte que le habrían prometido, también vio a Sirrah ser atravesado  una y otra vez por lanzas, y así poco a poco notaba que el principal cada vez estaba más cerca.

El principal levanto su mano dando una orden y así solo quedaron 4 de ellos en pie más el ejército de demonios nunca dejaba de ser inimaginablemente extenso.

Sirrah cayo de rodillas al ver que la vida se desprendía de su cuerpo, él estaba a pocos metros de Dumahel puesto que quería morir junto a él y ambos se miraron a los ojos.

-¿de qué te ríes Sirrah? Dijo Dumahel con una sonrisa.

-¿notaste que estas menos herido que yo? Dijo al sacar otro cigarro y encenderlo.

-¡al menos no tengo lanzas atravesando mi pecho!- dijo Dumahel sonriéndole.

-¿sabías que es la primera vez que me sonríes Dumahel? Dijo mientras el cigarro se resbalo de sus dedos y sus ojos se cerraron suavemente.

Ahora con un par de lágrimas Dumahel vio al Principal a solo unos pasos de su cuerpo

-¿Qué quieres? Susurro

-¡os recuerdo! Y ahora veo que ahora sois Dumahel-

-¿y eso que importa? Ya nada importa.

-La deidad de la Luz ha jugado de forma audaz, no os sabría deciros que pasara ahora pero solo debéis saber que también jugare de la misma forma.

El principal se acercó al cuerpo moribundo de Dumahel y tras agacharse miro directamente a sus ojos.

-Hace millones de años Humanos que él no hacía algo tan irresponsable.

-¿Por qué no me matas ya? Grito con furia mirándole a los ojos.

-¿quieres restaurar el equilibrio que rompiste? Pues no…

Dumahel cegado por la ira le escupió al Principal en el rostro.

-Dije que te escupiría antes de morir y lo he logrado, ¡haz lo que quieras!

El principal volvió a sonreír.


-por tu osadía… y por la osadía de la deidad de la luz esta será mi siguiente jugada, ¡tú, Dumahel! Tu… Vivirás…

domingo, 16 de junio de 2013

El mundo del equilibrio 2 capitulo 18 - La muerte de un dios

El Mundo del Equilibrio 2 - Capitulo 18

La muerte de un dios

El agobiante sonido del silencio absoluto atropella aquellos deseos de vivir, más el destino es incambiable,  antes no entendía como funcionaba el universo pero ahora, mas oscuridad llega a mi mente al darme cuenta de que cada vez menos conozco la dualidad del tiempo y del espacio, pero… todo tiene una razón de ser, nada es casualidad puesto que he comprendido que todo lo que ha vivido el hombre tiene una razón y un porque, ahora ¿Por qué nació el hombre?, no tengo idea, solo sé que interminables dudas llegan a esta alma que ha viajado entre el pasado y el futuro, además de vivir un inimaginable presente, ahora solo sé que todo está mezclado en una sola cosa, si, el pasado y el futuro no son más que una mezcla bizarra entre la existencia del ser humano.

Pero no era momento de pensar en banalidades cósmicas, ahora solo era tiempo de interpretar el papel que la vida me pidió interpretar. Poco a poco la oscuridad que encierran mis cerrados ojos desaparece paulatinamente, tenues luces y borrosas imágenes se dejaban ver paulatinamente. El agobiante dolor desaparecía, el extremo debilitamiento es ahora solo un vago recuerdo, la sangre que empapaba hasta la última hebra de mis cabellos había desaparecido, mas solo pensé en una cosa… ¡Araxiel!  El también habrá visto lo mismo que yo pude contemplar puesto que somos el mismo espíritu pero somos lo contrario en alma.

-¿Dónde está Araxiel, Miguel y Gabriel?-  exclame dudosamente y con miedo.

Al notar la soledad que me cubría, penosamente mire a mi alrededor, los charcos de sangre se veían acumularse en aquellas baldosas por las que camine, algunas rosas blancas que crecían a los lados del sendero poco a poco se teñían con el rojo de mi sangre, las nubes se movían lentamente de entre las torres de infinita altura, mas este vacío existencial gobernaba este corazón. Le sonreí al bello paisaje de eternos jardines y rayos de sol, pero sabía que no era un solo era simplemente el aura de la deidad de la luz.

