miércoles, 18 de septiembre de 2013

El mundo del equilibrio 2 Capitulo 22 - ¿El Regreso?

El mundo del equilibrio 2

Capítulo 22

¿El regreso?

Podía ver el cielo estrellado de aquella maravillosa noche, cada estrella me mostraba una hermosa sonrisa llenas de esperanzas y si… por un momento me sentía inmensamente feliz, estaba viviendo un momento lleno de absoluta paz y no quería que este instante de tiempo se alejara de mi alma, quería levantarme pero apenas podía suspirar ya que me dolía cada parte de mi cuerpo. Ahora era yo la que les brindaba mi más sincera sonrisa, el pasto se sentía como la más acogedora cama, cada hoja del pasto se sentían como miles de plumas que acobijaban mi adolorido cuerpo.

En el horizonte vi unas estrellas fugaces que recorrían los cielos. Sabía que no eran estrellas fugaces pero la idea me gustaba. La paz de la noche me brindo aquel descanso que mi cuerpo me pedía desde el momento en que había abandonado nuevamente este plano, así que cerré los ojos tratando de dormir… pero a pesar de pasar media hora con los ojos cerrados no podía conciliar el sueño aunque ya me lo esperaba; al darme cuenta nuevamente que ya deje de ser completamente humana deje que mis lágrimas recorrieran mis mejillas,  aquel sentimiento al que llaman arrepentimiento gobernaba mi corazón, el cielo estrellado seguía tratando de sofocar mi tristeza pero… sé que esta es mi eterna maldición.

Por un momento sonreí de nuevo y me decía a mí misma ¿Qué más me queda?  ¿Qué más podría hacer? ¿De qué forma puedo agobiar este genocidio que ocurre en mi corazón? Aunque sé que tengo alma, corazón y espíritu con que luchar ya no quiero saber de esta vida, quisiera que mi alma se esfumara en este leve viento que hace mover el pasto que me rodea. Más sabía que antes de rendirme… tenía que cumplir mi destino.

Apreté mis puños buscando nuevamente aquella fuerza que vive en cada célula de mi cuerpo, aunque ya no tenía fuerzas para amar y odiarlo todo logre sentarme y me quede viendo las palmas de mis manos, luego volví a ver el cielo con las mismas lagrimas que no dejaban de salir de mis ojos.

-           -  No soy nada…. ¡no merezco nada!

Mientras negaba mi propia existencia vi en mi mente todas las alegrías, todo el dolor, todo el llanto de todos los seres humanos que luchan por vivir en este mundo.

-          -¿a esto te referías Miguel? -Dije susurrando al instante en que logre levantarme

Camine entre la espesura guiado por la luz de la luna que me brindaba esa tierna sensación de absoluta soledad, ahora que podía ver el horizonte note que la luna se perdía entre varias montañas, para mi sorpresa vi como uno de los ángeles caía  para luego chocar cerca de la base de una de las montañas; ¡esta era mi única oportunidad de saber que estaba ocurriendo! así me decidí caminar hacia el.

Lamentablemente había muy poca luz como para ver hacia dónde ir, mi vista se nublaba  paulatinamente, mis pasos eran lentos y pesados pero solo la idea de encontrar a alguien que responda todas mis dudas lograba darme fuerzas y poco a poco podía ver el pequeño cráter donde se supone había llegado un ser que se supone no debe estar en este plano.

-          - vuestra presencia es bienvenida dijo al notar que estaba cerca de él


-          - Gabriel ¡¿Qué haces en este plano?! Exclame con fuerza


-          - Hicimos lo único que podíamos hacer.

El solo veía el cielo estrellado con las mismas lágrimas y con la misma sonrisa que tenía yo al recobrar la conciencia, estaba con las manos estiradas y lo que quedaba de sus vestimentas estaban quemadas

- nunca creí que el cielo de este plano fuera  tan hermoso. Dijo con vos suave.

- lo se respondí alegremente.

El logro sentarse para luego quejarse  de las heridas sangrantes que tenía en su espalda.

