El Mundo del equilibrio Capitulo 19
Osadia
Aquel fuego de la inmortal vela
estaba inerte hasta que la respiración de un hombre logro que esta se moviera
de un lado a otro cambiando las sobras
que producía su natural luz, aquel hombre escribía suavemente con la tinta que fluía
de la pluma hasta que algo interrumpió su concentración manchando todo lo que
estaba escribiendo, el aire se hacía más espeso de lo que lo era, este viejo
hombre cerro ligeramente sus ojos al
entender la nueva orden que venía del plano superior, mas ¿Qué orden era esta?
En ningún momento había sentido que el plano de la luz produjera esta
desesperación que ahora reina en su corazón; ahora vio como la luz de las velas
cambiaba las sombras que le rodeaban, mostrando maléficas formas en las paredes
mientras que el fuego de las velas inmortales se consumía paulatinamente; el ya
poco a poco comprendía todos los horrores que ahora vivirá a partir de este
momento; se levantó del escritorio para ir caminando con lenta angustia hacia
el balcón de la fortaleza, él no quería mirar puesto que al ver el muro de
fuego terminarían sus dudas sobre lo que pasaría en muy poco tiempo, pero antes
de llegar al balcón agarro su antigua espada, la que usaba antes de ser el
señor de los iniciados, aquella espada solo la uso mientras era un maestro más
que continuaría el infinito proceso que las deidades pedían cumplir; ahora
caminante paso el portal que conducía al balcón manteniendo sus ojos cerrados
hasta que por fin los abrió, y con terror vio como el infinito muro de fuego
agonizaba, las ardientes llamas se consumían suavemente, lo suficiente como para darles un par de días
antes de que todo lo que era… deje de ser.
Ahora mientras veía confundido
recordó que su antecesor le contó que este día llegaría, y que tal vez sea el
fin de todo, el nunca entendió a que se refería con el fin de todo mas ya no
importaba, sus calmados ojos mostraron una ferviente cólera, mientras se
dispuso a salir de La torre principal.
-Dumahel… Dumahel… ¡Dumahel! Ese
fue el nombre que se me confirió para cumplir la voluntad de las deidades más
¡que importaba ya quien soy o lo que llegue a ser! Decía susurrando mientras
terminaba de salir de la torre.
Los demás iniciados de menor rango
estaban sentados perplejos, puesto que al igual que Dumahel escucho la oren de aquel plano superior,
ellos también escucharon ¿y para qué? Esto no había ocurrido nunca, a ellos jamás
se le habían manifestado directamente de esta manera, solo veían como la luz de
los faroles de energía cósmica de consumían como el fuego de las velas inmortales.
-¿dónde está Sirrah? ¡Maldita
sea! Díganme donde esta ese maldito hijo de puta!
Nadie había escuchado a Dumahel
expresarse de esa forma, pero todos entendían que por su responsabilidad en lo
que a continuación pasaría, ya había perdido la paciencia característica de los
iniciados.
-Mi señor Dumahel el está
haciendo sus naturales recorridos en los campos de este círculo- dijo uno delos
guerreros que ya cargaba su armadura preparado para cumplir órdenes.
-Vortex ese maldito sabe que está
pasando ¡y aun así se da el lujo de burlarse de todos nosotros perdiendo el
tiempo allá afuera!- Exclamo Dumahel furioso
-¿y porque estas tan nervioso
Dumahel? Dijo un hombre
-Sirrah ¡donde estas! Ya sabes que…
-¿Qué la deidad de la luz murió? Si pero… ¿a quién le
importa? Yo lo veo como un avance, uno menos a quien derrotar.- Exclamo
burlándose de todos
- si tanto poder crees tener ¿Por
qué te escondes de mi maldito caminante?
-¿yo esconderme? Déjame reírme un
rato, solo estoy fumándome un par de cigarrillos mientras me divierto con tu
rostro lleno de terror-
De inmediato sintió como la
colilla de uno de sus cigarros se depositó sobre la hombrera derecha de Dumahel
y este por fin noto que Sirrah estaba arriba de él.
