martes, 21 de enero de 2014

El mundo del equilibrio 2 - Capitulo 26 - ¿el final o solo la ira de un dios?

El mundo del equilibrio 2

Capítulo 26

¿El final o solo la ira de un dios?

Los antiguos seres de luz, si… todos ellos caminando al unísono, todos lamentando la pérdida de su hogar…la pérdida de su padre, todo lo que una vez conocieron, todos sus recuerdos son ahora espasmos de pensamientos que fluyen en sus memorias, todos pasaron aquellos días viendo cada amanecer y cada anochecer, todos abandonaban lo que quedaba de su orgullo, todo lo que quedaba de sus esperanzas, cada uno perdían esa luz de esperanza que en un tiempo brillaban en sus ojos, ahora poco a poco esas miradas alegres se transmutaban a miradas vacías y distantes, algunos solo cojeaban al sentir la voz del principal llamándolos como si ellos ya fueran parte de su infernal dominio, poco a poco se arrancaban lo que quedaban de sus armaduras, y justo en el último amanecer estos vieron al sol nacer derritiendo la nieve que se había acumulado durante aquellos días, todos en distintos lugares sobre la faz de este mundo  se desvanecieron con los cálidos rayos del sol y así como el principal viajaba con la noche, los antiguos arcángeles viajaron con el amanecer.

Amy  y Gabriel, dos seres completamente distintos se acercaban poco a poco a la ciudad de Roma, donde aún espera el principal posado sobre el obelisco de la plaza de San Pedro, Amy sentía que algo no andaba bien y Gabriel solo tocaba suavemente lo que quedaba de su armadura, poco a poco jalaba cada vez más  los signos que se unían  a sus guantéeles, y así… poco a poco las arranco lanzándolo por la ventana del automóvil.

Amy de vez en cuando observaba a Gabriel mientras este poco a poco se resignaba a dejar todo lo que una vez fue,  ahora este solo pronunciaba susurros que a su tiempo se convertían en frases, frases en el idioma de los ángeles que Amy entendía a la perfección.

-¿Por qué te despides del universo? Dijo Amy mientras manejaba por las calles de roma.

Gabriel volvía a susurrar y ahora sus ojos se tornaban maléficos en cada segundo en que nos acercábamos al vaticano. Y ya en la puerta Gabriel se bajó del automóvil desesperado por entrar  por la puerta que vigilaban tanto policías como la Guardia Suiza Pontificia, Gabriel alzo sus brazos y los lanzo por el aire; algunos policías sacaron sus armas de fuego más Gabriel agarro las lanzas de la guardia y empalo a todo el que se opusiera a él. Amy le persiguió pero sabía que nada podía hacer, temía que si hacia algo las cosas podrían ponerse peor de lo que ya estaba.

Gabriel paso por la entrada tras escuchar el grito de los turistas y de las personas que se encontraban dentro de la plaza de San Pedro y ahí estaba el principal, parado sobre el obelisco con los ojos cerrados expulsando parte de esa aura colosal que Amy había visto, aura que era la razón de todos sus temores.

El principal sonrió nuevamente y se dedicó a bajar cerca tanto de Amy y de Gabriel el cual el ya solo tenía una expresión más parecida a la de un lobo rugiendo que el de un ser de luz, ahora todos podían ver al principal ya que a este no le importaba más lo que pensaban todos en ese sitio.

-¿Por qué habíais tardado tanto?

Gabriel rugió como un león al tenerle a varios pasos frente a él, este camino rodeando al principal mientras este se mantenía sereno con los ojos cerrados.

-¿Qué pretendéis hacer? ¿Tu padre no os enseño que nada podéis hacerme?, ¡vos no podéis hacerme nada! Si es vuestro deseo…  intentadlo, pues la única que puede hacer algo es esta señoría que tengo frente a mí.

El principal sonrió sutilmente al ver a Amy directo a los ojos pero… Gabriel se abalanzo contra el más su puño no logro acercarse al rostro del principal, esta deidad se volteó viendo el puño que tenía la única intención de matarlo, el principal soplo lanzando a Gabriel directo al obelisco, Gabriel sintió como cada hueso de su cuerpo se quebraba como el obelisco que a su tiempo cayo aplastando a varios inocentes que produjo esta guerra.

-¡Para ya! Grito Amy


-parad esta brutalidad vos misma si es que tenéis la voluntad de matarme…ahh si ya recuerdo no podéis ni tocarme.

