lunes, 16 de diciembre de 2013

El mundo del equilibrio 2 Capitulo 24 - Desesperación

El mundo del equilibrio


Capítulo 24

Desesperación

Malditos sean estos seres que no comprenden la fragilidad de este plano, más aun de esta vida, no quería decirle nada a este antiguo ser que se supone guarda los más altos conocimientos de la conciencia superior, ya habíamos viajado por varias horas y note que  en la guantera guardaba un arma de fuego, una licorera y un paquete de cigarrillos, estaba tan furiosa por todas estas situaciones que agarre la licorera y tome un sorbo de esa bebida que pasaba ardiente por mi garganta, y no solo fueron un par de tragos, me dedique a vaciar la licorera y después entre tantas frustraciones agarre un cigarro colocándolo en mi boca y me dispuse a buscar el encendedor de cigarros que está en cualquier automóvil, lo encendí con gran desesperación recordando a Sirrah y su empedernida forma de fumar y no lo culpo… no sé si sea por esta desesperación que ahora  aspiro con poca sutileza ese humo envenenado que se impregna en mis pulmones.

-¿Qué me miras?

Le dije a Gabriel mientras me veía fumar y viendo hacia todas direcciones.

-¿Por qué haces esto? Me pregunto.

-¡Por la misma maldita razón que tu mataste a ese hombre!

Se quedó callado por varias horas mientras veía perplejo el mundo que se suponía tendría que proteger más nunca lo hizo. Pude captar que no entendía el caos que nosotros llamamos humanidad, más aun no entendía todas esas sensaciones que son cotidianas para los seres humanos, mas yo no quería  pronunciar nada, mi propia ira solo empeoraría las cosas.

-¿existe un mar en el plano de la luz? Pregunte con sarcasmo.

-¿Qué es eso?

Otra vez su ignorancia se hacía presente. ¿Cómo se suponía que estos seres gobiernan  y protegen estos planos sin siquiera conocerlos? Cada vez más siento esa típica decepción a la que ya me estoy empezando a acostumbrar.

-pues lo veras, estamos cerca de uno.

Con esas palabras vimos el mar en todo su supuesto esplendor, me estacione a varios metros de la orilla y Salí furiosa del auto caminado  hacia la orilla para luego sentándome en ese justo lugar donde puedes humedecer tus pies con las olas, me quede ignorando al caído que ahora estaba caminando hacia mí.

-¿a esto le llamáis mar? Es… hermoso.

-¿Por qué no te callas?

-¿y si no lo hago qué? Dijo de forma sarcástica.

No hice caso a sus palabras y me quede viendo al horizonte pensando en cómo haría para que toda la hermosura que me rodea no desaparezca.

-¿Por qué mataste a ese hombre? Dije susurrando.

-¡por la misma razón del porque nací! Nací para destruir todo rastro de oscuridad.


¿y quién demonios eres tú para decidir quién tiene esa oscuridad? ¡No eres nadie para juzgar a los humanos! ni siquiera porque ya eres uno.

-¿acaso no es la razón de existir? Aniquilar al mal y de esta forma mejorar la vida de los débiles que no pueden hacer nada.

-¡cállate! ¡Es esa combinación de luz y oscuridad las que nos hace humanos! O ¿es que no lo notaste? Si fueras tan perfecto entonces ¿Por qué no notaste esa furia que te domino al matar a ese hombre!

Gabriel no dijo nada, solo se sentó al lado mío y sintió el agua salada del mar  recorriendo sus pies.

-¿esto es el anochecer? Es más hermoso que el mismo mar… ahora quiero que sepas algo, si hubiese sabido que esto era tan hermoso hubiese caído mucho antes.

-ahora despídete del sol… un momento… ¡algo no está bien!

El sol mientras se escondía en el horizonte se hacía más tenue, y no era  producido por el habitual crepúsculo, no…. Ahora el sol se  hacía de un tono cada vez más gris, y las nubes se hacían más densas.

-¿es esto normal? Pregunto Gabriel.

-¡no! esto… ¡no tendría que pasar!

El aire se hacía más denso y frio y aunque en este momento estábamos en un clima más tropical hacia tanto frio que podíamos notar nuestro aliento en el aire.


-si ya no hay deidad de luz entonces poco a poco el universo se tornara en oscuridad- dijo Gabriel con voz quebrada.

-¡Maldita sea! Grite golpeado fuertemente la arena varias veces

-¡esto es mi culpa! Yo… yo sabía que destruiría este universo y tan solo por no poder controlarme, ¡ahora el principal tiene la guerra ganada! Todo lo que una vez ame desaparecerá. ¡No!.

Podía escuchar la voz del principal, podía escuchar sus carcajadas en cada célula de mi cuerpo, mientras mas reía menos podía controlar el equilibrio pero…

-¡Cálmate! Eso es lo que él quiere, ¡quiere saber dónde estáis!

Mas sus palabras no sofocaron toda esta ira, ahora mi aura crecía más y más ya que ahora las reglas están rotas y todo está permitido. El agua hervía matando a los peces, el aura quemaba la arena convirtiéndola en vidrio.

-¡ya!

Gabriel me dio un golpe en el rostro con todas sus fuerzas mientras empezaba a nevar, los copos de nieve cubrían paulatinamente todo, ahora que me salían lágrimas de desesperación, vi el cuerpo de Gabriel que estaba parado a mi lado, se veía tan imponente pero tan sereno a la vez.

-¡tú destruiste mi mundo!, tú y solo tu mataste a mi padre y sé que tú no me perdonarías si ya hubiese matado al tuyo así que no debería tener compasión contigo, para mí sería más fácil matarte en este instante y luchar contra el principal con todos mis hermanos mas no lo voy a hacer, por algo mi padre dejo que lo mataras. Ahora… ¡ven! Puedo sentir en mi corazón las carcajadas de ese maldito, no está muy lejos.

Entramos al automóvil de nuevo pero este no encendía y golpee el volante, con rabia me quede pensando en cómo vamos a llegar hasta él y así pasaron varios minutos pensando, decidí calentar el auto yo misma a ver si encendía. Salí del auto y le explique a Gabriel como encenderle, la ventisca no dejaba ver nada, más aun así puse mi mano derecha en el capot invocando el poder de mis antepasados con simples susurros.

-Enciende… ¡ahora!

Gabriel movió las llaves logrando encender el automóvil, volví a sentarme en el volante y continuamos nuestro camino.

-¿Dónde están los demás Ángeles?-

-lamentablemente ya no lo somos-

-No te pregunte si lo eran o no te pregunte ¡¿Dónde están?!

-¿Cómo esperáis que lo sepa? No conozco este universo. ¡Podrían estar en cualquier parte de este mundo!

-¡me molesta que sean tan irresponsables!

-¿y que querías que hiciéramos? No nos diste tiempo para planificar nada, solo hicimos lo que en ese momento pensamos que era lo correcto.

En este instante Gabriel grito de dolor, me asuste tanto que descuide el volante y el automóvil resbalaba sin sentido.

-¿Qué tienes? Grite con angustia.

-el… el principal si está en este plano, el… él está riendo a… carcajadas dentro de mi… él está en un gran templo, con seres alados por donde mires y un objeto… parece un obelisco


-¡La cúpula de san pedro!