 Me voltee viendo el inmenso palacio del dios que gobernaba este plano, decidí caminar adentrándome, y como paso en el palacio del principal, empecé a apreciar una suave melodía, pero a diferencia de aquella harmonía tétrica que expulsaban las baldosas y todo lo que podía ver, esta era sutil, amorosa y despedía una muy sutil paz.

Entre los temerosos pasos, me aferre con lo único que me quedaba, aquel sentimiento de culpa era todo lo que existía, caminaba pensando que yo soy la razón de todo este caos más… ¿Qué podía hacer? Nada… solo estoy viviendo lo que estas asquerosas deidades decidieron que viviera, y así  entre a un gran salón donde estaban los ángeles esperándome y estaba aquel viejo maestro esperando con una extraña sonrisa en sus labios, con confusión se la devolví al momento en que me podía a su derecha viéndole directamente a sus cambiados y rojizos ojos.

-¿Qué hacen acá esperándome? ¿Por qué me dejaron sola tirada entre baldosas?- grite angustiada.

-¿Por qué no aprendes a callarte? Si, lo vi todo pero no es hora de estar gritando como una niña, estamos presentes a esta hipócrita imagen de un dios benevolente- exclamo caminante dándome la espalda.

Note que a los ángeles no les gusto que le dijeran a su padre hipócrita pero no podían hacer nada, estaban frente a su creador el cual no podía ver claramente, solo había una cortina de luz que nos separaba de él, me acerque a esta cortina de luz azulada, ahora extrañamente con cada paso llegaron a mi mente viejas sensaciones que creí olvidadas, con cada paso mi corazón que antes estaba congelado por tanto dolor volvía a latir con serenidad, con cada paso mi rostro empezaba a  mostrar esa vieja sonrisa que cautivaba y desconcertaba a todo el que la veía, mi alma se llenaba de infinita gratitud con el universo, mas no me confiaba, ya he visto lo que este ser es capaz de hacerle a este universo que en parte el creo para nosotros.

-¿Por qué dudáis? Se escuchó venir esta fuerte voz desde el otro lado de la cortina azulada.

-¡tu deberías saberlo maldito hipócrita!- grito Araxiel a unos pasos detrás mío.

-jajajajaja aquella deidad empezó a reír como un niño y los ángeles sonreían al sentir su voz pero Araxiel no se sentía a gusto, el empezó a toser repentinamente y sin razón alguna se desplomo atormentado por un inimaginable dolor.

-¿porque haces esto? Exclame con furia mientras veía toda la luz que su infinita aura podía crear.

-por qué así fue mi decisión- exclamo con dulzura.

-Amy este no es el dios de puro amor como siempre te lo han contado. Dijo Araxiel sobreponiéndose al  dolor mientras se erguía con todas sus fuerzas.

-y si es así ¿Cuál sería el problema? Dijo mientras su vos se hacía más gruesa.

-¡muéstrate maldito hipócrita! Grito Araxiel nuevamente.

-si es así vuestra voluntad que así sea- dijo con infinita solemnidad

Ahora la cortina de luz azulada se recogía y de entre la infinita y poderosa luz poco a poco salía un ser de inimaginable belleza, de piel extremadamente pálida, con blancos cabellos que le llegaban a la cintura, su rostro era muy femenino pero sus músculos mostraban virilidad, tenía una sonrisa muy tierna más sus ojos despedían la profundidad de un guerrero que paso por millones de guerras

-por fin te veo maldito desgraciado. Dijo Araxiel mientras caminaba torpemente hacia él.

-¿Por qué me llamáis hipócrita? El único hipócrita eres tú mismo pues, solo ves en mi un reflejo de tu propio y absurdo dolor hijo mío.

-¡yo no soy hijo tuyo!

-¿Por qué decís eso? Claro que lo eres y yo como tu padre tengo la obligación de castigarte.