-¿por fin me ves?, que patético-
decía mientras lanzaba bocanadas de humo.
Se lanzó a un lado de Dumahel y
este con rostro de incertidumbre se abalanzo contra Sirrah levantándolo con su
brazo derecho
-¿y que se supone que vamos a
hacer? Pregunto con cólera
-¿Por qué no me lo dices tú? ¡Tú
eres el señor de los iniciados! o ¿es que se te ha olvidado?
Ahora Dumahel rugió como un león mostrando le sus colmillos
característicos de un iniciado
-no me hagas reír Dumahel, ¡guárdale
tu cólera y tus colmillos al principal! Ohh es que se me olvidaba, un cobarde
como tú no puede hacerlo y sabes que no puedes mentirme, veo la verdad en tus
ahora asustadizos ojos.
-¡vos no sabéis nada! Decía con
voz demoníaca.
-¡siempre lo supe! Eres un
hipócrita que está en su puesto por solo piedad de un hombre más elevado que
tu; quieres cumplir las leyes del equilibrio ¡pero si en primer lugar tú las rompiste! Ohh si puedo ver en tus ojitos
de cachorro mostrándose como león, puedo
ver aquel instante en que ¡tú! Tenías que morir para cumplir las leyes ¡y no lo
hiciste! Araxiel tuvo que desprenderse de lo que aún lo hacía humano para poder
salvarte puesto que no querías morir con honor ¡querías vivir como un cobarde!
Y luego de que ambos regresaran tu antecesor tuvo que cumplir el equilibrio por
ti ¡dio su vida para cumplir la ley es que tanto amas! y pasarte su rango, oh
si... el antiguo portador del título de Dumahel uso esa misma espada que ahora
cargas en tu cintura para quitarse la vida ¿ahora quieres hablar de cumplir las
leyes cuando tú mismo no las cumpliste?, me divierte tanto que ahora cargues el
título de “Dumahel” .
-¡Eres un…!
-¿Qué?, ¿Qué soy yo? Anda ¡dímelo!- Decía riéndose de el mientras Dumahel lo miraba sin decir nada
-Solo te diré algo mi cobarde
señor ¿tú crees que la deidad de la luz está muerto... o muerta? ¿Un ser que con
solo su voluntad puede crear millones de estrellas, galaxias y universos? ¡Un
ser que con solo soplar podría arrasar este mundo sin siquiera esforzarse! Yo
no lo creo… solo sé que en esta vez hizo
una jugada extraordinariamente audaz.
Ahora guardándose su orgullo,
Dumahel soltó a Sirrah y mientras, veía su
diminuto ejército.
-¿Qué propones hacer, señor de
los caminantes?
-es simple… ¡cumplir el
equilibrio! Y solo existe una forma de lograrlo y es… ¡Luchar hasta morir! Y
esta vez te pido por favor ¡muere con honor!
-¿ya estas anticipando nuestra
derrota?- Le dijo mientras veía al oscuro cielo preguntándose que estará pasando
en este momento en el plano de la luz.
-¿existe otra opción? Prefiero
morir antes de huir al plano humano, y aunque lo hiciera estoy seguro de que
con el pasar del tiempo de igual manera moriría allá aunque… podría ver por última
vez un cielo estrellado.
Un silencio sepulcral rodeo a
todos los iniciado y Dumahel dejo de mirar al oscuro cielo, vio la mirada
orgullosa de todos los iniciados, él sabía que todos morirían con gusto. Y sin más
que una mirada ordeno a todos que se alistasen.
-¿Cuántos días nos quedan Sirrah?
Exclamo solemne
-si tenemos suerte… dos días
humanos.
-Nos veremos en 12 horas humanas
dijo sin expresión alguna.
