domingo, 16 de junio de 2013

El mundo del equilibrio 2 capitulo 18 - La muerte de un dios

El Mundo del Equilibrio 2 - Capitulo 18

La muerte de un dios

El agobiante sonido del silencio absoluto atropella aquellos deseos de vivir, más el destino es incambiable,  antes no entendía como funcionaba el universo pero ahora, mas oscuridad llega a mi mente al darme cuenta de que cada vez menos conozco la dualidad del tiempo y del espacio, pero… todo tiene una razón de ser, nada es casualidad puesto que he comprendido que todo lo que ha vivido el hombre tiene una razón y un porque, ahora ¿Por qué nació el hombre?, no tengo idea, solo sé que interminables dudas llegan a esta alma que ha viajado entre el pasado y el futuro, además de vivir un inimaginable presente, ahora solo sé que todo está mezclado en una sola cosa, si, el pasado y el futuro no son más que una mezcla bizarra entre la existencia del ser humano.

Pero no era momento de pensar en banalidades cósmicas, ahora solo era tiempo de interpretar el papel que la vida me pidió interpretar. Poco a poco la oscuridad que encierran mis cerrados ojos desaparece paulatinamente, tenues luces y borrosas imágenes se dejaban ver paulatinamente. El agobiante dolor desaparecía, el extremo debilitamiento es ahora solo un vago recuerdo, la sangre que empapaba hasta la última hebra de mis cabellos había desaparecido, mas solo pensé en una cosa… ¡Araxiel!  El también habrá visto lo mismo que yo pude contemplar puesto que somos el mismo espíritu pero somos lo contrario en alma.

-¿Dónde está Araxiel, Miguel y Gabriel?-  exclame dudosamente y con miedo.

Al notar la soledad que me cubría, penosamente mire a mi alrededor, los charcos de sangre se veían acumularse en aquellas baldosas por las que camine, algunas rosas blancas que crecían a los lados del sendero poco a poco se teñían con el rojo de mi sangre, las nubes se movían lentamente de entre las torres de infinita altura, mas este vacío existencial gobernaba este corazón. Le sonreí al bello paisaje de eternos jardines y rayos de sol, pero sabía que no era un solo era simplemente el aura de la deidad de la luz.

 Me voltee viendo el inmenso palacio del dios que gobernaba este plano, decidí caminar adentrándome, y como paso en el palacio del principal, empecé a apreciar una suave melodía, pero a diferencia de aquella harmonía tétrica que expulsaban las baldosas y todo lo que podía ver, esta era sutil, amorosa y despedía una muy sutil paz.

Entre los temerosos pasos, me aferre con lo único que me quedaba, aquel sentimiento de culpa era todo lo que existía, caminaba pensando que yo soy la razón de todo este caos más… ¿Qué podía hacer? Nada… solo estoy viviendo lo que estas asquerosas deidades decidieron que viviera, y así  entre a un gran salón donde estaban los ángeles esperándome y estaba aquel viejo maestro esperando con una extraña sonrisa en sus labios, con confusión se la devolví al momento en que me podía a su derecha viéndole directamente a sus cambiados y rojizos ojos.

-¿Qué hacen acá esperándome? ¿Por qué me dejaron sola tirada entre baldosas?- grite angustiada.

-¿Por qué no aprendes a callarte? Si, lo vi todo pero no es hora de estar gritando como una niña, estamos presentes a esta hipócrita imagen de un dios benevolente- exclamo caminante dándome la espalda.

Note que a los ángeles no les gusto que le dijeran a su padre hipócrita pero no podían hacer nada, estaban frente a su creador el cual no podía ver claramente, solo había una cortina de luz que nos separaba de él, me acerque a esta cortina de luz azulada, ahora extrañamente con cada paso llegaron a mi mente viejas sensaciones que creí olvidadas, con cada paso mi corazón que antes estaba congelado por tanto dolor volvía a latir con serenidad, con cada paso mi rostro empezaba a  mostrar esa vieja sonrisa que cautivaba y desconcertaba a todo el que la veía, mi alma se llenaba de infinita gratitud con el universo, mas no me confiaba, ya he visto lo que este ser es capaz de hacerle a este universo que en parte el creo para nosotros.

-¿Por qué dudáis? Se escuchó venir esta fuerte voz desde el otro lado de la cortina azulada.

-¡tu deberías saberlo maldito hipócrita!- grito Araxiel a unos pasos detrás mío.

-jajajajaja aquella deidad empezó a reír como un niño y los ángeles sonreían al sentir su voz pero Araxiel no se sentía a gusto, el empezó a toser repentinamente y sin razón alguna se desplomo atormentado por un inimaginable dolor.

