jueves, 28 de marzo de 2013

El Mundo del equilibrio 2 - Capitulo 14 - Liberación


El mundo del equilibrio 2

Liberación

Capítulo 14

No dejaba de sollozar, aún tenía muchas esperanzas de vivir feliz, mis lágrimas  caían sin descanso a las baldosas de mármol blanco del suelo, aunque mis manos están tocando el charco de sangre  que estaba a mi alrededor, sabía que cada gota merecía estar fuera de mi cuerpo, los 12 ángeles bajaron de sus tronos uno a uno y todos caminaban con desesperante calma, cada uno fue desenvainando desde espadas hasta lanzas; con resignación los mire, con ojos  desesperantes acepte que ya no merecía el don de la vida, mire a miguel que poco a poco abría los ojos nuevamente, y así como sus ojos se mostraban ante mí, una grata sonrisa se creó en su solemne rostro.

El más hermoso se puso detrás di mí, y aunque  no dejaba de llorar, Miguel seguía mostrándome esa sonrisa, ohhh si… esa sonrisa que lograba llenarme de paz, me resigne a morir como lo merecía mientras el más hermoso de todos los ángeles  se colocó detrás mío, él ponía la punta de su espada en mi cuello, a pesar de que apenas  tenía contacto con su arma, sentía el poderoso filo que este tenía.

-gracias por todo… Araxiel- susurre con silenciosas lágrimas

Y en el instante que el subía la espada para incrustármela  en el cuello, en ese instante  paso  a mi mente el día en que lo conocí, estaba yo caminante, con aquel vacío corazón que no sentía nada por la vida, en esos pocos segundos recordé la primera vez que vi a Araxiel sonreír, la primera vez que lo vi llorar y por supuesto, me recordé a mí misma entre sus brazos, con mis manos agarradas fuertemente a las suyas  para no morir de frío en el mundo de los más grandes horrores, recordé cuan vacía me sentí durante los años que camina pensando en el desde el día que consume la maestría.

Cuando sentí al ángel gritar para matarme mis lágrimas brincaron en el aire despidiendo gotas de luz y pasaron algunos segundos, mientras me agarraba mi rostro ensangrentado, sentía otras tibias gotas pasar por mi cuello.

-No creerás que te dejare morir de esa forma, ¡tú no debes morir!- grito Araxiel mientras  agarraba con sus manos desnudas el filo del arma de ese ser, el más hermoso entre todos.

Me voltee con las ultimas fuerzas que aun tenia dejando mostrar no lágrimas de dolor sino lágrimas de esperanza, estaba  el  no solo apretando  sangrantemente aquella arma sino atravesando ligeramente el cuello del ángel.

-¡No te entrometáis en esto!, vosotros sabéis que vos mecéis la muerte- dijo miguel con tono ligeramente alegre.

-¿Quiénes son ustedes para decidir si ella debe morir? Solo son unos hipócritas que están acá sentados solo observantes de lo que pasa en el plano mortal, en cambio ella, ¡sí! Ella... ella ha vivido todas las penurias que ha tenido que pasar para ser lo que es ahora, y así mismo yo pase por todas las pruebas que su gran padre acepto que pasáramos, por eso  no merecen  más que ser unos indolentes, y ¡si yo lo digo! No me interesa si les guste o no, Ustedes ¡nos abandonaron hace milenios!  ¿Porque hacen que los humanos tengan que pasar por todo lo que pasan mientras ustedes están acá en la gloria, ¡así cualquiera podría creerse el dueño de las vidas que no comprenden!- grito Araxiel  y extrañaba escucharlo hablar de esa forma.

Miguel resigno levemente su mirada y lanzo su mitológica espada al suelo.

-No os puedo decir que esa será la verdad pues ni yo sé que es una verdad, y entre muchas de las blasfemias que vos habéis expresado, en algunas tenéis razón.

Ahora el ángel más hermoso entre todos bajo  su rostro ante Araxiel y el dejo de apretar la espada en el justo momento en que tanto Amy y Araxiel sentían la cortada en sus manos; el ángel  camino rodeándolos varias veces viendo calmadamente a esos dos que eran uno solo en realidad, hasta que por fin se detuvo frente a Amy.

-Me llamáis Gabriel, y disculpadme, nada es casualidad, y aunque aún considero que merecéis la muerte, en este momento vuestro amado me dijo una gran verdad, nosotros no os  podemos juzgadles, solo el padre puede hacerlo.

Mientras decía estas palabras Araxiel volvía a expresar su descontento con una mirada, y sonreí, pues sabía que él pensaba que Gabriel era el más hipócrita de todos.

Gabriel arrodillado beso la frente de Amy  con gran dulzura y ella  dejo de sangrar lentamente, ella solo mostró su magnánima sonrisa agradeciéndole a pesar de que el aun quería despojar de su piel aquella radiante vida que siempre la caracterizo.