- ¿Qué es todo esto que siento por todo mi cuerpo- decía quejándose y tratando de tocar su espalda.

-nosotros lo llamamos dolor. Le dije.

- ¿porque siento algo incómodo en mi pecho…. Y porque me sale esta agua de los ojos?

-Nosotros lo llamamos sentimientos- le volví a responder.

-vais a creer que estoy mal de la cabeza pero… se siente bien. Exclamo mientras me sonreía.

Me le acerque  para ayudarle a levantarse. Y el extendió su mano para seguir quejándose del dolor que nunca había sentido.

-¿me hacéis un favor?... ¿podrías curarme las heridas que tengo en la espalda con algo de luz?

¿Qué tenía en la espalda? No lo sabía hasta que yo misma las vi. Su espalda estaba desgarrada y entendía que el mismo se arrancó sus alas y solo pude reir.

-¿de qué te estáis riendo?- dijo  con rabia.

- me rio porque no entiendes muchas cosas y Gabriel acá las reglas son diferentes, aqui no puedo crear luz y sanarte y otra cosa… tienes que dejar de hablar así en este plano.

Se quedó en silencio ya que él no sabía nada de este plano.

- como tu decías que no entendíamos tu plano así te digo yo que no entenderás el mío  ¡deja de hablar de esa forma tan antigua!

El solo volvió a reír asintiendo con su cabeza.

-¿Cómo me puedo curar?

-tendremos que ir a un hospital.

-¿Qué es eso? ¿Estáis segura de que vos no podéis curarme?

-¡te dije que no hables así! Llamaras mucho la atención Y no sé si pueda curarte pero ya no tengo fuerzas para hacerlo… ahora escúchame, tenemos que ir a una ciudad a que te  sanen tus heridas. Aunque no  sé dónde quede una.

Caminamos guiados por las estrellas y empecé a preguntarle que ocurrió en el plano de la luz. Solo respondía que… era caer o desaparecer con el plano de la luz, me conto la decisión que tomo Miguel y todas las huestes tuvieron que caer para no desaparecer. Estaba abrumada por aquella decisión pero apenas tenía fuerzas para ayudar a Gabriel a caminar. Llegamos  a una carretera, el sol poco a poco retomaba posición sobre la noche y Gabriel vio por primera vez  un amanecer, extasiado pero adolorido volvió a reír.

Mientras caminaban por el borde de la carretera un vehículo paso al lado de ellos para luego detenerse a varios metros delante de ellos; Gabriel subió la mirada observando como el automóvil retrocedía para ayudarles.

-¿Qué clase de demonio es este?-  Susurro

- será mejor que te calles y no digas nada, déjame hablar por ti, no quiero que empeores las cosas.

El chofer se bajó presentándose dispuestos a ayudarle pero cometió el grave error de mirar a Gabriel a los ojos, este observo un rato a aquel hombre y su rostro alegre cambio sutilmente.

-así que os llamáis anon…

-¡¿Cómo lo supiste?¡ nunca te había visto pero… déjame ayudarte.

- ¡callaos! Maldito abusador… vi cómo has abusado de vuestra hija y de vuestra esposa llegando ebrio a tu hogar, como habéis sido corruptos, sé que trabajas como comisario de tu pueblo que queda a pocos minutos de aquí y no os dejare vivir…

Gabriel se abalanzó sobre el agarrándolo del cuello.

-¿conque te gustaría tocar a tu hija? ¿conque aceptas sobornos de traficantes? ¿conque has engañado a tu esposa y a la vez  matado a personas inocentes? Yo Gabriel… ¡no os dejare vivir!.

-¡no! Grito Amy tratando de detenerlo pero ya no podía hacer nada , luego puso sus manos en su boca al ver que las heridas de Gabriel sanaban.

-¡maldito! ¿Por qué lo mataste? Entra y siéntate….  ¡rápido!

Amy entro agarrando el volante y Gabriel se sentó en el puesto de copiloto acelerando dejando al comisario muerto en medio de la nada.

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