-¿porque haces esto? Exclame con furia mientras veía toda la luz que su infinita aura podía crear.

-por qué así fue mi decisión- exclamo con dulzura.

-Amy este no es el dios de puro amor como siempre te lo han contado. Dijo Araxiel sobreponiéndose al  dolor mientras se erguía con todas sus fuerzas.

-y si es así ¿Cuál sería el problema? Dijo mientras su vos se hacía más gruesa.

-¡muéstrate maldito hipócrita! Grito Araxiel nuevamente.

-si es así vuestra voluntad que así sea- dijo con infinita solemnidad

Ahora la cortina de luz azulada se recogía y de entre la infinita y poderosa luz poco a poco salía un ser de inimaginable belleza, de piel extremadamente pálida, con blancos cabellos que le llegaban a la cintura, su rostro era muy femenino pero sus músculos mostraban virilidad, tenía una sonrisa muy tierna más sus ojos despedían la profundidad de un guerrero que paso por millones de guerras

-por fin te veo maldito desgraciado. Dijo Araxiel mientras caminaba torpemente hacia él.

-¿Por qué me llamáis hipócrita? El único hipócrita eres tú mismo pues, solo ves en mi un reflejo de tu propio y absurdo dolor hijo mío.

-¡yo no soy hijo tuyo!

-¿Por qué decís eso? Claro que lo eres y yo como tu padre tengo la obligación de castigarte.


Con esas palabras levando levemente su mano apuntándole y con solo pestañear… Araxiel fue perdiendo el control de su cuerpo.

-¿acaso no habéis cometido millones de muertes? ¿Acaso no recordáis a todos los que controlaste solo para satisfacer vuestras infinitas ansias de poder? Pues así como los controlaste a ellos para crear dolor, así yo os destruiré cada hueso de tu cuerpo como castigo por todas las vidas que habréis destruido.

 Con solo esas palabras Araxiel movía sus brazos en todas direcciones, el gritaba mientras mis aterrados ojos contemplaban como poco a poco desarticulaba sus brazos cabeza y pies, no solo eso se podía escuchar como sus huesos poco a poco se hacían literalmente polvo.

-¡ya basta! Grite corriendo hacia la deidad de la luz.

-si eres lo que dices ser… ¡la deidad de la luz! entonces deja de hacerle daño! Exclame corriendo hacia él.

Cuando ya estaba a pocos metro de su cuerpo también empecé a sufrir el mismo dolor que sentía mi amado.

La deidad de la luz sonreía levemente y su infinito poder se desvanecía a propia voluntad.

-Disculpadme mi grosero proceder pero no voy a tolerar que alguien me insulte a mí y a mi plano con seres tan bajos como ustedes.

-¿tan bajos? ¡Pero si tú mismo fuiste el que nos permitió entrar!- grito Araxiel de nuevo.

-lo sé, lo sé y por eso es que aun tu antigua aprendiz no ha muerto ya y por ese mismo deseo tú no estás en el mundo donde no queda esperanza sufriendo todas aberraciones que el principal te tiene esperando.

-entonces respóndeme todas las preguntas que nunca quisiste darnos.

-sé que en todos los finales tengo que responderles todas sus interrogantes así que ahora… ¡dilas! Antes que vuestro destino se cumpla

-¿Qué final? Dije con cautela.

-¿creéis que ustedes sois los primeros en existir?, dejadme deciros que son solo una existencia entre las infinitas existencias que hemos creado la luz y la oscuridad.

-¿Por qué nos creaste?

-esa pregunta ella misma te la responderá a su tiempo-

-pero ¡yo no sé de qué me estás hablando! Exclame nuevamente.

-¿Por qué necesitas que cada generación de cada era de la humanidad llegue al equilibrio?

La deidad de la luz volvió a sonreír pero ahora mirando hacia Amy, no quiso responder a ninguna de las dos preguntas de esta forma Araxiel termino de perder su paciencia.

-¿lo ves? Eres solo una deidad que no sabe nada, y pretende decir que lo sabe todo, es más ¡dices que eres luz y amor cuando solo eres el resultado de infinitas guerras!

-solo un hijo llega a comprender su padre cuando este tiene sus propios hijos- solemnizo

Con estas palabras le hizo una seña a miguel  en el cual ordeno que todos los ángeles rodearan el palacio.

-dejad que vuestros ojos miren por sí mismo la razón del porque estáis acá-

Con sus palabras las inmaculadas baldosas que conformaban el suelo se cristalizaban y dejaban ver las infinitas hordas que el principal tenía marchando hacia el muro de fuego.