Mientras subía por las escaleras
que conducían a sus aposentos el agarraba su espada de iniciado, aquella con la
que se suponía que tenía que ir para sacrificarse, a él no le daba orgullo cargar la espada que le confiere el título de
Dumahel; con cada paso sus inexpresivos ojos mostraban decisión, ya era momento
de cumplir la ley quebrantada hace décadas humanas. Cuando llego a la cima de
la torre, y luego de traspasar el portal fue directamente a la habitación donde
estaba guardada la armadura de guerra, aquella armadura a la que siempre se rehusó
a utilizar.
-sé que nunca merecí ser llamado
Dumahel, sé que nunca merecí portar la espada y mucho menos esta armadura pero
ahora se, que mi responsabilidad es usarla.
Con la idea de su pronta muerte
se fue colocando cada parte de esta, desde las hombreras, el peto, los
guanteles hasta las grebas y cuando por
fin ya todas las partes estaban en su sitio se dirigió al balcón a esperar
mientras veía el fuego del muro extinguirse.
Ahora que el tiempo pasaba, Dumahel veía como su pequeño ejército se alistaba; las horas humanas pasaban y
aunque sus hombres le veían decidido, esperando el instante en que ya el choque
del acero de las espadas solo será la música que escucharían, el en realidad
estaba despidiéndose de la vida, despidiéndose de sus hombres, despidiéndose de
su antigua vida profana.
-Sirrah sé que estas detrás de la
puerta, pasa de una vez y dime ¿Qué quieres?.
-¿Por qué eres tan aburrido? Está
bien pasare.
-¡te dije que esperaras 12 horas
humanas!
-han pasado 13, ya veo que
perdiste la percepción del tiempo humano.
-hace siglos que deje el mundo
humano, ¿Qué esperabas? Dijo Dumahel
volteándose hacia Sirrah
-no espero nada mi señor.
-¿ahora soy tu señor?
-lo eres ¿te gusta que sea
grosero contigo verdad?
-prefiero eso antes de que seas
hipócrita conmigo. Ahora ¿Qué vamos a hacer?
-¿no te lo dije? Tenemos que
morir
-¿y después qué? Dijo con furia
-no lo sé… solo sé que vi a tus
hombres aceptando la muerte y por eso decidí que los caminantes también
lucharían, ¿te resignas a no dar una buena batalla?
-¡jamás! Y ahora que lo dices
¿Cómo están mis hombres y mujeres?
-ya están listos.
-Entonces vamos a la puerta. Esta
es mi orden, ¡todos en formación frente al portal del muro de fuego!
-así se hará- dijo Sirrah
mientras se inclinaba burlándose nuevamente de Dumahel.
Ahora que Dumahel bajaba de la
torre despidiéndose de ella por última vez, el escuchaba como todos salían de
la fortaleza, sin más nada que decir atravesó los pasillos que conducían a la
salida principal, cuando vio que todos estaban esperándole se sentó a esperar
que el muro se extinguiera totalmente.
-¿no te parece hermoso el fuego
extinguiéndose? Podría encender un cigarrillo con él.
-¿de dónde sacas todos esos
cigarros?- pregunto toscamente.
-los consigo en la prueba donde
sufren los adictos y abusadores, ¿quieres una?
Sirrah saco un par de cigarros y le ofreció
uno a Dumahel, este lo miro con desprecio.
-¿no me digas que nunca has probado
uno? Pues vas a morir ¿qué importa ya?
Con estas palabras Dumahel agarro
uno y dejo que Sirrah se lo encendiera, mientras que Sirrah encendía el suyo Dumahel
expulsaba el humo con una sonrisa, sonreía pues el cálculo de Sirrah estaba
equivocado ya casi no quedaba muro que observar, y mientras ambos fumaban,
Sirrah expulso las alas que le proporcionaba su armadura.
-¿Por qué no sacas tus alas?
El había olvidado ese detalle,
las armaduras de cada señor tienen unas alas falsas pero en fin, eran
funcionales. Y con solo su voluntad despidió alas del mismo color que su
armadura vinotinto. Ahora el fuego y el portal terminaron de desvanecerse.