Amy aferro sus puños al ver como Gabriel sangraba por la cabeza, la ira volvió a inundar su mente y el principal lo noto, el abrió suavemente sus ojos al ver directamente a los ojos de Amy sus ojos se abrían más y más al recordar que ella ahora es más que un semi-mortal.

-entiendo…dijo el principal al sentir nuevamente como los copos de nieve volvían a caer mientras el día se transformaba en noche. Las personas corrían en todas direcciones buscando escapar de aquel sitio, los caídos superiores aparecieron de entre las estatuas  pero sabían que el principal no quería que nadie interviniera.

-¿Qué quieres de mí? Exclamo Amy

-¿aún no lo entendéis? ¿Creéis aun en vuestra mente que quiero destruirte a vos y a vuestro universo?

Con estas palabras Los antiguos arcángeles aparecieron en ese justo instante en que el sol terminaba de morir en el horizonte, todos ellos tenían sus miradas perdidas y sin rastro de emociones; el principal alzo los brazos esperando que le atacaran.

-¿Qué esperáis? aquí os espero.

Todos los antiguos arcángeles se lanzaron hacia el pero poco hacían, aunque tenían dentro de sí a todo el ejercito del plano de la luz apenas lograban tocarles y entre golpes el principal comenzó a hablar.

-¿es que no os importa todo lo que ellos han luchado? ¿No os importa  que no logren saciar su sed de venganza? Ohh nueva deidad de la luz… ¡sigues siendo igual! Grito Nuevamente el principal.

-¿a qué te refieres con nueva deidad?  Dijo ella sorprendida.

-¿Por qué creéis que él se dejó matar? ¡no entendéis nada!

El principal grito, grito con todas sus fuerzas y con toda su desesperación, con esto el mundo empezó a temblar, la cúpula de san pedro… todo el vaticano empezó a desplomarse, a lo lejos la torre Eiffel empezó a caerse, La estatua de la libertad se desplomo, los bosques ardieron en llamas y los volcanes del mundo estallaban, los tsunamis cubrían las costas del mundo inundándolo todo.

-¡No te entiendo!

-por supuesto que lo se maldita… si no queréis matarme os daré razones…

A Uriel le corto un brazo con solo rozarle y mientras este gritaba de dolor agarro el rostro de Rafael aplastándole el rostro.

-¡porque haces esto! grito

El principal no hizo caso a sus palabras y agarro uno de los puñetazos que le lanzo Raguel para luego agarrar su otro puño, mientras hacían fuerzas el principal le arranco las manos y Sariel cayo de rodillas al ver a sus hermanos ser abatidos,  Miguel aún seguía sin mover un musculo; el principal se acercó a Sariel y cuando estuvo delante de él, Sariel vio hacia Amy llorando.

-Perdónanos…. Papá…

Y así entre llanto el principal le arranco la cabeza;  Amy cayo de rodillas al ver la sangre de todos aquellos que murieron por su culpa.

-¿Por qué paso esto? ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Qué hice yo para ver tanta sangre?

-era vuestro destino. Susurro Miguel

Miguel le lanzo aquella espada…la única que guardo de aquel mundo antes de abandonarle.

-es… es… ¡la espada de Araxiel!

Antes de que pudiera hacer algo El Principal Atravesó el pecho de Miguel con su brazo derecho.

-Amy… por favor… terminad lo que yo no pude terminar…

Así el cerro suavemente sus ojos al momento que aquel colérico dios saco su brazo de aquel pecho.

Amy empuño su espada hacia el principal y este lo agarro con su mano izquierda notando que poco a poco salía sangre de su mano.

-¡maldita sea! ¡¿Qué quieres de nosotros?!

-¡lo único que quiero está dentro de ti! Exclamo la deidad

-¡cállate!

Amy blandió su espada varias veces logrando cortar parte de la armadura de este dios y el solo sonreirá.

-¡anda! ¡Matadme!

-¡responde maldita sea! ¿Por qué nos haces esto? Gritaba con cada blandir de su espada

Pero el principal apenas se defendía, hasta que después de recibir varios cortes este se arrodillo frente a Amy mostrando su cuello.

-sacia tu sed de venganza, anda… ¡matadme! O ¿eso no es lo que quieres? Si pudiera mataría nuevamente a tu antiguo maestro, si fuese necesario mataría nuevamente a estos antiguos arcángeles, si fuera necesario destruiré este mundo.