-una vez más el proceso vuelve a sus inicios y creéis que la verdad os la dio Uriel, en realidad no sois más que una pieza más en mi gran juego.

-¡lo ves! ¡No te interesamos! Solo somos una parte más que conforman tu ambición de poder- decía Araxiel mientras seguía insultando a esta deidad.

-si eso es lo que vos creéis, entonces estáis en lo correcto-

-¿Por qué no nos dices toda la verdad?- le decía mientras me le acercaba logrando sujetar su mano con las mías.

Ahora me miro con resignación y suspiro mientras veía las infinitas hordas marchando y cantando canciones de muerte y caos.

-¿queréis volver a tener la vida que tenías?- me dijo susurrando

-no lose…- dije tímidamente

-Entonces tendréis que matarme. Dijo con fuerza

-¿Qué?

Ahora la deidad de la luz miro directamente a mis temblorosos ojos y acaricio mi rostro con delicadeza mientras me repetía esas palabras “tendréis que matarme”

-¿Cómo voy a matar a un dios?. Pregunte asustada

-Con todo el conocimiento de los millares de antepasados tuyos que corren por tu mente y alma-exclamo dulcemente mientras miguel le traía su armadura.

-pero… ¡si ni siquiera Araxiel pudo hacer algo con el principal! ¿Cómo esperas que yo pueda hacer algo?.

-esa es tu parte. Decía mientras miguel le colocaba los guantéeles y el resto de su celestial armadura

Ahora todas las huestes celestiales entraron al palacio rodeándolos en un círculo de unos 50 metros de diámetro.  Araxiel desenvaino su espada y cargándola con las dos manos se la ofreció a Amy y extrañamente él le sonrió, ahora que ella sentía el peso del acero miro pavorosamente a aquella deidad con todo el esplendor que significaba cargar su antiquísima vestimenta.

Ambos caminaron y algo dentro del alma de Amy empezó a despertar, desenvaino  su espada esperando golpear directamente al rostro de la deidad, la cual era de esperarse que nada le podía hacer, el, la miro con resignación mientras ella seguía blandiendo sin descanso pero el filo de su espada ni siquiera podía acercársele.

-¿creéis que así podréis hacer algo? Pues, dejadme ayudarte

Él se quitó el casco cerrando los ojos ofreciéndose; Amy retrocedió varios pasos mientras este dios suspiraba esperando que ella lo pudiera lograr, mas como él ya sabía, nada podía hacer contra él.

-Sé que no es fácil pero… con vuestros ojos bañados por la sangre de vuestras víctimas no podréis siquiera acercarte-

Ella calmo su rostro y algunas lágrimas salieron de sus ahora rojizos ojos, sentía culpa pues no podía matar a un dios, ni siquiera ofreciéndose abiertamente y sin oponerse, ahora que las lágrimas recorrían sus mejilla la deidad de la luz se le acerco acariciando su cuello.

-anda concentraos, creéis estar en el equilibrio pero no lo estáis, puesto que la guerra a cubierto vuestros ojos no dejáis que el amor te guie, anda! Volved  a amar como lo hacías antes, ama a vuestro enemigo, ama a vuestro amigo ama hasta convertirte en aquel ser amado incluso llega tu misma a ser el mismísimo amor.

Ahora los ojos de Amy se relajaban cambiando de color nuevamente, ahora se hacían ligeramente blancos, con esto aquel dios extendió sus brazos ofreciéndose nuevamente, y ella solo camino hacia él, pero bajo su espada ahora abrazo al dios de la luz cosa que nadie era capaz de lograr.

-anda ¡mátame por favor!

-pero… ¡no puedo! No quiero quitarte este regalo que nos diste. Discúlpame a mí y a mi antiguo maestro.

-os perdono pero es hora de que vuestras manos se manchen con mi sangre, ¡inténtalo de nuevo!

Volvió a aferrar su espada y entre lágrimas la blandió directo a su brazo izquierdo, logrando golpear su armadura, mientras que esta deidad sonreía.

-¡anda, inténtale de nuevo!

Entre llantos Amy lograba chocar su espada con aquella  armadura, cosa que ni siquiera el principal podía tocar con su espada; ella golpeaba y golpeaba aquella armadura pero sin poder hacerle daño.

-ahora sonríe, ¡anda!... ¡Sonríe! Se feliz, busca la felicidad que hay en ti, aquella felicidad que tu maestro te quito pero al mismo tiempo provoco, ¡inténtalo! Se tu…!misma! no agobies tu mente con banalidades y se feliz.