-¡ya deja de agradecer! que al único que deberías agradecer es a mi aunque no quiero que lo hagas- exclamo Araxiel

Entendía que nadie me ayudaría a levantarme  y mientras lo intentaba, mas aberraciones pasaban por mi mente, con cada intento el dolor de los seres humanos arrasaba mi imaginación, podía escucharles  reír, podía escucharles llorar,  pero aún seguía con la firme decisión de lograrlo yo sola; incruste mi espada en el suelo buscando un apoyo y cuando por fin me erguí sobre mis dos piernas, los vi a todos sobre todo, a Miguel que aún no decía nada.

-seguidme y Araxiel ¿Por qué aun sigues materializándote?

El sonrió levemente mientras se ajustaba su armadura

-solo dejamos de existir cuando nos olvidan… no necesito decirte más nada que eso, y aunque tal vez no pueda volver,  no quiero dejar de decirle unas cuantas cosas a tu señor padre-

-lo se… dijo resignadamente

Aun caminaba torpemente mientras salíamos  de aquel castillo que era más un juzgado que un castillo, pero había perdido casi toda la vida que aún puede notarse en mi piel, no entendía nada, apenas me concentraba lo suficiente como para poder caminar, aunque notaba que 11 de los ángeles nos rodeaban apuntándonos con sus armas, mientras Miguel estaba más adelante caminando pensativo.

-todo lo que he hecho es por mi familia, y mi familia es tanto mi padre como los hermanos que caminan entre vosotros, pero, algo es diferente, ya este corazón tiene muchas dudas, que se me fueron creadas al ver como lloráis con sinceridad.

Mis pasos eran lentos, mi mirada incierta, apenas lograba medio extender mis manos para sentir la energía con que estaba creado todo pues ya mis ojos no me dicen nada, y los cerré; que sorpresa la mía, nunca había creído que mis ojos no me dejaban ver nada, ahora que los cierro, comprendo que todo vibra, mostrando la verdadera belleza del plano de la luz aun si, seguí extendiendo mis manos hasta que por fin Araxiel me la sostuvo.

-no te ilusiones, solo piensa que es como en los viejos tiempos- dijo secamente

-como... en los... viejos tiempos- susurre.

El aura de la deidad de la luz se veía al horizonte, me asuste un poco pues me recordó aquellos instantes finales antes de que mi antepasado maestro muriera pero ya no importaba más. Aún seguía sintiendo todo el dolor, el sufrimiento, el hambre, la soledad, de la humanidad pero también sentía todo aquello por lo que es necesario vivir, todo se mezclaba alcanzando la verdad de todos los planos, el máximo conocimiento del equilibrio estaba en mí, pero ya no sentía las fuerzas para utilizarlo y antes de que llegáramos  siquiera al pórtico donde reside la deidad de la luz caí al suelo dejando que mi mente se liberara una vez más de mi cuerpo.



miércoles, 6 de marzo de 2013

El mundo delequilibrio capitulo 13 - la corte


El mundo del equilibrio

capítulo 13


La corte
No sabía si estaba viva, no sabía si estaba muerta, no sabía quién era yo misma, mi vista se nublaba  poco a poco de nuevo , sentía la calidez del pecho de miguel, sentía sus alas cubriéndome atravesando  la barrera  que separaba cada mundo las nubes se apartaban con la feroz velocidad en la que se desplazaba Miguel, las nubes se apartaban una a una del cielo, sentía la luz castigadora de la deidad de la luz hasta que llegamos a la verdadera entrada del reino y miguel me soltó violentamente hacia el suelo de mármoles blancos ; antes sentía las baldosas tibias pero ahora eran como hielo, el frio atravesaba lo que quedaba de la armadura, congelando mi piel y estremeciendo mis huesos, estaba cubierta con sangre tanto la de los demonios como la mía que fluía de cada poro.

Me acosté tratando de respirar mejor pero mi sangre fluía lentamente hasta que creo un charco de sangre a mi alrededor, ahora sentía que me faltaba el oxígeno,  mi  visa era confusa y Miguel  se quedó viéndome pero ya no era su rostro tranquilo y solemne… no, ahora me veía con furia hasta que me dio la espalda.

-cada acto tiene consecuencia y vos pagareis con pesada moneda los horrores que hiciste, vos pagareis con la vida  el sacrilegio que cometiste, vos seréis condenada por manchar estas baldosas con sangre y ya no puedo hacer nada por ti, ahora ni yo te ayudare a levantarte así que ¡levántate!  Así como te erguiste para luchar siendo seducida por lo más oscuro el equilibrio- dijo  tratando de controlarse el mismo

-¡no es mi cul…!-

-¡callaos!- grito

Amy no esperaba que le gritara de esa forma y empezó a sollozar ligeramente

-¡¡ahora si vais a llorar?!   Levántate y sígueme yo no os juzgareis por vuestro acto así que todos os juzgareis- dijo solemnemente

Trate de erguirme pero no podía, sentía mi cuerpo muy pesado, arrastre mis dedos bañados en sangre buscando la fuerza,  mientras miguel  empezó a caminar.

