El mundo del equilibrio 2
Capítulo 25
Falsa ironía
El copo de nieve viajaba hacia donde el fugaz viento le pedía
marcharse, a veces se topaba con otros copos de nieve, a veces casi cae sobre
alguna que otra hoja de pino en ese clima que muchos seres humanos mencionaban
era el correcto, ni frio ni muy caliente, pero… las cosas están cambiando de
forma sutil o eso es lo que los ojos mortales aun perciben más ¿cuándo ha nevado en este sitio y en esta época
del año? Tal vez digas que jamás pero ahora este copo de nieve sigue viajando
entre estatuas de mármol y calles de piedra. Ahora se acerca a un gran obelisco
en medio de una plaza donde existen seres que rinde su fe, donde alaban a su dios, pero este copo de nieve no se queda en
ese sitio, ahora pasa entre los pasillos de mármol hasta subir hacia esa
estatua imponente de un ser alado que no corresponde al verdadero ser que ya
abandono su celestial plano, Ahora el copo de nieve cae sobre la mano de este ser
que tenía infinitas edades esperando llegar a ese sitio.
A él le parecía placido sentir como el poco de nieve se derretía
en su mano derecha y sintió como el viento le masajeaba sus largos cabellos. Él
estaba sentado al lado de esa estatua alada viendo el mundo que tal vez amo, o
tal vez a odiado desde la eternidad, El principal se reía de todos los seres
que arrodillados suplicaban piedad, misericordia y su salvación, pero para él
no era hora de burlarse pues entiende que a veces la supuesta ignorancia hace
que los seres hagan estas cosas, ignorancia que tal vez les da fe de cosas que
tal vez no existen, mas no era el tiempo de que el mundo supiera su verdad, ya
que así le gustaba pensar que era así.
Al levantarse miro aquella estatua levemente verde, se quedó
mirando con rostro perplejo pero con los ojos más seguros que pueda tener una
criatura.
-Así es como vosotros los humanos pensáis que es un ser de
luz.
Decía pasando sus magnánimos
dedos por la estatua más aun así nunca la toco, solo se quedó viendo los
pliegues, las hendiduras y todo lo que un artista puede plasmar en la roca.
Luego toco suavemente el rostro y en ese justo momento con el rosar de sus
dedos cerca del ojo, esta estatua empezó a llorar sangre de su ojo derecho y
las naturales lágrimas de su ojo izquierdo y para él era un éxtasis, con esto
terminaron sus dudas, con esto supo que ya el
convenio de las deidades estaba absolutamente roto, con esto entendió
que no había diferencia entre su mundo y este plano que respira con cada
inhalar.
-padre. ¿Qué estáis haciendo? Pregunto uno de sus caídos.
El principal dejo de mirar a la estatua y se dedicó a mirar
el cielo nocturno de este plano, y luego de ver varias estrellas se dedicó a
ver hacia la multitud de personas que estaban en la plaza y vio seriamente al obelisco que se
encontraba en medio de la misma.
-padre ¿Qué estáis viendo? Volvió a preguntar con más fuerza
-¿Por qué no puedes callarte? Dijo susurrando
En este instante el caído mayor bajo la mirada con miedo y
dio varios pasos hacia atrás haciendo crujir su antigua armadura. Se podía sentir
en el aire que el principal no estaba a gusto.
-¿Por qué no os mostráis? Acaso ¿vos me tenéis miedo?
-¿de qué me habláis padre? Disculpadme si os he ofendido.
El caído se arrodillo llorando, poco a poco sentía que no podía
respirar, sus manos temblaban al sentir la ira de su padre, seguía llorando al momento de sentirse en el borde de la
muerte.
-dejad de hacer tus juegos Antiguo Uriel.
El maestro vampiro apareció suavemente a varios pasos del
principal con su antigua armadura de Arcángel y ambos se quedaron viéndose a
los ojos mientras más copos de nieve caían alrededor de ellos, las luces
parpadeaban y poco a poco dejaban de brillar con normalidad, El antiguo Uriel
camino lentamente hacia el principal aferrado a su envainada espada.
-acaso… ¿me tenéis miedo? Susurro nuevamente el principal
-es solo por si pasa algo
El principal acerco su rostro al del maestro a tal punto en
que sus labios se separaban por pocos milímetros, y El maestro empezó a sudar
frio. El principal dio un respiro
profundo y puso su boca en los oídos del maestro.
-¿acaso tenéis miedo? Habéis hecho todo de forma tan
perfecta que no deberías cargar esa armadura y por favor… dejad de temblar
delante de mí.
-Mi señor ¿Quién es él? Dijo el caído al empezar a respirar
mejor
- no os importa quién sea el… ahora Antiguo Uriel Hablemos
en un sitio... más calmado.
-¿Qué os detiene? Aquí nadie puede vernos y escucharnos.
-de eso me di cuenta ya hace mucho Uriel, pero tal vez en su
momento sí.
-¿A dónde queréis ir? Dijo al bajar la cabeza.
-así me gusta, así me gusta sabéis que no podéis ni tocarme,
me gusta el miedo que sale por tu boca, me agrada las lágrimas que tus ojos no
quieren expulsar. A lo lejos vi una torre de metal bastante alto…si… ese lugar
me agrada.
El Principal apunto hacia la torre Eiffel mostrando su
inquietante sonrisa. Después se escuchó
la vos de su caído hablar en el idioma de los muertos, con esto la oscuridad
los envolvió y así como viaja la oscuridad en cada anochecer ellos viajaron
hacia La torre, Uriel podía sentir los rugidos de todos los seres de oscuridad
viajando hacia donde el viento les dejase viajar.
Allí estaban los tres, parados en una de las muchas vigas
que constituyen la torre pero ya había otro Caído mayor esperándolos, los tres seguían
hablando en el idioma de la muerte y con cada palabra si es que podrían llamarse
palabras salían rugidos y lamentos de sus bocas.
-¿podéis sentir a aquellos que se arrancaron las alas? Todos
buscándome… sí… ¡sí!... todos venid y buscadme
-he hecho lo que mi padre y vos me pidieron que hiciera y
ahora ¿Qué vais a hacer conmigo?
-os debería matar pero… no, vos aun tienes mucho que hacer.
El viento se hacía paulatinamente más gélido, el viendo
hacia crujir sus armaduras y sus cabelleras. Ambos se miraban fijamente, el
principal con esa maquiavélica emoción y el maestro con frialdad.
-¡anda! Un cobarde te está esperando en tu palacio.
El maestro bajo la mirada y se esfumo con el fuerte viento y
así se quedaron el principal y dos de sus caídos. Decidió regresar a la cúpula de
san pedro y cuando esto paso el
principal camino entre la multitud.
Todos rezaban pero el principal podía ver toda la maldad que
habitaba en cada corazón, con cada blasfemia, con cada violación, con cada
asesinato, con cada acto de lujuria y pare de contar este sonreía más y más de
vez en cuando sarcásticamente, luego vio el obelisco a pasos fuente a él y voló para pararse en la punta.
-¡venid! Venid todos a buscarme, sentid mis risas, ¡sentid
mis carcajadas! Ohhh si… todos a su
tiempo acabaran con esta existencia, con sus existencias e incluso con mi
propia existencia, ¡Venid! O nueva deidad de la luz Venid y reclama tu puesto
¡venid y acaba con este sueño eterno que ustedes llamáis eternidad! O es que
¿ya no quieres cortarme la cabeza? ¿acaso no quieres atravesarme como yo hice
que lo hicieran con tu amado? ¡Ven y cumple con tu destino!
No hay comentarios:
Publicar un comentario