La muerte es solo otro camino
Dicen que todo aquel que tenga un arma es un enemigo… bahh
eso dirías a menos de que el que tenga un rifle sea un niño; anuqué, en todos
estos años he aprendido que este es mi caso.
Mi pulso siempre vacila cada vez que tengo que asesinar a algún infante
que camina con mirada perdida pero con ya su habitual y torcida sonrisa y sé
que aunque le dispare, por cada niño que cae al suelo perdiendo su sangre
aparecen más y más, es como si ya supieran donde estoy o cuando es el momento
en que decido jalar el gatillo.
Sé que allá arriba alguien nos está mirando, y por alguna razón
sé que no es su culpa que todos mis sueños… es más, todos los sueños del ser
humano se eclipsaran en solo llanto… guerra y… dolor, sé que estás pensando en mí
y en alguna forma de reencontrarnos para saciar la sed de sangre de los que en
unos años atrás llegaron a este mundo.
Pero esta guerra aun no esta tan perdida, o eso quiero creer
por cada grito que se hace escuchar a lo lejos… aún estoy acá acostado en lo
que queda de una pradera soñando con verdes pastos, imaginando que una mariposa
se posa en mi nariz, y aun imagino que trato de dormir pero solo consigo que
una lagrima salga de mi ojo izquierdo. Recuerdo las frases de muchos disque
hombres antes de morir por un balazo en su frente…
“vivirás bajo la sombra del omnipotente”
Esa frase sí que la escuche muchas veces pero ahora es que
estoy comprendiendo su significado…
Es raro ver en el cielo una luz brillante pero ante mi
asombro observe una lluvia de cometas fugaces esparcirse por el cielo apenas
estrellado, ahora mi mente vacilo por varios minutos en pensamientos vacíos,
como si ninguna atrocidad estuviera sucediendo en este mundo pero…
-no te muevas- escuche a mi lado
-¡dispárale! ¿Cuántas veces te he dicho que no puedes
razonar con ellos? ¡No te entienden!
Así moví lentamente mis ojos para ver quiénes eran y solo vi
a otro niño apuntándome con ese pulso que yo mismo tengo al apuntarle a un
infante
-¡este hombre parece que si entiende!- grito nuevamente
Con un suspiro deje que siguieran hablando y me dedique a
seguir observando las pocas estrellas que aún se dejaban ver.
-¡te dije que le dispares!- grito otro hombre
Apenas sentía la boquilla de la pistola en mi frente, aunque
sentía que la muerte me rozaba de la misma manera que me roza esta arma… no
tuve miedo y cerré mis ojos recordando a un ser que me hizo sentir de la misma
manera, un ser que roso su piel haciéndome sentir el infierno de forma muy
cercana más nunca me produjo miedo.
-hey ¡tú! ¿Me entiendes?- replico el hombre
-creo que sí, mas no creo que me entiendas tu…- le susurre
-¿eres uno de aquellos seres que llegaron a destruir nuestro
mundo? Replico a punto de jalar el gatillo
-¿te parece que lo soy? Es más…
Me levante suavemente mientras mis armas y mi rifle se
hicieron sentir al erguirme
-si sientes dentro de ti que soy uno de ellos entonces ¿Por
qué no tienes el valor de dispararme?
Aquel hombre empezó a vacilar mientras que perdía su pulso, así
como este niño me apunto aunque él ya se había tranquilizado
-¿sabías que los niños pueden sentir dentro de su alma quien
ha sido seducido por la oscuridad?- dije sonriente
-¿y cómo sabes estas cosas? Dijo al bajar el arma
-no lo sé, hay muchas cosas que se sin razón alguna, muchos
rostros se me hacen confusos aunque los recuerdo a la perfección-
Ya ambos calmados se sentaron en el suelo viendo también las
estrellas, ¿Por qué será que todas las personas con las que me encuentro
terminan viendo el cielo? Quiero pensar que lo observamos buscando esperanzas
donde no las hay y por supuesto todas
estas personas terminan muriendo a mi lado.
-¿Qué les parece si hacemos esto rápido y nos vamos de aquí?-
Replique con fuerza
-¿a qué te refieres? Sabes que prácticamente no hay donde
esconderse ni huir-
Tras decir esto seguí mirándole a los ojos y se podía notar
en su mirada la desesperación y los muchos días que no ha dormido, pero más aún
como ha pasado antes, el tiempo se detenía poco a poco y observe cuanto tiempo
ha estado protegiendo a este niño, supe que la fatiga de sus ojos se debía a
que el dejaba que el niño durmiera y el siempre hacia guardia, tratando de
olvidar toda la sangre y atrocidades que se encierran en cada memoria ocupada
en estos años.
-y… ¿él es tu hijo?-
-¡no!- dijo el niño con nerviosismo
-bueno no hablemos más, es mejor que me sigan. Replico el
hombre
Pero con el caminar desee profundamente que esta vez no
pasara. Y se lo rogué a aquello que me miraba desde lo alto.
-por favor que no mueran… ¡por favor no mueran!- susurraba
con los minutos
-por cierto. ¿Cómo se llaman?