-¿espera! Grite

Pero miguel ni siquiera decía una sola palabra; mi propia sangre hacia que me resbalara  y caí una y otra y otra vez, ahora estaba más débil que nunca, sin fuerzas y sin honor, y cuando por fin lo logre daba lentos pasos dejando marcadas mis huellas; los demás ángeles se quedaban horrorizados al sentir el perfume de guerra que producía toda esta sangre, y miguel mostraba una gran decepción, pedí ayuda pero cuando extendía mis brazos todos se apartaban  y volvía a caer.

-¡auxilio miguel… ayúdame!- grite desesperada

Miguel volteo con mirada resignada, sentía en sus ojos que no era su decisión, no, sabía que esos ojos estaban tristes aunque nunca espere que un ser como el mostrara sus sentimientos tan fácilmente.

-no te pudo ayudar más, esa fue la decisión del padre... ahora  sentirás lo que su infinita sabiduría le plazca- susurro

Los ángeles ahora cantaban cada tono era más y más triste ya me quedaba poco, estaba entre la vida y la muerte, camine tratando de seguir su paso dejando la estela de sangre que empapaba todo lo que tocaba y entendía… si, algo dentro de mi sabía que lo merecía hasta que llegamos a un gran castillo, la fila de ángeles guerreros se apartaban uno a uno pero… cando decidí subir por las escaleras ya no tenía más fuerza, cada gota que perdía consumía mis energías, el frio de las baldosas me punzonaba la piel y grite, grite con cada centímetro que me desplazaba, así mis lágrimas diluían las gotas de sangre que caían al piso.

No soportaba más dolor, cada herida, la más mínima producía el dolor de un hierro al rojo vivo penetrando en mi piel.

-ya falta poco y si pensáis que esto acabara pues lamento informaos que esto es solo el comienzo.

Hasta que por fin miguel me extendió su mano y me ayudo a caminar bañándole con mi sangre, los pasos eran lentos y sentía millares de espinas atravesando mis piernas, por lo cual llegamos a un gran salón y miguel se esfumo  lentamente.

-¡ARRODILLATE!

Escuche con gran fuerza y poder y no sentía otra opción, caí de rodillas al suelo manchándolo todo con sangre, del techo aparecieron 12 luces que se sentaron en 12 tronos y en el centro estaba el más grande; el coro de ángeles era hermoso, sublime pero nublaba mi corazón

Las luces pasaban de energía a cuerpos físicos y en el trono central estaba… Miguel, cerrando sus ojos lentamente de nuevo; A su izquierda estaba un ser de aura magnánima y al otro el ángel más hermoso de todos.

-todo el dolor que sentís es solo para demostradle al padre vuestra determinación,  vuestro corazón,  y si estas arrepentida de lo que eres ahora- dijo uno

-yo… yo no quería…

-¡si querías! Os mostrare todo lo que habéis hecho-

Recordé a aquel niño que deje solo tras destruir su pueblo, vi todas las noches que lloro acostado en los páramos padeciendo del frio, toda la hambre que tenía, todas lagrimas que derramo las sentí n mis labios, y vi como moría lentamente de hambre,  y finalmente cuando en sus últimas respiraciones le lloraba a dios preguntándole ¿Por qué me tocó a mí?

Yo me aferraba a mi cabeza sintiendo todo ese dolor y sufrimiento.

-¡yo no lo quería hacer! Grite

Ahora recordé a la familia del hombre allá en roma, vi como entraba en la ambulancia escupiendo sangre, vi a sus hijas llorarle diciéndole que le amaban ¡que no se fuera de sus vidas! vi a su esposa destrozada, vi cuando lo enteraban en el cementerio alrededor de todos sus antepasados, en ese momento su esposa vivía una gran incertidumbre hasta que ella misma se suicidó para acompañar a su amado.

-¡no, no, no! Gritaba desesperadamente.

Ahora vi a Divad desde el momento que le mostré la verdad acabe con su vida, su corazón había perdido las ganas de vivir, la muerte es ahora su único deseo, el vago por el mundo buscando el recuerdo de mi rostro con el alma destrozada y sin ninguna respuesta en su mente.

-¿es que os merecéis  la justicia del padre? Dijo otro

Alce la vista entre lágrimas y vi a miguel directo a sus cerrados ojos.

-¡Tú sabes que yo no soy así! Le dije rechazando con la cabeza todas las acusaciones.

-ahora os  destruirás todo lo que habéis amado.

Con cada palabra perdía poco a poco la vista, el olfato, el tacto y el gusto pero no el oído, sabía que solo tenía que resignarme a escuchar sin poder decir o expresarme para defender lo poco que aún estoy segura de mi misma.

-¿entonces hermanos míos cual es la sentencia? Exclamo Miguel con calma.

-la muerte… Solo el padre puede decirlo-  dijo el ángel más hermoso entre todos.

-hay un solo detalle hermanos míos, sabéis que ni nosotros podemos entrar a otros planos, sabéis que ellos solo pueden entrar con el permiso del padre, sabéis que el solo puede destruir la entrada así que… ¡él quería que esto pasara!  Dijo al levantarse ferozmente.

-pero  aun así morirá- gritaron todos.