martes, 19 de agosto de 2014

El mundo del equilibrio 3 - Capitulo 5 - La muerte es solo otro camino

La muerte es solo otro camino

Dicen que todo aquel que tenga un arma es un enemigo… bahh eso dirías a menos de que el que tenga un rifle sea un niño; anuqué, en todos estos años he aprendido que este es mi caso.  Mi pulso siempre vacila cada vez que tengo que asesinar a algún infante que camina con mirada perdida pero con ya su habitual y torcida sonrisa y sé que aunque le dispare, por cada niño que cae al suelo perdiendo su sangre aparecen más y más, es como si ya supieran donde estoy o cuando es el momento en que decido jalar el gatillo.

Sé que allá arriba alguien nos está mirando, y por alguna razón sé que no es su culpa que todos mis sueños… es más, todos los sueños del ser humano se eclipsaran en solo llanto… guerra y… dolor, sé que estás pensando en mí y en alguna forma de reencontrarnos para saciar la sed de sangre de los que en unos años atrás llegaron a este mundo.

Pero esta guerra aun no esta tan perdida, o eso quiero creer por cada grito que se hace escuchar a lo lejos… aún estoy acá acostado en lo que queda de una pradera soñando con verdes pastos, imaginando que una mariposa se posa en mi nariz, y aun imagino que trato de dormir pero solo consigo que una lagrima salga de mi ojo izquierdo. Recuerdo las frases de muchos disque hombres antes de morir por un balazo en su frente…

“vivirás bajo la sombra del omnipotente”

Esa frase sí que la escuche muchas veces pero ahora es que estoy comprendiendo su significado…

Es raro ver en el cielo una luz brillante pero ante mi asombro observe una lluvia de cometas fugaces esparcirse por el cielo apenas estrellado, ahora mi mente vacilo por varios minutos en pensamientos vacíos, como si ninguna atrocidad estuviera sucediendo en este mundo pero…

-no te muevas- escuche a mi lado

-¡dispárale! ¿Cuántas veces te he dicho que no puedes razonar con ellos? ¡No te entienden!

Así moví lentamente mis ojos para ver quiénes eran y solo vi a otro niño apuntándome con ese pulso que yo mismo tengo al apuntarle a un infante

-¡este hombre parece que si entiende!- grito nuevamente

Con un suspiro deje que siguieran hablando y me dedique a seguir observando las pocas estrellas que aún se dejaban ver.

-¡te dije que le dispares!- grito otro hombre

Apenas sentía la boquilla de la pistola en mi frente, aunque sentía que la muerte me rozaba de la misma manera que me roza esta arma… no tuve miedo y cerré mis ojos recordando a un ser que me hizo sentir de la misma manera, un ser que roso su piel haciéndome sentir el infierno de forma muy cercana más nunca me produjo miedo.

-hey ¡tú! ¿Me entiendes?- replico el hombre

-creo que sí, mas no creo que me entiendas tu…- le susurre

-¿eres uno de aquellos seres que llegaron a destruir nuestro mundo? Replico a punto de jalar el gatillo

-¿te parece que lo soy? Es más…

Me levante suavemente mientras mis armas y mi rifle se hicieron sentir al erguirme

-si sientes dentro de ti que soy uno de ellos entonces ¿Por qué no tienes el valor de dispararme?

Aquel hombre empezó a vacilar mientras que perdía su pulso, así como este niño me apunto aunque él ya se había tranquilizado

-¿sabías que los niños pueden sentir dentro de su alma quien ha sido seducido por la oscuridad?- dije sonriente

-¿y cómo sabes estas cosas? Dijo al bajar el arma

-no lo sé, hay muchas cosas que se sin razón alguna, muchos rostros se me hacen confusos aunque los recuerdo a la perfección-

Ya ambos calmados se sentaron en el suelo viendo también las estrellas, ¿Por qué será que todas las personas con las que me encuentro terminan viendo el cielo? Quiero pensar que lo observamos buscando esperanzas donde no las hay y  por supuesto todas estas personas terminan muriendo a mi lado.

-¿Qué les parece si hacemos esto rápido y nos vamos de aquí?- Replique con fuerza

-¿a qué te refieres? Sabes que prácticamente no hay donde esconderse ni huir-

Tras decir esto seguí mirándole a los ojos y se podía notar en su mirada la desesperación y los muchos días que no ha dormido, pero más aún como ha pasado antes, el tiempo se detenía poco a poco y observe cuanto tiempo ha estado protegiendo a este niño, supe que la fatiga de sus ojos se debía a que el dejaba que el niño durmiera y el siempre hacia guardia, tratando de olvidar toda la sangre y atrocidades que se encierran en cada memoria ocupada en estos años.

-y… ¿él es tu hijo?-

-¡no!- dijo el niño con nerviosismo

-bueno no hablemos más, es mejor que me sigan. Replico el hombre

Pero con el caminar desee profundamente que esta vez no pasara. Y se lo rogué a aquello que me miraba desde lo alto.

-por favor que no mueran… ¡por favor no mueran!- susurraba con los minutos

-por cierto. ¿Cómo se llaman?