Amy furiosa coloco la espada de su maestro en el cuello del Principal y dejo que toda la ira que había acumulado la dominara, y a su vez veía la espada del único ser que se sacrificó por ella, pero…

-no cumpliré con tu deseo, ese será tu castigo…

-¡Maldición! ¡Matadme ya! Vos no entendéis mis razones, dentro de vos esta ese maldito hipócrita que no te deja matarme pero… ahora tu eres la deidad de la luz... así que tu deber es matarme.

-¿y si no lo hago qué? Decía Amy acumulando más y más su rencor y su amor por el universo

El principal desenvaino su espada y ataco a Amy sin compasión y entre espadazos el principal seguía rogándole que le matara.

-¡el convenio de las deidades es una farsa! Él y yo éramos lo mismo… y decidimos crearles a ustedes

-¡explícate maldito! Gritaba Amy mientras podía defenderse como podía a pesar de fallar varias veces provocándole serias cortadas.

-¡al crearles a ustedes el decidió que la luz y la oscuridad ya no fuéramos una sola cosa… quería que los mortales decidieran que camino elegir!

-¡mentiras! Solo quieres que la oscuridad reine en este plano.

Amy escuchaba mientras se podía defender.

-Al principio acepte su decisión y solo me quedaba en este plano añorando que mi existencia dejase de ser, por eso cree aquello a los que los tuyos llamáis el infierno, solo busque la ira de la luz para que acabara conmigo y ser uno de nuevo como fue en el principio del tiempo, desde esa época he creado esta guerra con la única y sola intención de morir más ¡tú! Si maldita deidad no quieres que yo deje de sufrir.

-Toda mi existencia ha sido en medio de la guerra, ¡viví entre llantos y dolor!, no podéis imaginar lo que es querer sentir la muerte con cada respiro, provoque a la deidad de la luz añorando mi muerte en cada año, en cada mes y en cada segundo y por eso cree el equilibrio pues es aquello que yo fui en un tiempo olvidado, mas no me dejáis partir de este maldito sueño llamado inmortalidad, inmortalidad que solo está llena de dolor. ¡Matadme ya!

El principal dejo de atacar  y volvió a arrodillarse entre la poca nieve que les rodeaba

-hiciste  mucho daño con solo el deseo de morir y la vida será tu castigo…

-¡MALDICION!

Grito al lanzarse y atravesar  el pecho  de Amy con su divina espada, ambos volaron por el cielo mientras Amy escupía sangre, hasta que después de varios minutos cayo entre varias rocas y la punta de la espada se incrusto en una de las rocas

-destruiré todo lo que vos habéis amado lenta y paulatinamente hasta que todo el amor por el mundo, ese amor que habita en vuestro corazón genere todo el odio y el rencor que lograra que le diga adiós a esta y todas las existencias. Susurro el principal

Él se marchó  con la oscuridad y Amy…  simplemente se quedó viendo las estrellas que le brindaba el cielo nocturno, sonrió sutilmente al extender su brazo buscando la espada de Araxiel pero… estaba hay en el suelo a varios metros de ella, mientras ella trataba de alcanzarle empezó a sollozar; ella sentía un nudo en la garganta al recordar la vos de su maestro, sentía la más profunda nostalgia al recordar a su familia, al recordar a sus hermano y sobre todo a su madre.

-he cedido ante esta vida, ante esta guerra, ante el dolor y el sufrimiento y me tienes acá mi amado… tal vez te rías de estas lagrimas pero tal vez sean las ultimas. Gabriel…Uriel... Todos… les he fallado, por favor… ¡discúlpenme! No tuve el valor, ¡los he decepcionado! No soy una iniciada… no soy una deidad…. ¡no soy nada!

Mientras lloraba noto que los copos de nieve cambiaban al mismo color de la sangre, bailaban con el viento como si ellos mismos se despedían de ella, las estrellas brillaban de forma extraña como si ellas les dieran la bienvenida.

-¿este odio ganara? ¿Esta maldad crecerá y se apoderara de todo? Tal vez ganaste esta última guerra… y  los copos de nieve caerán como sangre, cada copo es la sangre y el alma de los seres que cayeron de lo más alto… que se reunirán conmigo en las estrellas… vamos a reinar entre el caos que ha nacido… en la oscuridad del universo… y tal vez… destruirlo todo… ¡mi hora ha llegado!

Amy cerró los ojos cuando trataba de alzar su brazo derecho hacia las estrellas, sus dedos poco a poco se transmutaban en arena luminosa y se fue consumiendo hasta que todo su cuerpo viajo hacia el universo, cada grano de arena brillaba como las mismas estrellas que ves en la noche y así  esta deidad renace de nuevo…


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