-me llamo Roger- dijo el niño sonriente
-soy Cristian ¿y tú?- exclamo este hombre que se veía envejecido
por los años de desesperación
-Me dicen Divad…
-veo que te acostumbraste a esta vida…- exclamo Cristian
No podría decir que me he acostumbrado, tal vez es solo que
acepte que nada ya será igual, que tal vez tenga un destino trágico y confuso
pero ¿Cómo explicarles todas las cosas que se y desconozco al mismo tiempo? Es
mejor no decir mucho pues de todas formas no lo entenderán
-¿Por qué lo dices?- replique
-es como si ya supieras por donde caminar, veo que tú mirada
está tranquila y serena así como si hubieses vivido esto en toda tu vida
-no… por supuesto que no es así- dije con una leve sonrisa
Llegamos al borde de la ciudad, el tipo de sitios donde
ellos afirmaban habrían conseguido sobrevivir, pero a la distancia se veía una
de las innumerables fortalezas que están dispersas por todo el mundo; me detuve
con cautela pero ellos aceleraron el paso.
-¿saben lo que están haciendo? Les dije tratando de no
elevar mucho mi vos
-¡por supuesto! Acá las entidades nunca se acercan, solo nos
alejamos para buscar comida... Exclamo Roger
Sabía que esto no estaba bien; estar cerca de una de estas
fortalezas es igual a estar muerto, pero, si hacia algo estas dos personas morirán,
¡tal y como quería que no sucediera!
-lo mejor es tratar de que no sientan que estoy acá- me decía
a mí mismo
Caminaba con lenta angustia mirando hacia todas direcciones,
tratando de ver a las entidades mayores
que vigilan cada una de estas fortificaciones, mas ninguna aparecía, todo esto
se hacía más y más sospechoso.
Le hice una seña a Roger para convencerlos de que nos fuéramos,
trataba de hacerles entender con señas que ¡no debíamos estar acá! pero entraron
como si este fuera su hogar desde hace años y... ¿Qué más me quedaba?
Con cada paso la tensión dentro de mí se incrementaba mas,
trataba de estar tranquilo pues mis nervios y mi temor nos delatarían. Ahora sudaba sin control al
entrar en la oscuridad del pasillo principal, trataba de no ver esa poca luz que atravesaba
las ventanas, las cuales se extinguían pues llegaría la desgraciada noche.
Dentro de mi mente observe como descuartizaban a este niño
pero yo… trataba de mantener la cordura, podía imaginar sus gritos así como también
podía oler su sangre esparcida por toda la zona
-cálmate Divad ¡cálmate!
“así que un iniciado” “así que un iniciado” “así que un
iniciado”
Eso era lo único que podía escuchar en mi mente y trate de
cerrar mis ojos y tapar mis oídos para no perder el control pero, para mi
horror pude escuchar el grito de Roger viniendo desde lo más profundo del
castillo y con él se escuchaban varias detonaciones desesperadas
-Divad ¿Dónde coño estas?- gritaba Cristian
-¡no!
Pero así como pasaba con cada humano que llegaba hasta mí,
tuve que ver como moría a mi lado. Me acerque a su cuerpo que había sido
atravesado en todas sus extremidades, como solo lo podría hacer el más
sanguinario psicópata y al ver como este deliraba lo agarre entre mis brazos.
-se… llevaron a… Roger-
Y así cerré mis ojos al escuchar sus últimas frases
“¿Qué paso con los verdes pastos? ¿Qué paso con todas esas
personas que murieron a mi lado? ¿Qué paso con todos mis amigos y familiares? ¿Qué
paso con esa mujer que me encontré en una cantina en un día nevado? ¿Por qué…
siento que este es un adiós?
-maldito seas… ¡maldito seas!-
-¿Por qué me maldices si son tus memorias y lo que en verdad
sentís?
Y por fin pude verle directamente a los ojos, por fin pude
ver claramente a un caído mayor, por fin entendí que mi destino era mi destino
y no podía escapar de el sin ver a un caído mayor…
-¿de qué te sorprendes? Me decía mientras estaba sentado en
un trono de mármoles negros.
Lo mire con odio, con desesperación, y con el más profundo
dolor que puedas sentir en tu pecho.
-¿Por qué lo mataste? Grite al verle directamente a sus
rojizos ojos.
-¿de eso no os habréis dado cuenta antes? Vuestro destino está
escrito por la sangre de quienes se acerquen a ti.
-¡Cállate! No estoy dispuesto a aceptar que esto es solo un
maldito capricho de ustedes
-¿queréis saber la
verdad? No se cuales sean las intenciones
de mi padre, solo sé que debo encontrar a un iniciado y acá os encuentro.
-¿de qué carajos hablas?
-Interesante… os habéis perdido la memoria pero aun creo que
recuerdes este rostro- dijo sonriente
Subió su brazo y mostro la cabeza decapitada de Roger.
-¡a ver si son sádicos! ¡No respetan ni siquiera la dignidad
de un niño que nada tiene que ver con esto-¡ le grite nuevamente lanzando a un
lado mi rifle
-¿Quién os dijo que os quiero mostrar a este dulce y decapitado
niño? Solo mirad… jajajaja
El rostro agonizante de Roger se derretía paulatinamente
mientras le maldecía a este caído hasta que su rostro cambio al de…
-este rostro es de aquel que sabes que te mira desde arriba,
esta mujer es la razón de todo la sangre y el dolor que vos vivís, ella es… ¡la
deidad de la luz!