sábado, 13 de abril de 2013

El mundo del equilibrio 2 capitulo 16 Descubrimiento



El Mundo del equilibrio 2



Capítulo 16



Descubrimiento



-Aquí donde el tiempo no es tiempo, donde la materia no es materia, acá donde estáis  separada de cualquier plano, de cualquier mundo pues, os he traído acá después de admitir que ya mi gran intención se está cumpliendo, acá solo existe el verdadero vacío, pues… todo lo veis con  este color negro, negro pues así aprendiste a ver tu alma en la absoluta soledad y es  oscura, pues has vivido más tiempo en las tinieblas que en la luz…



Escuche estas palabras en todas direcciones y si… es verdad, antes la luz no dejaba que viera el mundo pues ya solo veo oscuridad.



-¡dejad de pensar y aprende! Grito con fuerza esta vos.



De alguna forma lo reconocía pero… no creo que él pudiera hacer estas cosas



-¿no escuchaste mis palabras? ¡Callad vuestra mente!



Me dedique a eso, deje de pensar, solo esperaba cubierta por este manto eterno que llaman oscuridad, y si, no pensé en nada, en nadie, no pensé en ningún anochecer, ni tampoco ningún amanecer, no pensé en la luz ni en esta oscuridad, deje de sentir odio y tampoco sentí más amor.



A las pocas horas una luz nació, era como una estrella que volaba alrededor mío, era azul, aunque no iluminaba ni un arriba ni un abajo; Luego aparecieron tres más, una  blanca una  morada y una amarilla, todas las luces giraban alrededor mío pero no se me permitía pensar nada, mi mente la mantenía en blanco.



-mi siguiente jugada… si, a vos  y a solo a vos os mostrare quien soy en realidad, pero esperad pues…  la verdad es un placer que tiene que disfrutarse a plenitud.



Las luces se detuvieron y una a una  avanzaron delante de mí, explotaron transformándose en un suelo, luego otra luz formo un cielo, y las demás formaban bloques de piedra que poco a poco tomaban la forma de un castillo el cual ya había visto mucho antes, no creería que fuera el templo del maestro vampiro.


-soy un poco más que eso. Exclamo burlonamente



Ahora veía la gran puerta de madera gris que una vez vi ya hace un tiempo cuando aún era solo una inocente mujer desconocedora de su aterrador futuro. Mire al cielo y si, era como lo recordé la primera vez que lo vi pero, estaba completamente detenido, ninguna nube se movía  incluso algunas mariposas que aun volaban cerca de unas flores silvestres estaban detenidas en el aire, camine aferrada a mi espada y si, era el valle que se encontraba antes del templo, me agache para sentir los pétalos de las flores que crecían alrededor del templo solo para sentir si aún estaba viva; Volví a mirar la puerta caminando con timidez alzando mis brazos para abrirla aunque ella misma se abrió crujiendo, di algunos pasos mientras lo que quedaba de mi armadura crujía, agarre fuertemente mi espada adentrándome  otra vez en este templo.



-¿de qué tenéis miedo? No os voy a morder aunque en realidad quiero y no podéis detenerme



-¡muéstrate! Grite



-¿Por qué alzáis la voz? Vas a asustar a mis niños



-¡no juegues conmigo! ¿Qué quieres de mí?- exclame con fuerza



-solo quiero hablar, en nada me ayudáis muerta.



Camine desconfiada por ese oscuro pasillo en el cual apenas se podia ver la neblina que cubría el piso y después de varios pasos la puerta se cerró; en la total oscuridad las antorchas se encendieron pero no me sorprendía ya había visto este poder antes.



-tranquila que veréis  aún más.



Las paredes se cristalizaron y ante mi asombro miles de estrellas se movían alrededor del pasillo, y no solo estrellas se dejaban ver, también a lo lejos muchas galaxias con millares de estrellas que giraban alrededor de ellas aparecían una a una; seguí caminando y tanto la alfombra que pisaba como la neblina que congelaba mis botas poco a poco también se desmaterializo, solo estaba  la siguiente puerta esperando a ser abierta.