-me llamo Roger- dijo el niño sonriente

-soy Cristian ¿y tú?- exclamo este hombre que se veía envejecido por los años de desesperación

-Me dicen Divad…

-veo que te acostumbraste a esta vida…- exclamo Cristian

No podría decir que me he acostumbrado, tal vez es solo que acepte que nada ya será igual, que tal vez tenga un destino trágico y confuso pero ¿Cómo explicarles todas las cosas que se y desconozco al mismo tiempo? Es mejor no decir mucho pues de todas formas no lo entenderán

-¿Por qué lo dices?- replique

-es como si ya supieras por donde caminar, veo que tú mirada está tranquila y serena así como si hubieses vivido esto en toda tu vida

-no… por supuesto que no es así- dije con una leve sonrisa

Llegamos al borde de la ciudad, el tipo de sitios donde ellos afirmaban habrían conseguido sobrevivir, pero a la distancia se veía una de las innumerables fortalezas que están dispersas por todo el mundo; me detuve con cautela pero ellos aceleraron el paso.

-¿saben lo que están haciendo? Les dije tratando de no elevar mucho mi vos

-¡por supuesto! Acá las entidades nunca se acercan, solo nos alejamos para buscar comida... Exclamo Roger

Sabía que esto no estaba bien; estar cerca de una de estas fortalezas es igual a estar muerto, pero, si hacia algo estas dos personas morirán, ¡tal y como quería que no sucediera!

-lo mejor es tratar de que no sientan que estoy acá- me decía a mí mismo

Caminaba con lenta angustia mirando hacia todas direcciones, tratando  de ver a las entidades mayores que vigilan cada una de estas fortificaciones, mas ninguna aparecía, todo esto se hacía más y más sospechoso.

Le hice una seña a Roger para convencerlos de que nos fuéramos, trataba de hacerles entender con señas que ¡no debíamos estar acá! pero entraron como si este fuera su hogar desde hace años y... ¿Qué más me quedaba?

Con cada paso la tensión dentro de mí se incrementaba mas, trataba de estar tranquilo pues mis nervios y mi temor  nos delatarían. Ahora sudaba sin control al entrar en la oscuridad del pasillo principal,  trataba de no ver esa poca luz que atravesaba las ventanas, las cuales se extinguían pues llegaría la desgraciada noche.

Dentro de mi mente observe como descuartizaban a este niño pero yo… trataba de mantener la cordura, podía imaginar sus gritos así como también podía oler su sangre esparcida por toda la zona

-cálmate Divad ¡cálmate!

“así que un iniciado” “así que un iniciado” “así que un iniciado”

Eso era lo único que podía escuchar en mi mente y trate de cerrar mis ojos y tapar mis oídos para no perder el control pero, para mi horror pude escuchar el grito de Roger viniendo desde lo más profundo del castillo y con él se escuchaban varias detonaciones desesperadas

-Divad ¿Dónde coño estas?- gritaba Cristian

-¡no!

Pero así como pasaba con cada humano que llegaba hasta mí, tuve que ver como moría a mi lado. Me acerque a su cuerpo que había sido atravesado en todas sus extremidades, como solo lo podría hacer el más sanguinario psicópata y al ver como este deliraba lo agarre entre mis brazos.

-se… llevaron a… Roger-

Y así cerré mis ojos al escuchar sus últimas frases

“¿Qué paso con los verdes pastos? ¿Qué paso con todas esas personas que murieron a mi lado? ¿Qué paso con todos mis amigos y familiares? ¿Qué paso con esa mujer que me encontré en una cantina en un día nevado? ¿Por qué… siento que este es un adiós?

-maldito seas… ¡maldito seas!-

-¿Por qué me maldices si son tus memorias y lo que en verdad sentís?

Y por fin pude verle directamente a los ojos, por fin pude ver claramente a un caído mayor, por fin entendí que mi destino era mi destino y no podía escapar de el sin ver a un caído mayor…

-¿de qué te sorprendes? Me decía mientras estaba sentado en un trono de mármoles negros.

Lo mire con odio, con desesperación, y con el más profundo dolor que puedas sentir en tu pecho.

-¿Por qué lo mataste? Grite al verle directamente a sus rojizos ojos.

-¿de eso no os habréis dado cuenta antes? Vuestro destino está escrito por la sangre de quienes se acerquen a ti.

-¡Cállate! No estoy dispuesto a aceptar que esto es solo un maldito capricho de ustedes

-¿queréis  saber la verdad? No se cuales sean las  intenciones de mi padre, solo sé que debo encontrar a un iniciado y acá os encuentro.

-¿de qué carajos  hablas?

-Interesante… os habéis perdido la memoria pero aun creo que recuerdes este rostro- dijo sonriente

Subió su brazo y mostro la cabeza decapitada de Roger.


-¡a ver si son sádicos! ¡No respetan ni siquiera la dignidad de un niño que nada tiene que ver con esto-¡ le grite nuevamente lanzando a un lado mi rifle
-¿Quién os dijo que os quiero mostrar a este dulce y decapitado niño? Solo mirad… jajajaja
El rostro agonizante de Roger se derretía paulatinamente mientras le maldecía a este caído hasta que su rostro cambio al de…

-este rostro es de aquel que sabes que te mira desde arriba, esta mujer es la razón de todo la sangre y el dolor que vos vivís, ella es… ¡la deidad de la luz!

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