Con esas palabras levando levemente su mano apuntándole y con solo pestañear… Araxiel fue perdiendo el control de su cuerpo.

-¿acaso no habéis cometido millones de muertes? ¿Acaso no recordáis a todos los que controlaste solo para satisfacer vuestras infinitas ansias de poder? Pues así como los controlaste a ellos para crear dolor, así yo os destruiré cada hueso de tu cuerpo como castigo por todas las vidas que habréis destruido.

 Con solo esas palabras Araxiel movía sus brazos en todas direcciones, el gritaba mientras mis aterrados ojos contemplaban como poco a poco desarticulaba sus brazos cabeza y pies, no solo eso se podía escuchar como sus huesos poco a poco se hacían literalmente polvo.

-¡ya basta! Grite corriendo hacia la deidad de la luz.

-si eres lo que dices ser… ¡la deidad de la luz! entonces deja de hacerle daño! Exclame corriendo hacia él.

Cuando ya estaba a pocos metro de su cuerpo también empecé a sufrir el mismo dolor que sentía mi amado.

La deidad de la luz sonreía levemente y su infinito poder se desvanecía a propia voluntad.

-Disculpadme mi grosero proceder pero no voy a tolerar que alguien me insulte a mí y a mi plano con seres tan bajos como ustedes.

-¿tan bajos? ¡Pero si tú mismo fuiste el que nos permitió entrar!- grito Araxiel de nuevo.

-lo sé, lo sé y por eso es que aun tu antigua aprendiz no ha muerto ya y por ese mismo deseo tú no estás en el mundo donde no queda esperanza sufriendo todas aberraciones que el principal te tiene esperando.

-entonces respóndeme todas las preguntas que nunca quisiste darnos.

-sé que en todos los finales tengo que responderles todas sus interrogantes así que ahora… ¡dilas! Antes que vuestro destino se cumpla

-¿Qué final? Dije con cautela.

-¿creéis que ustedes sois los primeros en existir?, dejadme deciros que son solo una existencia entre las infinitas existencias que hemos creado la luz y la oscuridad.

-¿Por qué nos creaste?

-esa pregunta ella misma te la responderá a su tiempo-

-pero ¡yo no sé de qué me estás hablando! Exclame nuevamente.

-¿Por qué necesitas que cada generación de cada era de la humanidad llegue al equilibrio?

La deidad de la luz volvió a sonreír pero ahora mirando hacia Amy, no quiso responder a ninguna de las dos preguntas de esta forma Araxiel termino de perder su paciencia.

-¿lo ves? Eres solo una deidad que no sabe nada, y pretende decir que lo sabe todo, es más ¡dices que eres luz y amor cuando solo eres el resultado de infinitas guerras!

-solo un hijo llega a comprender su padre cuando este tiene sus propios hijos- solemnizo

Con estas palabras le hizo una seña a miguel  en el cual ordeno que todos los ángeles rodearan el palacio.

-dejad que vuestros ojos miren por sí mismo la razón del porque estáis acá-

Con sus palabras las inmaculadas baldosas que conformaban el suelo se cristalizaban y dejaban ver las infinitas hordas que el principal tenía marchando hacia el muro de fuego.

-una vez más el proceso vuelve a sus inicios y creéis que la verdad os la dio Uriel, en realidad no sois más que una pieza más en mi gran juego.

-¡lo ves! ¡No te interesamos! Solo somos una parte más que conforman tu ambición de poder- decía Araxiel mientras seguía insultando a esta deidad.

-si eso es lo que vos creéis, entonces estáis en lo correcto-

-¿Por qué no nos dices toda la verdad?- le decía mientras me le acercaba logrando sujetar su mano con las mías.

Ahora me miro con resignación y suspiro mientras veía las infinitas hordas marchando y cantando canciones de muerte y caos.

-¿queréis volver a tener la vida que tenías?- me dijo susurrando

-no lose…- dije tímidamente

-Entonces tendréis que matarme. Dijo con fuerza

-¿Qué?

