El mundo del equilibrio 2
Capítulo 12
Ojos rojos
Miguel sin vacilar respondió al
llamado de auxilio y salto al vacío, voló lo más rápido que pudo sintiendo las lágrimas
de Amy en su rostro mientras volaba con espeluznante velocidad, el coro
celestial se transmutaba en el coro más diabólico imaginable para la mente
humana, sus alas se extendieron como luz
buscando agarrar su mano fallando varias
veces mientras Amy gritaba pero ya era
demasiado tarde, él se detuvo en el
instante cuando ella paso la delicada barrera entre el plano de la luz y aquel
mundo de horrores indescriptibles, de sus ojos salieron sinceras lagrimas pues
ni el mismo sabe las consecuencias de lo que pasara ahora en adelante.
Las hordas del mundo de la desesperación
dejaron de marchar al ver una bola de fuego que venia del cielo, era solo una
gota de luz que caía como un cometa, todos tenían sus lanzas apuntando al
cielo, Uno de los Caídos se cruzó de brazos y miro con macabra sonrisa
esperando la maravillosa ocasión de ver como un ángel caía, pues esa era la
costumbre, hasta que su rostro cambio sutilmente al darse cuenta de que no era
un ángel en pena… no sabía que algo mucho más siniestro pasaría, sentía que el
equilibrio de los planos se debilitaba, he inmediatamente Ordeno a un caído menor
irse a los palacios del principal, pues el convenio de las deidades estaba
roto.
-¡si no queréis irte a la fosa del olvido mejor ve lo más rápido
que puedas y dadle mi espada al principal!- Grito
-mi señor ¿sabéis lo que esto
significa?- dijo con miedo
-¡maldita sea! Dadle esto ¡ya! El apenas está dudando de que hacer
y si no os entregáis esta espada ¡no podrá liberar los 3 sellos!- exclamó
mostrando sus colmillos
Después volvió a quedarse viendo esta extraña aparición
que bajaba del cielo, sonrió sutilmente con sus ojos amarillos, apretó un
puño y lo alzo al aire, automáticamente las
hordas gritaban más canciones de guerra, la misma canción que el principal les
enseño a cada uno a la espera de que el gran día llegase.
Amy no quería abrir sus ojos pues
sentía el fuego que parcialmente la quemaba, su capa era devorada lentamente,
su armadura se agrietaba más y más con cada segundo, pero en su corazón nacía un poder malévolo y una compasión celestial al mismo tiempo, sus
puños los cerro con fuerza mostrando furia, sus ojos pasaron de negros a rojos
lentamente luego, su mirada compasiva ahora pasaba a la de un ser sin
sentimientos, ahora no solo caía sino daba vueltas sobre su propio eje, con
cada vuelta algo nació de su espalda, con cada vuelta su aura crecía poco a
poco confundiéndose con el fuego que la cubría, a esa altura podía ver las
lanzas apuntándole esperando su impactar contra ellos, desenvaino su espada apuntándoles.
Las legiones cantaban aquella canción
dirigidos por Astaroth, su sutil risa pasaba
a gruesas carcajadas al observar que esa entidad se acercaba, podía verla a
ella desenvainar su espada y sacar… si… el sabía que era pero le daba placer
ver que apenas estaba entre la luz y la oscuridad.
-¡allá malditos… allá esta la prueba
que el traidor ese que nos abandonó en el interminable vacío que el principal
lleno con su odio convirtiendo de oscuridad a todo lo que veis, sentís , oíd y clamáis! Os invito a destruidle si es que
pueden... ¡ella os matara! Si… ella combatirá
las infinitas hordas y moriréis cientos, miles, millones y trillones de vosotros
pero con cada gota que caiga... ¡Sí! Con cada gota que derraméis entre sus dedos, esta será como nosotros y
cuando eso pase, ¡yo! Yo mismo clavare su cortada cabeza como el trofeo que le
llevare al delirante traidor, si ¡el que nos traiciono a todos nosotros!-
Pasaron pocos segundos hasta que al final ella impacto entre cientos
de demonios esparciéndoles en todas direcciones, ella levanto una gran nube de
polvo rojo y Astaroth se quedó muy calmado, todos esperaban ver que era lo que caía
del plano de la luz, y si, de entre las nubes de rojizo polvo poco a poco se podían
ver plumas negras y blancas que brillaban tenuemente, sus cabellos estaban esparcidos entre su
carcomida armadura, su espada estaba desenvainada, aquella que revelaba un
divino filo, su rostro mostraba que ya nada le importaba, sus ojos habían perdido
esa vida que siempre la caracterizo.
