El Mundo del equilibrio 2
Capítulo 16
Descubrimiento
-Aquí donde
el tiempo no es tiempo, donde la materia no es materia, acá donde estáis
separada de cualquier plano, de cualquier mundo pues, os he traído acá
después de admitir que ya mi gran intención se está cumpliendo, acá solo existe
el verdadero vacío, pues… todo lo veis con este color negro, negro pues
así aprendiste a ver tu alma en la absoluta soledad y es oscura, pues has
vivido más tiempo en las tinieblas que en la luz…
Escuche
estas palabras en todas direcciones y si… es verdad, antes la luz no dejaba que
viera el mundo pues ya solo veo oscuridad.
-¡dejad de
pensar y aprende! Grito con fuerza esta vos.
De alguna
forma lo reconocía pero… no creo que él pudiera hacer estas cosas
-¿no
escuchaste mis palabras? ¡Callad vuestra mente!
Me dedique a
eso, deje de pensar, solo esperaba cubierta por este manto eterno que llaman
oscuridad, y si, no pensé en nada, en nadie, no pensé en ningún anochecer, ni
tampoco ningún amanecer, no pensé en la luz ni en esta oscuridad, deje de
sentir odio y tampoco sentí más amor.
A las pocas
horas una luz nació, era como una estrella que volaba alrededor mío, era azul,
aunque no iluminaba ni un arriba ni un abajo; Luego aparecieron tres más,
una blanca una morada y una amarilla, todas las luces giraban
alrededor mío pero no se me permitía pensar nada, mi mente la mantenía en
blanco.
-mi
siguiente jugada… si, a vos y a solo a vos os mostrare quien soy en
realidad, pero esperad pues… la verdad es un placer que tiene que
disfrutarse a plenitud.
Las luces se
detuvieron y una a una avanzaron delante de mí, explotaron transformándose
en un suelo, luego otra luz formo un cielo, y las demás formaban bloques de
piedra que poco a poco tomaban la forma de un castillo el cual ya había visto
mucho antes, no creería que fuera el templo del maestro vampiro.
-soy un poco
más que eso. Exclamo burlonamente
Ahora veía
la gran puerta de madera gris que una vez vi ya hace un tiempo cuando aún era
solo una inocente mujer desconocedora de su aterrador futuro. Mire al cielo y
si, era como lo recordé la primera vez que lo vi pero, estaba completamente
detenido, ninguna nube se movía incluso algunas mariposas que aun volaban
cerca de unas flores silvestres estaban detenidas en el aire, camine aferrada a
mi espada y si, era el valle que se encontraba antes del templo, me agache para
sentir los pétalos de las flores que crecían alrededor del templo solo para
sentir si aún estaba viva; Volví a mirar la puerta caminando con timidez
alzando mis brazos para abrirla aunque ella misma se abrió crujiendo, di algunos
pasos mientras lo que quedaba de mi armadura crujía, agarre fuertemente mi
espada adentrándome otra vez en este templo.
-¿de qué
tenéis miedo? No os voy a morder aunque en realidad quiero y no podéis detenerme
-¡muéstrate!
Grite
-¿Por qué
alzáis la voz? Vas a asustar a mis niños
-¡no juegues
conmigo! ¿Qué quieres de mí?- exclame con fuerza
-solo quiero
hablar, en nada me ayudáis muerta.
Camine
desconfiada por ese oscuro pasillo en el cual apenas se podia ver la neblina
que cubría el piso y después de varios pasos la puerta se cerró; en la total
oscuridad las antorchas se encendieron pero no me sorprendía ya había visto
este poder antes.
-tranquila
que veréis aún más.
Las paredes
se cristalizaron y ante mi asombro miles de estrellas se movían alrededor del
pasillo, y no solo estrellas se dejaban ver, también a lo lejos muchas galaxias
con millares de estrellas que giraban alrededor de ellas aparecían una a una;
seguí caminando y tanto la alfombra que pisaba como la neblina que congelaba
mis botas poco a poco también se desmaterializo, solo estaba la siguiente
puerta esperando a ser abierta.