Las lágrimas que corrían por su rostro y llegaban a su boca eran amargas pero paulatinamente  se hacían tan dulces como la miel y ella sonríe con gratitud, ahora empuñando fuertemente la espada se lanzó contra él y aunque el intento defenderse con su brazo, ella Logro lanzarlo unos pasos hacia atrás, ahora que la deidad reía ella también lo hacía, se lanzaba y le golpeaba tan fuerte que él ya tenía que esquivar los espadazos.

-¡lo estoy logrando! Dije con gran alegría mientras jadeaba puesto que luchar con él era muy extenuante

El me sonrió camino hacia mi inocentemente y entre sonrisas se lanzó sobre mi golpeado mi vientre con fuerza lanzándome con tal fuerza que hasta miguel mostro un rostro de resignación.

-¿Por qué me golpeas? Dije apenas lográndome levantar

-¿Quién os dijo que matarme sería tan fácil?

Mientras hablaba envaine la espada y trate de cortarle el rostro aunque el filo de mi espada se deslizo por su mejilla izquierda no logre hacerle un corte. Ahora que el sonreía de nuevo seguía intentando cortarle las mejillas mas no lo lograba.

-un arma no puede matar a una deidad, te dije que es necesario que sientas mi sangre fluir por tus manos.

Ahora le golpeaba repetidas veces sin que él se defendiera más… ningún golpe le hacía daño.

-ahora que me amas, para lograr hacerme algo tendrás que odiarme en la misma proporción.

Así se lanzó sobre ella y empezó a golpearla brutalmente.

-yo fui la razón del porque estabais sola aquellas noches en las que veías las estrellas. Dijo mientras le golpeaba la cara.

-yo fui la razón del porque escuchabas a vuestros  padres tener relaciones de niña, dijo  al patearle el pecho.

-yo fui la razón del porque caminabas sola escuchando el sonido del viento en ese parque, dijo al agarrarle de un brazo y lanzarla al suelo.

-yo soy la razón del porque sufriste en el mundo de la desesperación, dijo al pisarle el rostro mientras estaba en el suelo.

-yo fui la razón del porque mataron a tu ser más amado, ¡tú maestro! Decía mientras le pateo  el pecho volviéndola a lanzar a un lado.

-¿queréis más razones para odiarme? Pues yo soy el que va a causar que todo lo que amaste, desde los verdes campos, tanto como el cielo nocturno, como a tu madre que fue la que te salvo en el reino del principal, todo lo destruiré y así vivirás en la más eterna y absoluta nostalgia.

-¡sé que estas mintiendo! Grite adolorida

-al principal no  interesáis  ni a vos ni la humanidad y Uriel solo se encarga de que lo que debe ser será así que todo lo demás es mi trabajo, decía burlescamente.

Amy apenas irguiéndose miro sollozante a aquella deidad y entre sus ojos con matices rojos y blancos, le pidió que parara esta locura, mas aquella deidad agarro la espada de Amy y la coloco en su cuello.

-¿no tienes más nada que decir? Exclamo la deidad

Ahora sus ojos mostraban odio su mirada despedía paz, y su boca mostraba una grata sonrisa logrando ser lo que muchos le dijeron que seria, ella ahora estaba a su nivel y con solo su voluntad, su aura lanzo a la deidad de la luz al otro lado del circulo formado por los ángeles. Aquella deidad ahora sintió el dolor que ningún dios ha sentido y mientras ella caminaba con aquella antigua estirpe provocada por todo el conocimiento acumulado encada átomo de su cuerpo. El dios se le quedo mirando con esa sonrisa y esa mirada de resignación

Amy le agarro  el rostro y mientras sus ojos lloraban sangre, la deidad simplemente cerro los ojos

Ahora por fin… logre salvarlos a todos ustedes dijo susurrando

-Araxiel ¡pásame mi espada!

Él se la lanzo y mientras ella agarraba su arma, del rostro de aquella deidad salieron sinceras lágrimas y una sonrisa de autosatisfacción.

-ahora morirás como el cobarde que eres, esas palabras se las dijo el principal a mi amado y estas palabras te las diré yo a ti.


Amy atravesó el pecho del dios pero este no se quejó, simplemente se le quedo mirando con infinita misericordia a los ojos de Amy mientras sonreía. Amy entendió su mirada y su sonrisa ahora con un gran sentimiento de culpa abrazo sollozante el cadáver de la deidad mientras su aura desaparecía al igual que su cuerpo.