Ahora la deidad de la luz miro directamente a mis temblorosos ojos y acaricio mi rostro con delicadeza mientras me repetía esas palabras “tendréis que matarme”

-¿Cómo voy a matar a un dios?. Pregunte asustada

-Con todo el conocimiento de los millares de antepasados tuyos que corren por tu mente y alma-exclamo dulcemente mientras miguel le traía su armadura.

-pero… ¡si ni siquiera Araxiel pudo hacer algo con el principal! ¿Cómo esperas que yo pueda hacer algo?.

-esa es tu parte. Decía mientras miguel le colocaba los guantéeles y el resto de su celestial armadura

Ahora todas las huestes celestiales entraron al palacio rodeándolos en un círculo de unos 50 metros de diámetro.  Araxiel desenvaino su espada y cargándola con las dos manos se la ofreció a Amy y extrañamente él le sonrió, ahora que ella sentía el peso del acero miro pavorosamente a aquella deidad con todo el esplendor que significaba cargar su antiquísima vestimenta.

Ambos caminaron y algo dentro del alma de Amy empezó a despertar, desenvaino  su espada esperando golpear directamente al rostro de la deidad, la cual era de esperarse que nada le podía hacer, el, la miro con resignación mientras ella seguía blandiendo sin descanso pero el filo de su espada ni siquiera podía acercársele.

-¿creéis que así podréis hacer algo? Pues, dejadme ayudarte

Él se quitó el casco cerrando los ojos ofreciéndose; Amy retrocedió varios pasos mientras este dios suspiraba esperando que ella lo pudiera lograr, mas como él ya sabía, nada podía hacer contra él.

-Sé que no es fácil pero… con vuestros ojos bañados por la sangre de vuestras víctimas no podréis siquiera acercarte-

Ella calmo su rostro y algunas lágrimas salieron de sus ahora rojizos ojos, sentía culpa pues no podía matar a un dios, ni siquiera ofreciéndose abiertamente y sin oponerse, ahora que las lágrimas recorrían sus mejilla la deidad de la luz se le acerco acariciando su cuello.

-anda concentraos, creéis estar en el equilibrio pero no lo estáis, puesto que la guerra a cubierto vuestros ojos no dejáis que el amor te guie, anda! Volved  a amar como lo hacías antes, ama a vuestro enemigo, ama a vuestro amigo ama hasta convertirte en aquel ser amado incluso llega tu misma a ser el mismísimo amor.

Ahora los ojos de Amy se relajaban cambiando de color nuevamente, ahora se hacían ligeramente blancos, con esto aquel dios extendió sus brazos ofreciéndose nuevamente, y ella solo camino hacia él, pero bajo su espada ahora abrazo al dios de la luz cosa que nadie era capaz de lograr.

-anda ¡mátame por favor!

-pero… ¡no puedo! No quiero quitarte este regalo que nos diste. Discúlpame a mí y a mi antiguo maestro.

-os perdono pero es hora de que vuestras manos se manchen con mi sangre, ¡inténtalo de nuevo!

Volvió a aferrar su espada y entre lágrimas la blandió directo a su brazo izquierdo, logrando golpear su armadura, mientras que esta deidad sonreía.

-¡anda, inténtale de nuevo!

Entre llantos Amy lograba chocar su espada con aquella  armadura, cosa que ni siquiera el principal podía tocar con su espada; ella golpeaba y golpeaba aquella armadura pero sin poder hacerle daño.

-ahora sonríe, ¡anda!... ¡Sonríe! Se feliz, busca la felicidad que hay en ti, aquella felicidad que tu maestro te quito pero al mismo tiempo provoco, ¡inténtalo! Se tu…!misma! no agobies tu mente con banalidades y se feliz.

Las lágrimas que corrían por su rostro y llegaban a su boca eran amargas pero paulatinamente  se hacían tan dulces como la miel y ella sonríe con gratitud, ahora empuñando fuertemente la espada se lanzó contra él y aunque el intento defenderse con su brazo, ella Logro lanzarlo unos pasos hacia atrás, ahora que la deidad reía ella también lo hacía, se lanzaba y le golpeaba tan fuerte que él ya tenía que esquivar los espadazos.

