miércoles, 28 de enero de 2015

El Mundo del Equilibrio - Capitulo 11 - El Fin del antiguo arcangel

El final del antiguo Arcangel

¿Cuánto tiempo he pasado entre estas ruinas? Si no fuera porque los años me parecieran días diría que he estado acá por unos cuantos años. Aquí prácticamente comenzó el descenso de esta existencia humana, pero… siempre me gustó el trono de ese hombre al que adoraban como el vicario de un dios.

¡sí! Es placentero ver  las ruinas de los frescos donde el ser humano trato de expresar la majestuosidad del plano al que llamaban cielo, pero sinceramente, el cielo que se ve entre las enormes grietas de esta capilla es más hermoso que estos frescos.

En el pasado me gustaba venir acá y maravillarme con la inocencia humana ¿así piensan que es el plano de la luz? Bahhh, estos humanos no tienen ni idea de cuan bello es el laberinto que custodia la entrada a ese verdadero plano más… ¿Por qué pienso estas cosas? Si… ya lo recuerdo… solamente estoy divagando; tratando de no hacerle caso a esos dos que están en la entrada de la capilla Sixtina.

-¿a qué se debe el honor de verlos  juntos a los dos?-

Trataba de no pensar en lo que sucedería mientras me reía de aquellos dos dragones, al momento que estaba resegado sobre el trono papal viendo al cielo. Mas ellos no decían nada, eran como dos sombras que se dejaban ver por el ínfimo sol que aún no ha empezado a convulsionar

Pero así pasaron más de dos horas. No decían ni una palabra pero tampoco se movían, es más pareciera que nunca respiraran, y esa distancia que nos separaba me daba la sencilla esperanza de escaparme de esos dos pero ¿podría hacerlo? No lo sé, solo estaban parados en esa entrada y su presencia me hervía la sangre

-¿Qué diablos hacéis vosotros dos hay parados?- grite mientras me sentaba cruzando las piernas

Mas su silencio era sepulcral.

-¿Qué hacéis los perritos falderos de ese desgraciado padre de dos seres que sois  siquiera capaces de hablarme?… veo que vosotros sois unos mal educados

-¿sois Uriel? Dijeron al mismo tiempo

-¿Por qué preguntáis algo si sabéis la respuesta?

-¿el Principal os ha llamado? Dijo Apep secamente

-¿y que quiere él? ¡ya cumplí con mi destino! Es más, traicione a mi padre ¿Qué más quiere? Solo… ¡dejadme solo!

-Padre desea quitaros la vida- exclamo Typhon

Aunque estos dos dragones hablaran era como si no lo hicieran, ni siquiera se mueven sus labios, solo estaban en esa entrada, como una mancha negra imposible de quitar, eran como la oscuridad del universo, y sus voces eran aún más profundas que este infinito universo.

El antiguo Uriel volvió a sentarse en ese trono que era iluminado por la luz rojiza que atravesaba las gritas de la capilla Sixtina

-si vuestro padre quiere matarme ¿Por qué no viene el mismo? No quiero perder mi tiempo hablando con vosotros así que decidle esto al Principal… díganle que venga y que me lama el culo… ¿Qué? ¿No les gusto? Ahhh si es verdad vosotros no os molestáis con nada…

El silencio reino por unas horas más pero Typhon y Apep seguían inmóviles y ya poco a poco la luz rojiza que iluminaba al antiguo Uriel se desvanecía


-¿Por qué no os retiráis? Vuestra presencia no es bienvenida… ¿Por qué no me matáis vosotros? Ahhh se me volvió a olvidar… sois incapaces de desobedecerle- con esto Uriel siguió riendo mientras su mirada se perdía en el cielo agonizante

-aceptamos vuestra propuesta- exclamaron al unísono

Sus cuerpos se convirtieron es una oscura masa que cubría el techo de la capilla y así sus  esencias atravesaron a al Maestro vampiro como lanzas. Una a una atravesaron el cuerpo de Uriel lenta y dolorosamente, pero, el seguía sonriendo mientras de su boca salía un hilo de sangre así como las de sus heridas que  fueron acumulándose en el suelo creando un gran charco de sangre.

-hasta el sabor de i sangre es exquisito-

Estas fueron las últimas palabras de ese arcángel desterrado por obedecer a sus padres. Pero a la final ellos lo traicionaron a él aunque obedeció sus deseos hasta la última palabra.


Sus ojos rojos como un infierno se desteñían suavemente  al igual que el rojo del cielo, sus brazos perdieron su fuerza y se desplomaron hacia el suelo y por fin luego de eones de tiempo el, empezó a sentir la paz y antes de que sus pupilas se dilataran… le sonrió por última vez al cielo

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