-la verdad,
la verdad, las verdad, ohh si… sabrás la verdad de las medias verdades que has
escuchado y as adquirido con los milenarios conocimientos que rechazas en tu
mente, ven te estoy esperando. Dijo solemne
Camine con
miedo pues no sabía si con el próximo paso caería en la inmensidad del universo
que giraba alrededor de mí, cuando por fin agarre la puerta, la abrí y poco a
poco la biblioteca de los vampiros se mostró, voltee mi mirada y el pasillo ya
estaba como al yo entrar, era como si ese universo jamás hubiera existido.
-deja la
timidez y pasa.
Camine sin
decir nada y lo vi, al maestro de maestros sentado con las piernas cruzadas y
con un libro en la mano, él sonreía mientras me acercaba a él, y a cinco pasos
el subió la mirada, me mostro su sonrisa y por supuesto vi sus inquietantes
colmillos.
-¿Por qué
estoy acá? Le pregunte
-Preguntas y
más preguntas ¡alégrate de que ya las se todas! y os diré lo que necesito que
sepáis. Dijo al dejar el libro a un lado
Al instante
llegaron dos niños corriendo, ambos sostenían unos libros llegando a
nuestro lado, colocando los libros al lado del maestro vampiro, respiraron un
poco y uno de ellos se quedó mirándome fijamente
-¿Quién es
la linda señorita? Dijo tímidamente
-es una
visita hijo mío y estamos hablando de cosas de mayores.
En ese
momento me sonroje un poco, después de que conocí este mundo nadie me había
hecho un cumplido tan sincero así que para omitir mi pena saque la cinta azul y
me dedique a amarrarme el cabello.
-¿Quiénes
son estos niños? pregunte al terminar de ajustarme la cinta y caminar un poco
para volver a ver las infinitas librerías y el libro de los iniciados a lo
lejos
-Me gusta
esa cinta ¿me la podrías regalar? Dijo el niño mientras jalaba mi
capa con timidez
Me voltee
viendo con rareza a estos niños pues ¿Qué niño podría considerar este sitio
como su hogar? No lo sé, pero no es mi trabajo saber estas cosas; Ahora solo
busco darle una excusa para no darle mi más grande tesoro
-no puedo,
es un gran recuerdo de….
-¡tú los
conoces! interrumpió sonriente
-¡nunca
había visto a estos niños! Respondí con incertidumbre
-miradlos
bien… y sabrás quienes son. Dijo mirando al niño que pidió mi cinta
Me quede
mirándolos un rato pero no tenía idea de quienes eran, uno tenía el cabello
blanco con algunos tonos grises y el otro tiene el cabello negro, les vi sus
sonrisas hasta que…mire sus ojos. Con profundo terror vi que el otro niño tenía
los ojos amarillos con el iris en forma de cruz, y el otro tenía los ojos
rojizos.
-¡no puede
ser! Este es Sirrah y el…él es… ¡Araxiel!
- ¿por fin
os diste cuenta? dijo sonriente
- ¿Quién es
Araxiel? Pregunto el niño
-no es
nadie, te confundió con un conocido. Exclamo
Poco a poco
mis ojos se fueron humedeciendo, me agache frente al niño y le acaricie la
cabeza y el rostro con una sonrisa llena de nostalgia en el momento que por fin
mis lágrimas salieron recorriendo mis mejillas, no podía creer que la infantil
imagen de Araxiel estuviera frente a mí con esa tierna, cálida y esperanzadora
sonrisa.
-te tengo un
regalo. Le dije.
Agarre la
cinta que amarraba mi cabellera dejando que esta callera, agarre su mano y le
di la cinta aferrando fuertemente su tierna mano, mientras lloraba le di un
beso en la frente y le pedí que se cuidara.
-¿Por qué
estas llorando?
-por nada
niño, cuida de esta cinta porque siempre ha sido tuya. Le dije
mientras las gruesas lágrimas llegaban a mi boca sonriente.
-hijos míos
dejadnos solos ya han estudiado lo suficiente hoy.
Al instante
ambos sonrieron mirándose a las caras, agarraron los libros que trajeron y se
fueron corriendo de la biblioteca.
-ahora que
estamos a gusto os diré la verdad del universo.
Como paso en
el pasillo, así paso en esta biblioteca, las mesas, las sillas, los estantes,
las paredes y todo lo que conformaba este salón se esfumaba como polvo poco a poco mientras el maestro se levantaba.
-yo soy más
que el maestro de maestros, pero antes os diré sobre el convenio de las
deidades.