-¡lo estoy logrando! Dije con gran alegría mientras jadeaba puesto que luchar con él era muy extenuante

El me sonrió camino hacia mi inocentemente y entre sonrisas se lanzó sobre mi golpeado mi vientre con fuerza lanzándome con tal fuerza que hasta miguel mostro un rostro de resignación.

-¿Por qué me golpeas? Dije apenas lográndome levantar

-¿Quién os dijo que matarme sería tan fácil?

Mientras hablaba envaine la espada y trate de cortarle el rostro aunque el filo de mi espada se deslizo por su mejilla izquierda no logre hacerle un corte. Ahora que el sonreía de nuevo seguía intentando cortarle las mejillas mas no lo lograba.

-un arma no puede matar a una deidad, te dije que es necesario que sientas mi sangre fluir por tus manos.

Ahora le golpeaba repetidas veces sin que él se defendiera más… ningún golpe le hacía daño.

-ahora que me amas, para lograr hacerme algo tendrás que odiarme en la misma proporción.

Así se lanzó sobre ella y empezó a golpearla brutalmente.

-yo fui la razón del porque estabais sola aquellas noches en las que veías las estrellas. Dijo mientras le golpeaba la cara.

-yo fui la razón del porque escuchabas a vuestros  padres tener relaciones de niña, dijo  al patearle el pecho.

-yo fui la razón del porque caminabas sola escuchando el sonido del viento en ese parque, dijo al agarrarle de un brazo y lanzarla al suelo.

-yo soy la razón del porque sufriste en el mundo de la desesperación, dijo al pisarle el rostro mientras estaba en el suelo.

-yo fui la razón del porque mataron a tu ser más amado, ¡tú maestro! Decía mientras le pateo  el pecho volviéndola a lanzar a un lado.

-¿queréis más razones para odiarme? Pues yo soy el que va a causar que todo lo que amaste, desde los verdes campos, tanto como el cielo nocturno, como a tu madre que fue la que te salvo en el reino del principal, todo lo destruiré y así vivirás en la más eterna y absoluta nostalgia.

-¡sé que estas mintiendo! Grite adolorida

-al principal no  interesáis  ni a vos ni la humanidad y Uriel solo se encarga de que lo que debe ser será así que todo lo demás es mi trabajo, decía burlescamente.

Amy apenas irguiéndose miro sollozante a aquella deidad y entre sus ojos con matices rojos y blancos, le pidió que parara esta locura, mas aquella deidad agarro la espada de Amy y la coloco en su cuello.

-¿no tienes más nada que decir? Exclamo la deidad

Ahora sus ojos mostraban odio su mirada despedía paz, y su boca mostraba una grata sonrisa logrando ser lo que muchos le dijeron que seria, ella ahora estaba a su nivel y con solo su voluntad, su aura lanzo a la deidad de la luz al otro lado del circulo formado por los ángeles. Aquella deidad ahora sintió el dolor que ningún dios ha sentido y mientras ella caminaba con aquella antigua estirpe provocada por todo el conocimiento acumulado encada átomo de su cuerpo. El dios se le quedo mirando con esa sonrisa y esa mirada de resignación

Amy le agarro  el rostro y mientras sus ojos lloraban sangre, la deidad simplemente cerro los ojos

Ahora por fin… logre salvarlos a todos ustedes dijo susurrando

-Araxiel ¡pásame mi espada!

Él se la lanzo y mientras ella agarraba su arma, del rostro de aquella deidad salieron sinceras lágrimas y una sonrisa de autosatisfacción.

-ahora morirás como el cobarde que eres, esas palabras se las dijo el principal a mi amado y estas palabras te las diré yo a ti.


Amy atravesó el pecho del dios pero este no se quejó, simplemente se le quedo mirando con infinita misericordia a los ojos de Amy mientras sonreía. Amy entendió su mirada y su sonrisa ahora con un gran sentimiento de culpa abrazo sollozante el cadáver de la deidad mientras su aura desaparecía al igual que su cuerpo.