-¿ves lo mismo que yo? Dijo Sirrah
con su típica sonrisa demoniaca.
El principal estaba acompañado
tan solo por sus caídos mayores, no había rastro de ningún ejército pero todos
ya sabían que era solo una simple ilusión, su ejército estaba extendido
infinitamente detrás de ellos, rugiendo y chocando sus armas con sus armaduras.
-¡sé que todos esperan un
discurso extendido y esperanzador! Pero… no hay esperanzas en el plano donde
naturalmente no existe ninguna esperanza, así que yo el Portador del Nombre
Dumahel solo les digo… Mueran con el honor suficiente como para que el
principal y toda su corte de caídos recuerden sus nombres con cólera en sus
rostros.
El Infinito ejército avanzo
mientras el principal y sus caídos mayores se quedaron inmóviles y con rostro
confiado, todo el ejército se acercaba con horrífica rapidez, ahora el mundo se
quedó inmóvil en ese preciso instante en que el acero de ambos frentes crearían
la sinfonía de destrucción típica de cualquier guerra, ahora sonó el choque del
acero, sonaron los rugidos de ambas partes, sonaron los gritos de aquellos
seres que morían rápidamente; el principal sabía que cada iniciado podría matar
miles de demonios, así que esperaban con calma mientras Sirrah y Dumahel
gritaban al cortar y desmembrar a los demonios.
La sangre fluía como tenía que
fluir, el mar de sangre producía un éxtasis en Sirrah mas Dumahel solo pensaba
en ver al principal para escupirle el rostro; el principal comenzó a caminar
lentamente acercándose al pequeño ejército, como si esperara algo; la armadura
de Dumahel se empapaba de sangre hasta que… el principal sonrió, ahora el
tiempo empezó a transcurrir cada vez más lentamente y Dumahel observaba como un
demonio atravesaba a un hermano iniciado, luego vio como otro hermano se arrastraba
sin piernas pidiendo la muerte que le habrían prometido, también vio a Sirrah ser
atravesado una y otra vez por lanzas, y así
poco a poco notaba que el principal cada vez estaba más cerca.
El principal levanto su mano
dando una orden y así solo quedaron 4 de ellos en pie más el ejército de
demonios nunca dejaba de ser inimaginablemente extenso.
Sirrah cayo de rodillas al ver
que la vida se desprendía de su cuerpo, él estaba a pocos metros de Dumahel
puesto que quería morir junto a él y ambos se miraron a los ojos.
-¿de qué te ríes Sirrah? Dijo
Dumahel con una sonrisa.
-¿notaste que estas menos herido
que yo? Dijo al sacar otro cigarro y encenderlo.
-¡al menos no tengo lanzas
atravesando mi pecho!- dijo Dumahel sonriéndole.
-¿sabías que es la primera vez
que me sonríes Dumahel? Dijo mientras el cigarro se resbalo de sus dedos y sus
ojos se cerraron suavemente.
Ahora con un par de lágrimas
Dumahel vio al Principal a solo unos pasos de su cuerpo
-¿Qué quieres? Susurro
-¡os recuerdo! Y ahora veo que
ahora sois Dumahel-
-¿y eso que importa? Ya nada
importa.
-La deidad de la Luz ha jugado de
forma audaz, no os sabría deciros que pasara ahora pero solo debéis saber que también
jugare de la misma forma.
El principal se acercó al cuerpo
moribundo de Dumahel y tras agacharse miro directamente a sus ojos.
-Hace millones de años Humanos
que él no hacía algo tan irresponsable.
-¿Por qué no me matas ya? Grito
con furia mirándole a los ojos.
-¿quieres restaurar el equilibrio
que rompiste? Pues no…
Dumahel cegado por la ira le escupió
al Principal en el rostro.
-Dije que te escupiría antes de
morir y lo he logrado, ¡haz lo que quieras!
El principal volvió a sonreír.
-por tu osadía… y por la osadía
de la deidad de la luz esta será mi siguiente jugada, ¡tú, Dumahel! Tu… Vivirás…
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