Las huestes corrieron apuntándoles
con las lanzas, pero Amy solo levanto suavemente
su mano derecha, en cuanto todos empezaron a atacar aumento su aura como había hecho
para destruir un pueblo entero, así
todos los demonios que se le acercaban eran descuartizados y sus miembros seguían
y seguían volando en el aire, y poco a poco su rostro su cuerpo y sus alas eran
manchadas con sangre.
El Océano de muerte crecía con
cada minuto pero el rostro de Amy dejaba de estar tranquilo, ahora su boca mostraba lentamente una malévola
sonrisa, sus rojos ojos brillaban con fuerza y decidió usar su espada, con cada
blandir miles de demonios eran cortados a la mitad, ella no hacia el mas mínimo
esfuerzo, ahora las plumas blancas se oscurecían
una a una hasta que todos se apartaron y alguien empezó a aplaudir
burlescamente.
-eres ¡maravillosa! Si… eres tú,
la que deje pasar para cumplir vuestro destino, si… venias con tu ancestro para
verlo morir y condenarte definitivamente.
Amy se quedó viendo y sin decir
palabras mientras el caminaba entre las huestes, no podría controlarse ella
misma pero él tenía una forma muy seductora de caminar y al momento en que ya estaba a
varios pasos de ella volvió a aplaudir, ella blandió directo a cortarle la
cabeza pero Astaroth la detuvo con su
propio puño.
-¡no creas que soy como Cypher!,
no… aunque él era muy apegado al principal yo soy su mano derecha- dijo
sonriente
Amy cerró los ojos con furia
mostrando más su aura a la vez que aumentaba a voluntad el filo de su espada.
-¿queréis jugar duro? Pues está bien ¡juguemos!
Amy se lanzó hacia el chocando
sus espadas, con cada choque más y más energía era liberada destruyendo todo a
su paso, ambos volaban lanzando demonios por todas partes, Amy poco a poco era
consumida por la oscuridad, ya sus plumas blancas eran escasas en sus alas,
ambos se cortaban sus armaduras, y cada
parte caía entre golpe y golpe de espadas, Astaroth reía y reía sin parar
sabiendo que pronto ella sucumbirá ante
el poder del principal,
-¡BASTA!
Se escuchó a lo lejos; Miguel llego del cielo como un rayo golpeando
el rostro de Astaroth lanzándolo a un
lado.
-¡Sabes que es mía! Exclamo Astaroth
adolorido
-ella no debe estar acá- dijo
solemnemente
-¡entonces miradla! No tiene
rostro de querer irse… ¡ahora es mía y tu ni nadie me la quitara!
-Amy ¡VEN!-
Ella movió lentamente su rostro
diciendo que no, al momento que Miguel se puso frente a ella, con rostro
enfurecido se quedó mirando sus corrompidos ojos hasta que le dio una
cachetada.
-¡ya bastante has hecho con
desatar esta masacre!-grito
Amy se desprendió de sus alas al
instante que sus ojos volvían a retomar su natural color, su rostro volvió a
ser inocente y varias lagrimas salieron de sus ojos abrazando a Miguel pidiendo
perdón, Miguel la abrazo creando la energía suficiente para salir despedidos
directo al plano de la luz logrando que las nubes se apartaran tras la intensa
luz que despedía el plano más allá de este abandonando la carnicería que había hecho
ella al no controlarse.