-la verdad, la verdad, las verdad, ohh si… sabrás la verdad de las medias verdades que has escuchado y as adquirido con los milenarios conocimientos que rechazas en tu mente, ven te estoy esperando. Dijo solemne



Camine con miedo pues no sabía si con el próximo paso caería en la inmensidad del universo que giraba alrededor de mí, cuando por fin agarre la puerta, la abrí y poco a poco la biblioteca de los vampiros se mostró, voltee mi mirada y el pasillo ya estaba como al yo entrar, era como si ese universo jamás hubiera existido.



-deja la timidez y pasa.



Camine sin decir nada y lo vi, al maestro de maestros sentado con las piernas cruzadas y con un libro en la mano, él sonreía mientras me acercaba a él, y a cinco pasos el subió la mirada, me mostro su sonrisa y por supuesto vi sus inquietantes colmillos.



-¿Por qué estoy acá? Le pregunte



-Preguntas y más preguntas ¡alégrate de que ya las se todas! y os diré lo que necesito que sepáis. Dijo al dejar el libro a un lado



Al instante llegaron dos niños corriendo, ambos sostenían unos libros  llegando a nuestro lado, colocando los libros al lado del maestro vampiro, respiraron un poco y uno de ellos se quedó mirándome fijamente



-¿Quién es la linda señorita? Dijo tímidamente



-es una visita hijo mío y estamos hablando de cosas de mayores.



En ese momento me sonroje un poco, después de que conocí este mundo nadie me había hecho un cumplido tan sincero así que para omitir mi pena saque la cinta azul y me dedique a amarrarme el cabello.



-¿Quiénes son estos niños? pregunte al terminar de ajustarme la cinta y caminar un poco para volver a ver las infinitas librerías y el libro de los iniciados a lo lejos


-Me gusta esa cinta ¿me la podrías regalar? Dijo el niño mientras jalaba mi capa con timidez


Me voltee viendo con rareza a estos niños pues ¿Qué niño podría considerar este sitio como su hogar? No lo sé, pero no es mi trabajo saber estas cosas; Ahora solo busco darle una excusa para no darle mi más grande tesoro


-no puedo, es un gran recuerdo de….



-¡tú los conoces! interrumpió sonriente



-¡nunca había visto a estos niños! Respondí con incertidumbre


-miradlos bien… y sabrás quienes son. Dijo mirando al niño que pidió mi cinta



Me quede mirándolos un rato pero no tenía idea de quienes eran, uno tenía el cabello blanco con algunos tonos grises y el otro tiene el cabello negro, les vi sus sonrisas hasta que…mire sus ojos. Con profundo terror vi que el otro niño tenía los ojos amarillos con el iris en forma de cruz, y el otro tenía los ojos rojizos.



-¡no puede ser! Este es Sirrah y el…él es… ¡Araxiel!



- ¿por fin os diste cuenta? dijo sonriente



- ¿Quién es Araxiel? Pregunto el niño



-no es nadie, te confundió con un conocido. Exclamo



Poco a poco mis ojos se fueron humedeciendo, me agache frente al niño y le acaricie la cabeza y el rostro con una sonrisa llena de nostalgia en el momento que por fin mis lágrimas salieron recorriendo mis mejillas, no podía creer que la infantil imagen de Araxiel estuviera frente a mí con esa tierna, cálida y esperanzadora sonrisa.


-te tengo un regalo. Le dije.



Agarre la cinta que amarraba mi cabellera dejando que esta callera, agarre su mano y le di la cinta aferrando fuertemente su tierna mano, mientras lloraba le di un beso en la frente y le pedí que se cuidara.



-¿Por qué estas llorando?



-por nada niño, cuida de esta cinta porque siempre ha sido tuya. Le dije mientras las gruesas lágrimas llegaban a mi boca sonriente.


-hijos míos dejadnos solos ya han estudiado lo suficiente hoy.


Al instante ambos sonrieron mirándose a las caras, agarraron los libros que trajeron y se fueron corriendo de la biblioteca.



-ahora que estamos a gusto os diré la verdad del universo.



Como paso en el pasillo, así paso en esta biblioteca, las mesas, las sillas, los estantes, las paredes y todo lo que conformaba este salón se esfumaba como polvo  poco a poco mientras el maestro se levantaba.



-yo soy más que el maestro de maestros, pero antes os diré sobre el convenio de las deidades.

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