sábado, 10 de septiembre de 2011

El mundo del Equilibrio Capitulo 14

Capitulo 14

Sin Palabras

Amy después de correr varios metros,  sus cabellos danzaban con su rápido andar, ella calmándose y con un rostro sorprendido,  admiro a su mentor… aquel admirado por su  temple, llorar en silencio mientras las gotas de lluvia le masajeaban el rostro, la mirada de aquel maestro  esta fija hacia el horizonte, sereno como es el siempre, las gotas de lluvia recorrían su rostro para luego caer al suelo, Amy dio unos pasos, cuando ella estaba detrás, se agacho abrazando a Araxiel mientras el seguía con sus mirar a la distancia.

-Gracias- dijo Amy

-no hay nada para ti aquí…. Solo muerte-

Estas palabras salían con dificultad de la boca de Araxiel,  por unos minutos el silencio  gobernó en aquellos seres, Amy trataba de darle consuelo a su maestro, ella le abrazaba con fuerza y Araxiel seguía llorando en silencio. Él no podía levantarse, tenía la pierna derecha destruida y el ya no tenía fuerzas para erguirse, Araxiel puso su mano derecha en la herida y aunque trataba ya no tenía fuerzas para curarse pero Amy lo tomo de su mano y entre los dos fueron curando su herida para seguir su camino.

-Cypher ese maldito caído tenia razón… soy, un lobo solitario que ni siquiera puede lamer sus propias heridas, siendo curado por una flor al que el lobo siempre pisoteo y menosprecio-

Otra vez el silencio oculto el dolor que ambos sentían.

-esta flor creció y así como sus pétalos se fueron abriendo las espinas salen de aquel ser, y aunque te puedan cortar dejado expuesta tu sangre, ella siempre será bella y algún día un hombre la cortara arrebatándole su vida, para ella marchitarse y a la final aquellos pétalos deslumbrantes con la fragancia de la juventud, se marchitaran… así es tu vida desde aquel momento en que tu aquella flor que arranque obligándote a marchitar esa luz que siempre quise opacar para ocultar mi propia estupidez-

Una intensa luz salía de aquellas manos que estaban aferradas  sobre la sangrante herida en su pierna.

-no importa tu pasado ni tampoco los errores que ha cometido tu mente, solo importa lo que puedes hacer con ella- dijo Amy

Con la poca luz que Amy creó ayudando recobrar fuerzas, progresivamente sanaban mientras ella le daba consuelo.  Para los ojos de Amy su maestro regresaba a su natural estado de serenidad y frialdad, el se alzo dándole la espalda a Amy, ella aun estaba detrás de él y por unos minutos no se dirigieron palabras.

-gracias- decía Araxiel con su acostumbrada frialdad

Araxiel seguía viendo el cielo  mientras Amy se disponía a levantar el cadáver de Cypher, ella le tomo entre sus brazos  observando aquel rostro, los cabellos de aquel ser cubrían parcialmente sus facciones pálidas y sin vida, ella suavemente le fue moviendo aquellos cabellos y cuando por fin pudo apreciarle sus ojos amarillos, ella paso sus dedos para cerrarle los parpados, aunque muerto reflejaba felicidad, cuando le dejo en el suelo sus alas se estiraron en la tierra, una fuerte brisa le fue quitándole las plumas semi-quemadas y así como aquellas plumas se dispersaban en el viento aquel cuerpo fue yéndose con esas plumas. El viento las llevaba hacia la distancia, Amy agarrándose su cabellera admiro como el alma de aquel ser llega a la placidez del horizonte

Amy desvió su mirada, Araxiel estaba esperándola pero algo era distinto, su rostro era diferente, aunque levemente ella sabía que su maestro  ha cambiado, extrañamente se veía feliz pero como siempre no decía mucho, ambos seguían su camino en aquel áspero mundo seco y sin vida.

Durante el caminar Amy no notaba que por sonde pisaba dejaba rastros verdes de vida pero Araxiel si sabia, el sabia el potencial de su aprendiz, el sabia que ella podría cambiar todo el sufrimiento de este mundo y tal vez del otro.

Ahora seguían su viaje pero ya no agarrados de las manos, el caminaba lentamente  recuperando fuerzas siempre con la vista en el horizonte, el suelo era rojo y polvoriento, un calor intenso secaban las gotas de sudor de ambos, huesos humanos regados en todas direcciones, a lo lejos estaba los dos volcanes que se veían desde el castillo.

Muy cerca de ellos estaba el rio de sangre que fluía entre aquellos cráteres escupidores de cuerpos, si observabas bien salía un leve fuego entre  la arena del suelo, ellos caminaron entre el rio y unas rocas, tratando de escalarlas para continuar.

Amy solo trataba de mantener el paso pero Araxiel estaba más callado que de costumbre.

-¿Por qué no me dices nada?-

Araxiel no respondía

-¿Qué me ocultas?

-Nos siguen-

¿Quién nos sigue?-

-No quiero asustarte pero nos vienen siguiendo desde que Cypher se esfumo en este maldito viento-

-¿Cuántos son?

-No lo sé pero son varios y no tengo fuerzas para protegerte-

Unos seres se escondían detrás de las rocas que los rodeaban, algunos eran pequeños y negros otros simplemente  permanecían quietos para no ser vistos y poco a poco los rodeaban.

-¿crees que de este paraje las cosas serian como del otro lado?-

Seguían caminando pero ella no los veía,  con cada hora que pasaban empezaban a escuchar murmullos en  todas direcciones, podían escuchar como brincaban y saltaban para no ser vistos, Araxiel desenvaino su espada pero no podía hacer mucho, uno se cayó a lo lejos mientras brincaba de roca en roca.

-Acelera el paso-

Ellos caminando sentían que los rodeaban y aunque eran insignificantes para un ser como Araxiel el ya no podía dar guerra, el sabia que más adelante las cosas serian muy diferentes pero trataba de no pensar mucho en eso, creía que con el pasar del tiempo recobraría fuerzas pero el destino como siempre le dio una mala jugada uno mucho mas grande como él esperaba salto frente a ellos.

Amy se detuvo y Abrazo fuertemente a su maestro, aquellos seres dejaron de esconderse para acercárseles lentamente Amy mientras le abrazaba podía ver a aquellas criaturas. Algunas deformadas que caminaban torpemente pero de sus brazos tenían espinas, otros con ojos saltones verdes con mas dientes que cuerpo se acercaban con curiosidad, Amy dejo de ver aferrándose cuando estos saltaron sobre ellos, Araxiel solo puedo aferrarse de ella para protegerla.

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